“AMOR” VERSUS AMOR
DE VERDAD (II)
Seguramente ahora es
la primera vez en mi vida en que soy capaz de amar! Hasta ahora mandaba en mi
vida el temor a amar sin ser amado o el temor a ser abandonado. Pero hoy en mi
vida ya hay amor, no hay temor! Es amor de verdad, porque es libre, es
voluntario y, sobre todo, porque me ayuda cada día a ser más yo, un ser integrado que se comparte para crecer y ayudar a
crecer! Qué poco tiene que ver con los “amores” que hasta ahora había vivido en
mi historia… y que aún viven muchos, a mi alrededor! Mi amor no es la huida de
la soledad, sino que es la vocación de compartir con el otro todo lo que soy,
sueño y vivo cada día, incluyendo la soledad y el silencio donde me encuentro a
mí mismo y hallo lo mejor! Atención permanente, buena compañía y soledad
compartida es lo mejor que uno puede dar y recibir de quien ama, de verdad!
Entonces poco
importa el cómo y el cuándo llegará el amor de verdad y correspondido. Podría
decir que entonces lo importante en sí es la capacidad de uno mismo para amar
de verdad! Y, cuando uno tiene al fin el corazón abierto al amor, es cuando al
fin aparece alguien a quien amar! Nace tal vez poco a poco, a medida que uno se
siente feliz haciendo al otro feliz y sin esperar nada a cambio! Incluso se puede
amar y descubrir que no eres capaz de hacer feliz a quien amas. Y, sin dejar de
amarle, decides dejarle vivir feliz, sin ti! Y eso duele, no estamos
acostumbrados a aceptar que tal vez no somos la persona elegida o que la
persona a quien amas no desea o no le basta tu amor o, simplemente, no es capaz
de amar. Pero, sin duda, esa puede ser la realidad, por dura que sea o que
parezca…
Amar por el simple
gozo de amar es algo difícil de explicar y más difícil de actuar en
consecuencia! Sentirse protagonista de la felicidad del ser amado es un anhelo humano y espiritual,
aunque alguna vez, por respeto, comprensión y amor, debamos renunciar a él.
Entonces pasamos a ser meros espectadores de la felicidad de quien amamos y a quien solo le deseamos
felicidad. Pero, en todo caso, para hacer a alguien feliz o simplemente
desearle felicidad, uno debe ser capaz de ser feliz por sí mismo. La felicidad
va de dentro a fuera, de uno mismo hacia los demás… y es luego cuando se puede
compartir!
Seguirá…
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