22.11.17

Son como puertas que se abren a otras dimensiones del pensamiento.

FASCINANTES MICRORRELATOS PARA IMAGINAR Y SOÑAR


Existen muchos microrrelatos para imaginar y soñar. Lo más fascinante es que una buena parte de ellos son cuentos en el sentido estricto de la palabra. Tienen introducción, nudo y desenlace. Personajes, espacio y tiempo. Todo condensado en unas pocas frases.

Son muchos los grandes escritores que han hecho microrrelatos para imaginar y soñar. En un abrir y cerrar de ojos nos transportan a un mundo de ficción para dejarnos asombrados con finales ingeniosos y desconcertantes. Son unos verdaderos magos de la palabra.

Los microrrelatos para imaginar y soñar son un bálsamo para la mente y para el corazón. Nos invitan a mirar desde otro punto de vista. Cumplen con esa función que tiene el arte de dar una óptica nueva a situaciones conocidas. Te presentamos una breve colección de esas pequeñas joyas de la literatura.
Dios todavía no ha creado el mundo; sólo está imaginándolo, como entre sueños. Por eso el mundo es perfecto, pero confuso”.
-Juan José Arreola-

1. ¿Quién sueña a quién?

El siguiente es un maravilloso microrrelato de Ana María Shua. Dice así: “Despiértese, que es tarde, me grita desde la puerta un hombre extraño. Despiértese usted, que buena falta le hace, le contesto yo. Pero el muy obstinado me sigue soñando”.

Esta historia nos ubica en el umbral de lo real. Hace que desaparezca la delgada línea que hay entre estar dormido y despertar. Es uno de los relatos para imaginar y soñar, precisamente porque abre de hermosa manera el mundo de lo onírico.

2. Uno  de los mejores microrrelatos para imaginar y soñar

Hay una tesis de doctorado en literatura dedicada a este pequeño cuento de Jorge Luis Borges. Es, de verdad, extraordinario. Dice: “En Sumatra, alguien quiere doctorarse de adivino. El brujo examinador le pregunta si será reprobado o si pasará. El candidato responde que será reprobado…
Lo que hace Borges aquí es jugar con la lógica y crear una paradoja con enorme ingenio. La propuesta es fascinante, porque pone a los personajes y a los lectores en una encrucijada. No se sabe cuál de los dos involucrados en la historia está jugando con cuál.

3. El problema del ciego

El siguiente es uno de los muchos microrrelatos para imaginar y soñar que nos ha regalado Alejandro Jodorowsky. Dice lo siguiente: “Un ciego, con su bastón blanco, en medio del desierto llora sin poder encontrar su camino porque no hay obstáculos”.

En este caso también se nos plantea una paradoja. El ciego debe esquivar los obstáculos para poder avanzar. Son una barrera para él, pero también constituyen un punto de referencia. Descubre esto solo cuando desaparecen.

4. El desamor, un tema eterno

Los cuentos de amor siempre tienen desenlaces inesperados. Al menos, los buenos. En este microrrelato de Gaspar Camerarius, que está a medio camino entre la poesía y la narración, aparece muy bien dibujada la marca del desamor. Dice: “Yo, que tantos hombres he sido, no he sido nunca aquel en cuyo abrazo desfallecía Matilde Urbach”.

Se podría decir que resume toda una vida en un par de frases. Sintetiza la idea de los múltiples cambios que hay en la existencia. Somos uno y somos muchos: todos los que hemos sido. A la vez, introduce una falta, una carencia determinante. Se ha estado en muchas pieles, menos en aquella del que ha sido amado por alguien en especial.

5. El huérfano y su pedido

Lo más extraordinario de todos estos microrrelatos para imaginar y soñar es la forma de introducir un quiebre en la lógica cotidiana. Con enorme gracia nos muestran que hay aristas de la realidad que la relativizan.

Esto se aprecia en esta simpática mini historia de Carlos Monsivais: “Y luego, había el niño de nueve años que mató a sus padres y pidió al juez clemencia porque él era huérfano”. En este relato se entrecruzan dos realidades que son coherentes en un plano y contradictorias en otro. El asesino se presenta como víctima. Y lo es. Sin embargo, principalmente es víctima de su propio acto.

Los microrrelatos para imaginar y soñar están ahí para que los disfrutemos. Son como puertas que se abren a otras dimensiones del pensamiento. Su principal valor está en que nos llevan a mirar todo con otros ojos. Un bello fruto de la inteligencia, la sabiduría y la sensibilidad.





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