“AMOR” VERSUS AMOR
DE VERDAD (y III)
Así, la persona
amada es siempre singular, única e irreemplazable, como ser único que para nosotros es y como lo es cada persona en
nuestra vida. Por eso no puede haber un amor igual a otro, ni se debe intentar
comparar! Cada persona y momento en nuestra vida es único e irrepetible! Tanto
que, si se trata de amor de verdad, éste perdura más allá de nuestra vida, pues
en el corazón permanece para siempre a quien amamos de verdad! A fin de
cuentas, el tiempo y el espacio son construcciones humanas y nuestra Alma -que
debe estar involucrada en todo lo esencial- no entiende de ello. Uno ama para
siempre, pase lo que pase en la vida!
Ese, aunque te
extrañe, es un amor universal, pues todos somos capaces de sentirlo y, cuando
lo logramos, se expande por todo lo que vivimos…
Es entonces cuando
te das cuenta de que el otro “amor” se basa en el miedo a perder, en su
exclusividad y, lo que es peor, en la propiedad… aunque eso es precisamente lo
que lo limita, lo debilita y lo hace ser solo humano y temporal. Y, al parecer,
a algunos les basta eso para vivir y para “amar y ser amados”. Ahora veo la
fragilidad de ese “amor” y el sufrimiento que trae consigo, tanto en su
principio como en su final. El Alma no está involucrada en él… y ella sabe que
ese “amor” no es real ni eterno, como ella lo necesita sentir! Se basa solo en
la coexistencia de dos egos que luchan por sobrevivir juntos, sin ser cada uno
y, a la vez, siendo los dos un bien común y perecedero, como todo lo humano lo es!
La verdad es que
ahora pienso -y siento- que ese “otro amor” no está hecho para mí! No puedo
dejar de involucrar mi Alma en todo lo que soy, siento y hago en mi vida! Y,
aunque parece algo restrictivo y a ratos aparentemente incómodo para vivir en
el día a día, solo en el amor de verdad veo -y siento- la verdadera felicidad!
No es un simple enamoramiento, con su principio y su final, no es algo que
depende solo de mí o del otro… es, simplemente, una manera de vivir y de amar,
de verdad!
No creo en los “amores”
clandestinos, en los que se comparte lo mejor de cada uno, donde cada uno es
una sola parte de sí y en los que ambos llegan al acuerdo de buscar una vida en
común! No creo en los fogonazos, ni en las estridencias, ni en la confrontación de egos, donde nadie
gana ni pierde! No creo en ese “amor” ilusorio que no se basa en la realidad,
ni contempla las verdades de cada uno como tal. No creo en esos “amores” solo
hechos de gestos vacíos y por compromiso mutuo!
El amor nace desde
dentro, donde está el verdadero amor! Y en él todos somos aprendices, pues es
difícil dejar pasar el “amor” y permitir fluir el amor de verdad! Para ello no
hay que tener miedo a ser y sentir, nunca más! Y, por qué no admitirlo, se ha
de hacer el amor cada día, física, sentimental y espiritualmente! El amor crece
cuanto más se siente, cuanto más se comparte, con amor! En unos amores te
sientes el co-protagonista de
la felicidad del otro, en algunos otros, eres un mero espectador de su felicidad! Ambos te hacen sentir
feliz… aunque en uno participas activamente para hacer crecer la felicidad mutua,
mientras en los otros eres un privilegiado co-partícipe de su felicidad! El
amor no desaparece nunca, como energía que es solo se modifica su forma de
vivirlo, pero lo esencial perdura en el tiempo…
Quizás definir el
amor sea limitarlo, el amor es para sentirlo, compartirlo y, haciéndolo,
hacerlo crecer, cada día… y así ser más feliz! Pero, mientras intentamos saber
cómo debemos amar, estamos dejando de amar de verdad, sin dejarlo fluir! Al
final, el amor de verdad nace en el interior… y, junto a él, ambos seres
íntegros y felices encuentran la paz!
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