¿EL AMOR DA SENTIDO A LA VIDA?
El amor ha creado grandes obras a lo largo de la historia:
desde monumentos, hasta canciones y poesías. Pero ¿cuál es su sentido?
El amor es un sentimiento inefable e inexpresable, por ello
cuando nos referimos a él no tenemos una definición precisa. Por el contrario,
nos encontramos con metáforas e ideas que intentan representarlo. Las emociones
que suscita nos llevan a la discusión de si el amor da sentido y
significado a nuestra existencia.
En principio, el amor es descrito como uno de los sentimientos más extraordinarios que experimenta el ser humano. Su forma más habitual son las relaciones de pareja, las cuales no escapan de ser determinadas por la cultura.
El amor, ¿tiene un sentido?
Amar y ser amados son dos sentimientos que anhelamos en
algún momento. En parte, ese deseo proviene de nuestra propia historia
cultural, en donde el amor adopta diversas formas para relacionarnos entre sí.
Sin embargo, ¿será que detrás de esta búsqueda se encuentra un sentido mucho
más profundo?
Erich Fromm en su libro El arte de amar, nos dice que el amor es
el impulso más poderoso que existe en el ser humano. Más aún,
representa una fuerza que tiene la capacidad de sostener la existencia entera.
Ahora bien, podríamos preguntarnos ¿por qué deseamos amar?
La respuesta que da el filósofo alemán a esta pregunta es
que deseamos amar para superar nuestra condición de recién llegados al mundo.
Cuando nacemos, somos un individuo enfrentado a una realidad desconocida.
Carecemos de herramientas para sobrellevar esta soledad. Por ello, quienes nos
acogen, nos enseñan una primera forma de amar: el amor filial.
De modo que, el sentido del amor se encuentra en la necesidad de superar el estado de soledad
en el que nos encontramos. A pesar de ello, recuerda Fromm que
se trata de un poder que preserva nuestra individualidad e integridad. Es
decir, la frase «somos uno» se mantiene si, en la unión con otro, nos
preservamos a nosotros mismos.
El ser humano, en su búsqueda de sentido, se encuentra
con el amor
El psicólogo y filósofo Viktor Frankl señala que el sentido de la vida se encuentra más allá de nuestra
experiencia cotidiana; en específico, se halla en los
verdaderos valores. ¿Cuáles son estos? Aquellos que dignifican al ser humano.
El hombre, en su búsqueda por el sentido de su vida, da con
uno de los valores más fundamentales: el amor. De esta manera, experimenta un
sentimiento profundo al encontrarse con otro ser humano.
Este trasciende aspectos físicos y de carácter. Así, el
amor verdadero que da significado a nuestra vida se dirige hacia la persona
misma del ser amado, es decir, ve al otro como un ser único e
irrepetible.
El amor es un arte
Como todo arte, el amor requiere de teoría y práctica. Al
respecto, un análisis sociológico de Fernández Villanueva destaca que el amor es una creación producida por los
amantes. En otras palabras, son los involucrados en el
vínculo amoroso quienes construyen con un otro su forma de amar.
Asimismo, en esa construcción se produce un saber específico
el cual tiene que ver con las estrategias para conseguir el amor. Son bastante
conocidas por nosotros: técnicas de seducción, prácticas para maximizar el goce
y métodos para mantener las relaciones.
De esta manera, amar no solo da sentido a nuestra
existencia, también es un arte con sus sentidos y técnicas propias. Cada una de
ellas es singular respecto a las personas implicadas en la relación amorosa.
Esto quiere decir que cada amante busca su propio arte para amar.
Aspecto social y cultural del amor
Un estudio publicado por la Revista
de Motivación y Emoción precisa que el amor pasional se encuentra en
la mayoría de las culturas. Esto nos da la pauta para afirmar que el amor es un sentimiento transcultural, es
decir, que va más allá de las fronteras. No obstante, los valores
de una cultura determinada pueden influenciar sobre las creencias que se tiene
sobre el amor.
Así, aquellas culturas caracterizadas por la autonomía y el
individualismo valoran los sentimientos amorosos. De esta manera, ello se
convierte en un prerrequisito a la hora de establecer vínculos amorosos.
En cambio, las culturas colectivistas se caracterizan por
otorgar gran importancia a las decisiones familiares y las normas. En estas, el
amor no es un requisito para elegir al compañero de vida; se valora un tipo de
amor más amistoso y práctico.
¿El amor es lo mismo que una relación de pareja?
Esta pregunta es muy interesante, ya que solemos asociar el
amor con las relaciones de pareja. Referente al tema, un trabajo compartido en
la Revista de Psicología Iztacala manifiesta que esta
simetría no es del todo certera. Más bien, las relaciones de pareja son
un tipo de vínculo humano. Por su parte, el amor es uno de los elementos
de la relación, pero no es el único.
De modo tal que las características de las relaciones de
pareja dependen de la cultura en la que se encuentran. Por eso, podemos afirmar
que el amor romántico depende de
la cultura en la que estén inmersos los sujetos. Así
considerado, las formas de amar no son universales.
En este contexto, podemos nombrar cuatro pilares sobre los
que se cimentan las relaciones de pareja:
- Compromiso: se refiere a la responsabilidad e
interés que mantienen los amantes con el fin de preservar su relación en
el tiempo.
- Intimidad: es el apoyo afectivo, la confianza,
seguridad y posibilidad de conversaciones personales y profundas entre la
pareja.
- Romance:
son acciones que culturalmente demuestran interés y generan atracción.
- Amor:
considerado como un sentimiento de naturaleza biológica.
El amor como fuente de bienestar
Nuestros sentimientos en la relación determinarán el nivel
de bienestar que esta produce. De tal forma, los vínculos en los que predomina
la satisfacción, los afectos positivos y maneras eficaces de resolución de
conflictos generan mayor bienestar.
Por otro lado, las conductas inadecuadas y los procederes
agresivos de comunicación tenderán a generar malestar en la relación. Se suman
los celos, la dominación y la posesividad. Uno podría pensar que eso no es el
amor, pero son tipos y manifestaciones del mismo.
Entonces, son la comunicación, la confianza, la
intimidad y la pasión las que determinan el bienestar en las
relaciones de pareja.
¿Es verdad que el amor todo lo puede?
Si bien es cierto que el amor es una fuerza que le da significado
a nuestra existencia, esto no es a cualquier costo. Existen límites en
el amor. Cuando el otro afecta mi integridad, mi dignidad y mi felicidad,
en ese momento, deberíamos poner un freno a la relación. Sea esto para terminar
o revisar qué se puede cambiar y que no se sobrepasen los límites.
Vale la pena preguntarnos: ¿La persona que amo, aporta
bienestar a mi vida? ¿Cómo equilibramos, de manera conjunta, nuestras metas e
intereses? Cuestionar los vínculos amorosos es beneficioso para el bienestar
propio. No hay que olvidar que primero estamos nosotros y después el otro.
Cuando el amor pierde sentido
Como dijimos, el amor no lo puede todo. Su sentido se ve
desvanecido cuando no me quieren, la autorrealización es obstaculizada y hay vulneración de
principios.
Mendigar amor no es
una opción. Tampoco lo es si me veo obligado a renunciar a
mi propia realización personal. Esto empequeñece la existencia y afecta al
desarrollo de nuestras capacidades y fortalezas; las mismas son necesarias para
crecer como seres humanos.
Además, debemos proteger nuestra dignidad personal. Esta se
refiere a sentirnos valorados, honrados y respetados. Hay que recordar que los
seres humanos somos valiosos en y para nosotros mismos. Al convertirnos en un
instrumento y perder autonomía, afectamos nuestra dignidad.
Amor, sentido y sociedad
Amar, entonces, tiene un doble sentido: por un lado, nos
aleja de la soledad en la que nacemos y por otro su potencia invade nuestra
existencia para darle valor. En un mundo en donde los sufrimientos y las
complicaciones son moneda corriente, el amor viene a darnos una razón por la
que vivir y luchar.
No obstante, su sentido está atravesado por la cultura y las
formas de relacionarnos no escapan de ella. En este aspecto, el amor es también
construido en lo social.
No olvidemos que este sentimiento no es superpoderoso. Debemos estar atentos para poner
los límites necesarios en nuestras relaciones con otras personas.
El amor nos puede proporcionar bienestar, pero también enturbiarnos la
existencia.
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