He aprendido a ver
más allá de mis ojos. He aprendido a ver sonrisas en un rostro hierático y
serio, dolor en una mirada fría y distante. He aprendido a ver tristeza en una
mirada agresiva, he aprendido a ver amor en una mirada de odio!
Quizás porque ese
odio, ese sufrimiento, ese dolor o ese amor los he sentido yo antes! Y aprendí
a sentirlos al fin… y a verlos desde fuera, tal como mi espejo me veía a mí,
camuflado. Y aprendí a verlos en los demás, al fin y al cabo reflejos de mí
mismo y de lo que dice mi corazón, aunque a veces sea en silencio…
Y te vi como a mí
mismo rabioso ante las injusticias de la vida, impotente ante las desgracias
propias y ajenas y ante el dolor, rebelde ante las circunstancias adversas.
Quizás por todo eso te comprendo y te quiero, hagas lo que hagas. Porque tú
eres como yo, pero tal vez aún no te has enterado! Y te invito desde aquí a
descubrirte, a conocerte a fondo. Detrás de tu personaje ficticio, te
reconocerás a ti mismo y te darás cuenta de lo que siempre has sido y serás,
porque eres lo que sientes. Y cuando lo logres, entenderás muchas miradas a tu
alrededor, que hoy juzgas como amenazantes y distantes. Y verás que no hace
mucho, también eran así las tuyas con quienes quizás deseaban darte amor,
aunque no supieran hacerlo!
Y verás que este
mundo no está hecho de buenos y malos, sino de personas que llegan antes o
después a ser ellos mismos. Y quizás tú has llegado antes que quien ahora
te da miedo. O después… y verás que es un simple compañero en esta vida, en la
que todos día a día aprendemos. Y dejarás de juzgar, de sentirte sólo aunque
estés acompañado, de sentirte siempre acompañado, aunque estés sólo. Porque a
los demás te une el corazón, ni más ni menos. Unos abiertos con amor y otros
cerrados, por miedo. Pero antes o después, en el preciso momento, te
encontrarás con todos ellos y compartirás sin saberlo lo mejor de ti mismo y tu
vida entera.
Lástima o qué
fortuna que para aprender esto sea necesario vivir lo suficiente y aprender de
ello. Lástima o qué fortuna esos ensayos prueba-error que con diferentes
personas tuviste que vivir y compartir, para ahora darte cuenta de que todas y
cada una de esas personas de tu vida pasada te dio siempre lo que supo o pudo
darte, sin más. Amor disfrazado de odio o de miedo, miedo disfrazado de amor
imperfecto, de indiferencia o simplemente de doloroso silencio.
Quizás sea mi
intuición -a la que cada día más hago caso- o, simplemente, sea un talento que
al fin utilicé. No lo sé! Pero esa intuición me permite ver las cosas con una
visión muy clara y encontrar a todo lo que pasa en mi vida su profundo sentido.
Alguien me dijo hace un tiempo que tengo el don de llegar al alma de las
personas, incluso antes de que éstas lo hagan, por sí mismas. Tal vez ahora
estoy apenas aprendiendo a utilizar este don a favor mío y nunca en contra de
los demás, como muchas veces hice antes, sin saberlo! Y es que la verdad es lo
que ve mi corazón a través de la intuición… pero no siempre estamos preparados
para aceptarla tal cual es, tal como llega…
He aprendido a ver
con el corazón muchas pequeñas señales que suceden a mi alrededor, que otros
muchos no ven, solo con sus ojos. He aprendido a saber que eso es así y que es
un privilegio que todos tenemos… pero muchos no manifiestan. Seguramente mi
único mérito es haber perdido el miedo a ver desde dentro y a vivir según lo
que veo con el corazón abierto. O solo miro el miedo de cara… y eso es
suficiente! He aprendido que, cuando tienes miedo, es que algo está llegando a
tu corazón y éste se siente vulnerable. Pero también he aprendido a ser
vulnerable y aceptarlo, porque eso es precisamente lo que me hace fuerte. He
aprendido que perder el miedo a la vulnerabilidad y a la fragilidad es lo que
me hace valiente!
También he aprendido
que no veo nada que los otros no puedan ver, si quieren, a su debido momento.
Nadie es tan especial como pensamos! Todos tenemos corazón, aunque lo que nos
hace diferentes -ni mejores ni peores- es lo que hacemos con él, cómo nos
afecta su sutil dictado. Y también he aprendido que cada cosa en la vida tiene
su tiempo oportuno. Despertar el corazón o dejarlo dormido! Y que no soy nadie
para despertar un corazón que yace dormido, a no ser que quiera ser despertado
y me lo pidan. No puedo hacer ver algo que el otro no desea o no se atreve a
ver, mi respeto por su libertad es más importante que mi necesidad de
ayudarle cogiéndole la mano, aunque sea por amor. He aprendido que uno ama,
cuando está realmente preparado para hacerlo y eso pasa cuando sientes la paz
en tu interior, nunca antes ni por azar, siquiera…
He aprendido que aún
no sé nada de la vida, que solo se aprende viviéndola, sin renunciar a algo que
ésta nos proponga. Y que nunca has aprendido lo suficiente, sino que vas
aprendiendo día a día, hasta el final de tus días. Y que cada nuevo episodio de
tu vida tiene un escenario y un momento determinados, pero siempre oportunos.
Ni antes ni después de cuando estés preparado. Y que prepararse no es más que
haber soltado lastre y poder ya ir con el corazón al fin abierto. Y que la
intuición no es más que el susurro de un corazón que se manifiesta y al que es
difícil contradecir. Y que, contradiciéndolo o renunciando a lo que él dicta,
uno sufre porque tiene miedo. Y que con miedo no hay amor que pueda
manifestarse… y que de eso está nuestro mundo lleno…
Y he aprendido que
el mundo no es más que la suma de nuestros pensamientos, sentimientos y
acciones. Y que es justo el siempre difícil equilibrio entre el amor y el
miedo. Y que solo hay una manera de cambiar el mundo, que es cambiando uno
mismo y aprendiendo a ir con el corazón bien abierto! Y que esto solo es
posible sabiendo qué es el miedo antes y mirándolo de cara. Y sin renunciar al
miedo, dejar que sea el amor quien lo venza, día a día. Porque he aprendido que
el amor vence cada vez que no permito que me domine el pasado o el futuro, los
demás y el mundo o, simplemente, cuando no renuncio a ser, pensar y sentir, por
mí mismo y desde el corazón…
Quizás después de
todo, he aprendido a aprender y que a eso venimos a este mundo, en el que todo
está siempre por hacer, esperando a que yo abra mi corazón y lo cambie, desde
dentro y en silencio!
Escrito por Miguel Benavent de B
Escrito por Miguel Benavent de B
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