ANIDAR
En el monte, un nido puede ser presencia y también puede ser ausencia.
Puede ser el templo de paja y ramas en el que nace la vida. O puede ser el
esqueleto de una naturaleza en retirada, el melancólico, y a veces macabro,
testimonio de una vida que ya no existe. Que se ha ido para siempre...
Sueltos, como flotando en esos impolutos fondos blancos, elaborados
con el metódico artesanato de un pájaro, los nidos de Beatriz esconden
infinitas posibilidades de entender y descifrar sus formas. Esas que parecían
encerrar el significado de la naturaleza y sus misterios para aquella niña que
saltaba de árbol en árbol durante los veranos entrerrianos. La memoria de los nidos (Mercedes Urquiza)
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Existe una región
de verde transparencia
donde reposan todas
las palabras...
donde se aquietan
los sentidos
incubación de
llamas embrionarias
a modo de caricias
-instinto de hojas
maternales-
protegerán los
incipientes nidos
la brisa les
cantará nanas del bosque
la savia y el néctar
serán pródigo alimento
y cuando estén
listas para emprender el vuelo
se unirán a miles
de bandadas luminosas
para continuar
pro-creando en otros cielos.
A.Alba (2011)
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