¿EL TREN PASA UNA SOLA VEZ EN LA VIDA?
Eso sólo les ocurre a las personas que no
tienen ninguna intención de acudir más veces a las vías. Acércate y verás.
Todo ocurre más
de una sola vez en la vida a no ser que lo pases por alto. Así de sintética es
la respuesta a una pregunta tan antigua como la memoria colectiva. Esta es la
emocionante y lógica destrucción de un mito literario (de tradición oral) que a
millones de personas a lo largo de la historia de la humanidad les coartó de
volver a intentar sus sueños.
La obviedad es
tan grande que un recurrente axioma de las Ciencias de la Información nos
vuelve a rescatar con una de sus frases clave: los árboles no te
dejan ver el bosque.
Lo hacen, lo evitan o lo pasan por alto. Esas son tres de las principales
caras de las pruebas que afrontan las personas en su existencia. Tres caminos
para tres actitudes ante las circunstancias de la vida. Así somos y así
estamos.
La clave está, como casi siempre, en lo que se pasa por alto (el
bosque). Las otras dos rutas surgen de intentar (hacer) y de prescindir
(evitar). Veamos las tres caras y sus resultados:
Lo hacen. Las personas actúan. Son el conjunto de acciones
que cada ser humano realiza en vida y que suceden en más de una ocasión. Se
producen por sustitución-repetición. ¿Ejemplos? Amas más de una vez
(sustitución), te sientes bien o mal en numerosas ocasiones (repetición). Lo
cierto es que afrontas esos retos constantemente y depuras los resultados a
través del ensayo-error. Esta dualidad confirma que las situaciones ocurren más
de una vez. Si yerras, repites hasta que te sale mejor. ¿Ejemplos? En la
infancia se ubican los más determinantes: aprender a andar, nadar, escribir,
leer…
Lo evitan. Las personas evitan. Esta segunda cara representa
el conjunto de aprendizajes adquiridos también a través de la cultura. Sin
utilizar la táctica del ensayo-error sabemos que existen acciones con
resultados dramáticos, generadores de errores fatales. Las acciones omitidas surgen de pruebas no realizadas. ¿Ejemplos? Si te lanzas al vacío
desde una altura determinada, te mueres. Esa prueba no la evita lo comprendido
mediante un libro, pero sí es de público conocimiento. Nunca vas a probar a
tirarte de una altura peligrosa, ni una ni dos ni tres veces (repetición), si
tu propósito es seguir viviendo.
Lo pasan por alto. Las personas pasan muchas cosas por alto. La mayor
parte de este “desliz” tiene su origen en el acervo popular. Tenemos tan grabada en nuestra
conciencia su “hipotético valor” que pasamos por alto su veracidad y lo aceptamos
por asentimiento popular una y otra vez (repetición).
El caso que nos
ocupa es para cada una de las personas de vital importancia en nuestras vidas.
Me refiero al título con el que comenzamos este viaje, a frases como “el tren pasa una sola vez en la vida”, que alcanza la categoría de
“deidad” para el pensamiento colectivo. Nada más alejado de la realidad. Pasamos por alto que esta acción es repetible (primera cara) a no ser
que la evitemos (segunda cara) u obviemos su existencia (tercera cara).
Queridos lectores:
Todo pasa más de
una vez y si se trata del “tren de la vida”, ocurrirá de esa forma si
únicamente te propusiste una vez acercarte a sus vías. Pasaste por alto que no es
cierto y decidiste no regresar junto a los raíles por los que discurre tu
locomotora (repetición-sustitución). Despierta, pues puedes
hacerlo. Ante los
trenes de la vida sólo hay que saber una cosa: Lo malo de las personas no es
que la primera vez suelan pasarse de largo (carácter decidido propio de la
juventud), sino que en la segunda, siempre se quedan
cortos (propio de la madurez). Mide las distancias,
acércate a la vía y coge tu tren. Él existe, únicamente lo
has pasado por alto. Buen viaje.
Felices días a tod@s
¿El tren pasa una sola vez en la vida? es ese recorrido por el raíl de tus sueños en la locomotora de la
palabra de Miguel Ángel Blanco
Martínez
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