BUSCA LO QUE TE EMOCIONE Y VIVIRÁS MEJOR
Y a ti, ¿qué te emociona? ¿Qué hace vibrar tu corazón e insuflar tu mente de ilusiones, proyectos y sueños que cumplir? Las personas necesitamos esos pequeños “subidones” de dopamina cotidianos para sentirnos vivos y avanzar.
Se cuenta que la poeta Emily Dickinson sentía pasión por
hornear pan. Adoraba el aroma de las masas recién hechas y, tras las diferentes
recetas que inventaba, iba también tejiendo sus primeros versos.
También fue llamativa una de las pasiones de Agatha Christie: la arqueología. De niña tuvo un sueño revelador, se vio a sí misma desenterrando ciudades antiguas y vestigios artísticos de épocas remotas. Desde ese momento, siempre tuvo fascinación por ese mundo.
Aunque si bien su vida tomó otras vertientes, a los 40 años
viajó hasta la antigua ciudad de Ur, en Irak, núcleo de la antigua Mesopotamia.
Deseaba pasar un tiempo entre ese mundo de arena, rocas y misterios bajo el
suelo. Fue allí donde conoció al amor de su vida, el reputado arqueólogo Max
Mallowan.
De algún modo, muchas de esas pequeñas cosas que nos
fascinan, emocionan y se convierten en pequeñas obsesiones, acaban dando paso a
grandes eventos en nuestras vidas. Hallar
lo que nos hace palpitar es lo que nos permite avanzar e incluso sentirnos autorrealizados.
Las personas estamos programadas para buscar experiencias
gratificantes. Esto nos permite encontrar sentido, motivación y placer a
nuestra existencia.
Una comida, una afición, una persona o un sueño. Las
personas necesitamos sentirnos motivadas en nuestro día a día.
Nuestro helado de chocolate cotidiano
La persona con
depresión arrastra consigo algo más que simple tristeza: está atrapada en
una anhedonia constante. Es decir, no es capaz de
experimentar placer, curiosidad, disfrute o satisfacción. Nada le ilusiona, e
incluso todo aquello que antes le apasionaba y entretenía deja de tener
sentido. Pocas sensaciones pueden ser más devastadoras.
Lo es en primer lugar porque el ser humano está programado
para buscar sensaciones gratificantes y huir de las desagradables. Las emociones de valencia positiva son las
que nos regalan esos aportes estimulantes de dopamina, serotonina y adrenalina, tan
necesarios para nuestro bienestar, motivación y aprendizaje. Si esos
neurotransmisores no están presentes, algo se apaga en nosotros.
El psicólogo Silvan Tomkins explicó con su teoría del afecto
una idea que vale la pena tener presente. La salud mental depende, en buena medida, de la capacidad para maximizar
las experiencias gratificantes. Buscar lo que te emocione será tu
salvavidas cotidiano, sin importar que sea algo insignificante, como regalarte
un instante de calma mientras disfrutas de un helado de chocolate.
Un cerebro motivado, una mente que es capaz de encontrar
motivantes de forma regular, desarrolla un enfoque cognitivo más flexible y
orientado al cambio para lograr el bienestar y nuevas metas.
Emocionarte favorece tu flexibilidad cognitiva
A menudo, las cosas que nos emocionan son las más elementales
e intrascendentales. Emily Dickinson estaba obsesionada con el olor del pan
recién horneado, pero eso incentivaba también su inspiración para componer
poemas. Agatha Christie siempre sintió fascinación por la arqueología, y esto
le sirvió para desarrollar alguna que otra novela. También para encontrar el
amor de su vida.
Hallar lo que nos emociona abre la mente, ensancha las
perspectivas y rompe los patrones de pensamiento negativos. Una investigación destaca que las emociones de valencia positiva favorecen la flexibilidad cognitiva.
Es decir, facilitan que el cerebro pueda adaptarse a
situaciones inesperadas y cambiantes mediante ideas y conductas novedosas. Por
contra, quien está atrapado en la
cárcel de la ansiedad, del desánimo y la angustia, es incapaz de reaccionar
ante los desafíos o de aportar ideas innovadoras a los
problemas más simples. Solo existe el miedo, la evitación y el desánimo.
Las emociones como la alegría, la curiosidad, la pasión o
el placer nos hacen más propensos a la acción y al cambio.
Busca lo que te inspire, porque a veces, cuando descubres
algo diferente que enciende tu interés, tu realidad cambia.
Atrévete, busca lo que te emocione
A veces, después de un mal día, todo se ve mejor paseando
mientras disfrutas de un buen helado de chocolate. Hay épocas en que la música nos salva, los buenos
libros se convierten en refugios y encontrar una nueva afición, supone, de
pronto, un cambio que nos abre nuevos horizontes. Hay estados emocionales que
triunfan sobre la pesadumbre logrando que nuestros pensamientos y creencias
limitantes se reformulen.
Así que hazlo, busca lo que te emocione. Busca aquello que
despierte en ti esa palabra mágica llamada entusiasmo y verás cómo, poco a
poco, tus esquemas mentales se vuelven más flexibles. Para lograrlo, vale la pena propiciar esos estados que la
psicóloga Barbara Fredrickson define como las “emociones estrella”, es
decir, esos estados gratificantes que tienen el poder de mediar en tu
bienestar, el éxito y la felicidad.
1. Busca lo que te dé alegría
Alegría es algo más que reír, es sentir efusividad y
positividad de manera intensa. A veces, basta con estar con alguien que siempre
saca lo mejor de ti con sus ideas y ocurrencias, para ver la vida de un modo
más luminoso y esperanzador.
2. Serenidad, lo que te da calma
Un paseo, una lectura, una siesta, meditar… Todos podemos encontrar la serenidad de las
formas más sencillas posibles. Son esos momentos en los que
te sientes agradecido, seguro y en paz.
3. Interés, la mente curiosa
El bienestar psicológico y mental requiere que nunca dejemos
de lado esa mirada infantil que ansía saberlo todo. Las personas curiosas son
seres despiertos, conectados con su entorno y que siempre tienen algo nuevo que
aprender.
4. Mantén la esperanza
Busca lo que te emocione y lo que te permita mantener la
esperanza en cualquier circunstancia. A veces, cuando descubrimos algo que nos da sentido y nos apasiona, nos sentimos
más amarrados al presente, unidos a la vida y al devenir.
5. Siéntete orgulloso de ti
Seguro que te ha pasado alguna vez. En ocasiones encontramos
una nueva afición, algo que se nos da especialmente bien y que, de pronto, nos
abre nuevas perspectivas. Darnos
cuenta de que somos competentes en alguna área también revierte en el bienestar
psicológico, porque nos ayuda a elevar la autoestima.
6. Diviértete, no dejes ir a tu niño interior
¿Cuándo fue la última vez que te divertiste? ¿Cuándo
disfrutaste y reíste como cuando eras niño? Nunca dejes de deleitarte de esos
momentos en compañía de personas especiales con las que perder los papeles, con
las que ser feliz.
7. Busca lo que te inspire
La inspiración es esa fuerza a medio camino entre lo
emocional y lo cognitivo que expande la mente, que eleva y nos guía hacia
nuevos comportamientos. Es esencial que en nuestra vida encontremos áreas,
disciplinas o prácticas que nos generen esta sensación.
Porque cuando hay inspiración en la mente y el corazón, la
pesadumbre se apaga y se encienden las ganas por movernos, por buscar más
estímulos, alcanzar ciertas metas. Inspiración es placer y es una llama que siempre deberíamos mantener
viva.
Para concluir, si llevas una época de tonos grises y escasas energías, hazlo, busca lo
que te emocione. No importa que no tengas ganas, las ganas
aparecerán solo cuando te actives, cuando salgas más allá de tus umbrales
cotidianos y encuentres algo desafiante, nuevo. Algo que, tal vez, puede
cambiarlo todo.
https://lamenteesmaravillosa.com/busca-emocione-viviras-mejor/
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