Ten siempre presente que "Una demora no es una negación"
sin olvidar lo que nos dice la sabiduría perenne “La paciencia es un árbol de
raíces amargas, pero de frutos muy dulces”
La paciencia es una virtud que no poseen muchas personas.
Tenemos una gran dificultad en saber distinguir entre lo que
queremos y lo que necesitamos. El problema se agrava cuando esperamos que eso
se manifieste.
Nos ponemos nerviosos, dudosos, incluso temerosos, cuando no
vemos que lo bueno viene hacia nosotros tan pronto como pensábamos que lo
haría.
A veces hasta nos permitimos creer que alguien o algo puede
detenernos o hacer que lo bueno no venga.
Nos preocupamos, nos quejamos y a veces hasta perdemos la
esperanza. No podemos ver que nosotros mismos nos ponemos obstáculos. Nos
olvidamos del ritmo universal del desarrollo de las cosas y del orden que
impera en el cosmos.
Puede ser que no nos demos cuenta de la forma en que
nuestras dudas, miedos y pensamientos negativos sacan de raíz las semillas
positivas que sembramos. Por la sencilla razón que no entendemos que tenemos
ese deseo gracias a que existe la posibilidad de que se cumpla.
Debemos entender la virtud de la paciencia por dos poderosas
razones:
1.- Cada vez que deseamos algo con demasiada intensidad, nos
alejamos de ello.
2.- Cuando aplicamos una fuerza en una dirección, generamos
una fuerza de igual intensidad en sentido contrario.
Conviene no olvidar decirnos a nosotros mismos de vez en
cuando "YO TENGO TODO EL TIEMPO DEL UNIVERSO" Siempre tenemos algún
deseo y queremos que se haga realidad. Pero no sabemos esperar a que todo
llegue en el momento justo, ni antes ni después.
Nos invade la ansiedad, el apuro, y cuando aquello que
deseamos no llega, o se demora, pensamos que algo no deja que se haga realidad,
o sentimos que la vida quiere castigarnos negándonos aquello que anhelamos, o
que una fuerza poderosa y negativa aleja de nosotros el bien y obstaculiza
nuestra vida.
Tenemos el camino, en el horizonte brilla aquello que
deseamos y nosotros corremos para tratar de alcanzarlo, pero mientras lo
hacemos en ocasiones inconscientemente ponemos en el sendero todo lo negativo.
Entonces en ese apuro tropezamos y tropezamos y cuando al
fin nuestro deseo se hace realidad nos decimos que: "Todo nos cuesta
tanto"... "Llegar a la meta fue tan sacrificado"...
Y claro no es para menos, si en vez de ir caminando
aceleramos el paso, si dejamos la paciencia olvidada, en un costado del camino
y encima envueltos en nuestra propia angustia en lugar de darle luz a nuestro
deseo solo lo llenamos de miedo e incertidumbre.
Paciencia... es necesario tener paciencia.
Dejar que todo se cumpla y se realice en el momento
adecuado.
Tener confianza en nosotros mismos, en nuestro trabajo bien
hecho y esperanza en conseguir nuestros objetivos, eso hará que nuestros deseos
se llenen de energía positiva lo cual nos anima a sentir que todo es posible si
el trabajo y el esfuerzo por conseguirlo es el correcto.
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