LA VIDA SE VA MIENTRAS SUEÑAS CÓMO VIVIRLA
La vida se va. No te das cuenta, pero se escapa.
Se desvanece por el sumidero de tus miedos mientras inventas
excusas para seguir esperando que algo pase y ponga en marcha el mecanismo que
lo activa todo. El mecanismo solo lo pones en marcha tú y, a veces, no es
haciendo nada sino dejando de hacer o diciendo no a algo que te destroza por
dentro.
Se cuela entre las facturas pendientes y el temor por no poder pagarlas. Se filtra entre las expectativas rotas y los amores falsos que parecían tan auténticos que solo con pensarlos duelen con demasiada intensidad.
La vida se pierde esperando trenes y tomando cafés que
esperamos que nos den el empuje para tener esas conversaciones complicadas que
postergamos. Se consume mientras miramos la pared tragándonos las lágrimas para
no reconocer que nos han roto por dentro y nos hemos dejando romper. Mientras
esperamos ese mensaje de whatsApp que nunca llega que nos haga seguir creyendo
que importamos.
La vida se rompe en pedazos, se cae al suelo y va rodando
hasta la casa del vecino mientras tú esperas tener fuerzas para vivirla.
Mientras buscas el valor para atravesar tus miedos, que se hacen enormes y se
montan sucursales en todas las facetas de tu vida. Mientras te crees uno de esos
pensamientos catastróficos que te mienten e insisten en recordar que no vales
nada.
La vida se despeña por el barranco del «qué dirán» o el «es
que no me atrevo» y se nos pierde de vista cuando dejamos pasar los días y los
meses sin dar respuesta a las preguntas pendientes. Cuando sabemos que algo nos
espera para poder empezar o acabar y decidimos no decidir.
La vida se parte en dos cada vez que miramos a otro lado y
no elegimos camino, porque es imposible no elegir en realidad. Porque cada vez
que eludimos tomarle las riendas y responsabilizarnos de ella, estamos
dibujando un escenario nuevo y empezando a caminar por él. Es el camino de no
quise, no supe, no me dio la gana, no tuve fuerzas, me venció del miedo, no me
interesaba suficiente ni para dar la cara y decir que no.
En cada esquina hay una nueva encrucijada que nos permite
elegir si bailamos o nos quedamos en un rincón soñando y escuchando la música
viendo bailar a otros. Si somos líderes o seguidores, si somos nuestra luz o
nuestra oscuridad.
Porque la vida pasa de largo cuando no se la vive y dibuja
nuevas oportunidades una y otra vez. Nunca se demora para esperarte. Si no
escoges tú, lo hace ella por ti. Si no la surcas, te surca. Si no la devoras,
te devora. Si no la vives, te vive.
La vida se va mientras sueñas cómo vivirla.
Mercè Roura
https://mercerou.wordpress.com/2023/08/28/la-vida-se-va-mientras-suenas-como-vivirla/
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