¿TODAVÍA NO TE HAS DADO CUENTA?
Eres un ser valioso pero todavía no te has dado cuenta.
Y hasta que tú no lo veas, muchos lo verán, pero sus
palabras no calarán en ti. A veces, incluso escuchar cómo te definen con
palabras hermosas y te miran con admiración y cariño te dolerá mucho. Te
salpicará de angustia y te parecerá una broma pesada. Puede que te enfades
porque digan cosas amables de ti cuando tú no las ves, y que te escondas y te
avergüences.
A menudo, se siente una gran desolación y soledad cuando te
dicen lo maravilloso que eres y tú solo ves tu presencia insuficiente,
insignificante.
De nada sirven otras palabras si no las hacemos propias, si
no las habitamos. De nada sirve que te pongan mil nombres hermosos ni que te
califiquen con adjetivos maravillosos si no los conviertes en verbo, si no te
los crees y los traspasas… Si no llegas hasta el fondo de ti mismo y te miras
con otros ojos y te ves de verdad.
Nadie nos cura si no queremos curarnos. Nadie nos saca de ese miedo que tenemos a veces a vivir lo que nos ha tocado vivir
Nadie nos puede decir nada si no queremos escuchar. Si no
estamos dispuestos a escucharnos y sentir qué nos falta de verdad, qué buscamos
entre el marasmo de pensamientos que cada día nos acuchillan el pecho y nos
taladran la mente.
Nadie nos ayuda si no nos queremos dejar ayudar, si no nos
ayudamos a nosotros mismos.
Nadie decide por nosotros si no decidimos.
Nadie lleva nuestro peso si nosotros nos resistimos a
soltarlo, a dejar ir lo que nos sobra y nos somete, a decir basta a los
sucedáneos y quedarnos con lo que nos llena de verdad.
Nadie nos repara si no nos reparamos.
Nadie nos da lo que no queremos recibir, lo que no nos
damos…
Los demás pueden estar y acompañar. Pueden compartir. Pueden
mirarnos y recordarnos que nos aman, que les importamos, que formamos parte de
su mundo y que quieren que nos quedemos en él un rato o una vida.
Nadie nos puede amar si no dejamos que nos ame, si nos
obsesionamos con no sentir, no merecer, no querer ser queridos ni deseados…
A veces, lo que nos asusta no es llegar, es quedarnos.
Estar. Seguir adelante y estar a la altura.
A veces, huimos de lo bueno y lo hermoso porque nos da mucho
miedo que en realidad no nos pertenezca, que se nos escape o sea efímero.
Hay muchas, muchas personas que tienen miedo a ser felices
por si dura poco, por si se les escapa esa felicidad y se acostumbran a ella y
luego, cuando el momento pasa, se vuelven locas de dolor.
Porque pensamos que la felicidad es ese momento en la
montaña rusa de alegría cuando consigues lo que deseas, cuando en realidad son
todos esos instantes en que estás contigo y estás bien sin tener que conseguir
nada concreto.
No es un objetivo, no es un resultado, es una forma de vivir
y de pensar de otro modo.
Una manera de verse a uno mismo sin tener que buscar más, ni
esperar nada, pero sintiendo que somos capaces de lo más hermoso.
Nadie nos hace felices si no lo hacemos nosotros, si no nos
dejamos… Los demás solo nos acompañan en esa felicidad descubierta muy dentro y
pueden compartirla.
A veces, nos pasamos la vida intentando salvarnos del mundo
cuando en realidad solo nos tenemos que salvar de nosotros mismos… De ese
«nosotros mismos» que se piensa mal, se trata mal, se regatea y valora a la
baja…
No importa cuánto te digan lo maravilloso que eres, cuánto
te quieran y te valoren, necesitas darte cuenta tú. Eso lo cambia todo.
¿Todavía no te has dado cuenta?
Mercè Roura
https://mercerou.wordpress.com/2022/07/18/todavia-no-te-has-dado-cuenta/
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