Todos tenemos sueños premonitorios
Todos tenemos sueños premonitorios. Me
despierto con el llanto de mi niña de dos años. Tiene su carita muy colorada,
está ardiendo en fiebre. Sé que lo que tiene es grave, por lo que debemos
llevarla inmediatamente al doctor. Pero sé también que todo estará bien. Me lo
acaba de decir un sueño.
En el sueño estoy en medio de los
restos de un avión que se acaba de estrellar, veo mucha gente muerta a mi
alrededor. Otros, llorando desesperados. Yo, en cambio, me pongo de pie con mi
niñita en brazos apoyada en mi cadera, mientras hablo por celular, comunicando
a alguien que hemos salvado ilesas. Aún sin abrir los ojos, con esa conciencia
expandida que se experimenta en el estado del sueño, entiendo que el sueño me
quiere decir: “va a suceder algo muy peligroso, algo por lo que mucha gente
pierde la vida, pero no te preocupes: tú y tu hija saldrán ilesas.”
El doctor me mira preocupado en su consulta,
algo que me asusta, pues jamás lo había visto así frente a alguna enfermedad de
mi hija. Me dice que tiene neumonitis y que en este caso es de mucho cuidado.
Veo el miedo en sus ojos. Me da todas las indicaciones necesarias y hasta me
anima a llamarlo a su celular en caso de cualquier problema con mi niña, a
cualquier hora. Pero yo recuerdo mi sueño. Él no lo sabe, pero yo sí: mi hija
va a estar bien. Y así fue, todo salió muy bien. Y cómo no: me lo dijo un
sueño.
Es que tienes una habilidad especial,
me dicen mis amigos, a ti te comunican todo en tus sueños. ¡Pero es que a ti
también! ¡Todo el tiempo! Sólo tienes que abrir ese canal, darle a tus sueños
su real importancia, anotarlos y aprender a trabajar con ellos.
¿Cuántas veces no buscas un consejo,
una guía para tu vida diaria? ¿Y qué haces? Le preguntas a otro que
supuestamente sabe más que tú. Lees un libro, quizá pides consejo a las cartas,
vas a ver a un vidente o simplemente consultas con alguien que crees más sabio
o informado que tú.
Y todo eso está bien, pero quizá
quieras aprender a preguntarte a ti mismo y encontrar esas respuestas que nadie
más puede darte. ¿Por qué? Porque tus sueños vienen de tu interior, de una
parte de ti que te conoce plenamente, que sabe de tus miedos, de tus inseguridades,
que conoce tu historia; que sabe de tus alegrías y de tus mayores deseos. Y más
que todo, de una parte de ti conectada íntimamente con tu espíritu, que tiene
la capacidad no sólo de ver tu pasado, sino de atisbar tus potenciales de
futuro. De ahí los sueños premonitorios.
¿Y
qué son los futuros potenciales?
Nuestro actual sistema de creencias, nuestros pensamientos, pero más que nada,
las emociones que envuelven esos pensamientos –nuestros miedos, nuestros
deseos, nuestra pasión–, son los que van creando, momento a momento, nuestro
futuro inmediato. De acuerdo a eso, a cada instante tenemos frente a
nosotros futuros potenciales, que estamos siempre en condiciones de modificar
si cambiamos la creencia, el pensamiento y la emoción que hay detrás. En todo
momento tenemos la posibilidad de elegir lo que creamos, es sólo que no somos
constantemente conscientes de esa capacidad. Esa parte nuestra que nos habla a
través de los sueños ve esos potenciales, se comunica con nuestro espíritu y
nos ofrece una nueva visión y, con ella, la capacidad de elegir de nuevo.
Ese sabio que llevamos en nuestro
interior mira nuestra vida desde una posición privilegiada y nos regala la
visión de nuestro futuro potencial más probable. Quizá queramos modificarlo o
quizá no. Es posible que ese aspecto nuestro sólo quiera tranquilizarnos y
decirnos, como en mi sueño, “todo estará bien”.
De cualquier modo, ¿cómo no acceder a
este poderoso consejero que llevamos en nuestro interior si esa posibilidad
está siempre a nuestro alcance?
Tus
sueños te están hablando. De ti depende aprender a descifrar su mensaje.
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