DIME CÓMO ACTÚAS Y TE DIRÉ QUÉ HAS VIVIDO
Tanto tú como yo como el resto del mundo somos distintos.
Tú llevas tu pequeña gran historia dentro, los otros llevan la suya y yo la mía, e
independientemente de conocerla o no, sentimos que la propia es mucho más real
que las demás. Lo que quizás no sabes es que la manera en la que actúas habla
mucho sobre lo que has experimentado.
Justamente, de forma inconsciente, magnificamos lo que hemos vivido y empequeñecemos lo que no: he comprendido conforme he ido creciendo que somos lo que hemos vivido y que, por eso, actuamos coherentemente con ello. Cuando sabemos lo que significan las cosas y los hechos es cuando realmente le damos el valor que tienen.
Me conoces cuando entiendes lo que llevo detrás
Por la misma razón por la que hablamos sin saber de muchos
de los temas sobre los que nos dan oportunidad, nos atrevemos a opinar sobre
las demás personas sin conocerlas. Es decir, hablamos, opinamos e incluso juzgamos porque
no lo hemos vivido, porque la situación no nos ha tocado la
piel a nosotros mismos.
Por todo esto, solo puedo saber quién es
alguien realmente si se desnuda conmigo y actúa con toda su esencia:
por encima de cualquier cosa su forma de comportarse, de hablar, de saber
situarte en determinadas situaciones, de cómo actúas, es la mejor manera que
tiene de enseñarme qué le forma como persona.
“Tú eres el resultado de ti mismo, no culpes a nadie
nunca, nunca te quejes de nadie ni de nada porque fundamentalmente tú has hecho
lo que quieres de tu vida” -Pablo Neruda
Lo cierto es que hasta cuando no hacemos nada nos ocurre
algo. Es algo así como que la vida
no nos da la oportunidad de no vivirla:
ella ocurre y si tú no le sigues, te arrastra. No podemos dejar de vivir
cosas y no podemos decidir que no nos ocurra nada. Lo que podemos hacer es
representar con nuestros actos nuestro aprendizaje: actúas y dejas que
te conozcan por ello.
La manera de actuar nos hace diferentes porque vivimos y
sentimos diferente
Para suerte o para desgracia de nuestra vida recordamos momentos
y situaciones que nos marcan para siempre y, acertadamente, son estos los que
cuando salimos de ellos o nos vemos obligados a salir, nos transforman. Esas pequeñas grandes cosas que nos señalan
un punto en nuestra historia son las que nos enseñan y las
que se han convertido en caminos de aprendizaje individuales.
“No importa lo que digas ni cómo te justifiques; eres lo
que haces. Tus comportamientos hablan por ti, te delatan, te señalan” -Walter
Riso
En muchas ocasiones estos caminos de aprendizaje dependen de
la voluntad y la garra que le consigamos poner a la vida, también a las
consecuencias de nuestros actos, a un poco de suerte y valentía, a algo de
ayuda externa. Sin embargo es eso lo que somos y en función de lo que somos, nos comportamos.
Este rasgo inherente se refleja muy bien en aquello de
que eres lo que haces y lo que piensas y si no son compatibles no eres
creíble. Es evidente que no, porque no podemos desprendernos de todo
eso que llevamos dentro, que nos hace diferentes y que solo podemos sentir de
una determinada manera nosotros. Nuestras emociones nos hacen únicos y la raíz de la que surgen
también.
La prudencia es una gran amiga
Las emociones de las que hablábamos son algunos de los
matices más delicados que tenemos por lo que, siempre que queramos acercarnos a
alguien y comprenderlo, la mejor herramienta es la prudencia. La prudencia para con los demás es tan
necesaria por aquello de que actúas poniéndote en el lugar del otro, cambiando
de perspectivas.
Nunca sabemos lo que podremos encontrar detrás de los demás
porque la mayoría de las veces nos quedamos en lo superficial de su comportamiento, sin querer darnos
cuenta de que hay más cosas que no
vemos y en lo que deberíamos fijarnos. Cómo actúas habla de ti, pero no
lo es todo.
Si llegamos más allá, si viéramos desde otras
perspectivas podríamos encontrar grandes personas que no creeríamos encontrar
en un primer momento. Esto es lo
bonito de encontrarnos sin buscarnos: conocernos, dejarnos ver y entendernos.
Saber todo lo que hemos vivido por separado, nos une.
“Si hemos nacido con dos ojos, dos orejas y una sola
lengua es porque se debe escuchar y mirar dos veces antes de hablar”
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