18.10.21

Los demás llegarán cuando aprendas a bailar con ella y amar su propia imperfección

AMOR PROPIO PARA PRINCIPIANTES

No busques a nadie para que baile contigo, tu pareja de baile es esa persona del espejo.

Esa a la que ves cada día y a la que a veces ignoras de forma consciente porque no te gusta, no confías en ella o no la conoces suficiente.

Con ella vas a pasar toda la vida. Tú decides si es una condena o una maravillosa historia de amor incondicional.

Vas a aguantar sus bromas, sus risas, sus lágrimas… Su cabello siempre liso o dramáticamente encrespado. Sus cambios de humor, sus errores, sus incoherencias, su pasado, su equipaje de heridas y lamentos, sus quejas y sus ojos cansados. 

Vas a coser su alma cuando sientas que está deshilachada, vas a sujetar su cabeza cuando la tenga gacha, vas a recordarle para qué sigue caminando cuando en un recodo angosto y oscuro del camino lo haya olvidado y no tenga ya ganas de nada. Vas a ver cómo crece y cómo se supera, vas a ver cómo tropieza y se hace daño. Vas a ver cómo ama y cómo se asusta.

Vas a tener que amar esa forma que tiene de huir cuando ama mucho y tiene miedo a no estar a la altura y que hace que el mundo la tache de huraña. Al menos, hasta que se dé cuenta de lo mucho que vale. Hasta que descubra que es tan inmensa que no puede contenerse ni escapar de esa rotunda inmensidad.

Vas a tener que aceptar su miedo a mostrarse y decir en voz alta lo que quiere porque cree que no se lo merece. Al menos hasta que se dé cuenta de que no necesita hacer nada extraordinario para ser extraordinaria… Que no hace falta que siga demostrando nada para ganarse un respeto que siempre ha sido suyo, porque no ha venido a subsistir sino a vivir intensamente.

Vas a tener que dormir con esa niña asustada que cree en fantasmas y todavía no sabe que los ha creado ella. Que te cuenta historias tristes de final terrible para que no salgas de la circunferencia que tiene marcada a su alrededor donde nunca pasa nada emocionante, pero el dolor parece soportable.

Al menos hasta que un día salga y le toque el sol y descubra que el dolor siempre está, que el miedo siempre está, que la posibilidad de que todo se vaya al traste en cinco minutos siempre está hagas lo que hagas.

Vas a tener que abrazar su frialdad y aspereza, su poca querencia al abrazo porque siente que cuando abraza le pesan y le calculan el valor y sale mal parada… Al menos hasta que se reconozca como lo que realmente es.

Vas a tener que vivir con esa peleona deslenguada que siempre está alerta y a la defensiva, incluso cuando no hace falta y no tiene que protegerse de nada. Vas a tener que lidiar con el cansancio atroz de hacer sin parar para satisfacer su necesidad de perfección y acallar su culpa por no ser como cree que debería… Vas a tener que pasar años luchando sin tregua, en el lado difícil de la vida, porque ella cree que todo se gana a pulso y la vida es injusta…

Al menos hasta que se canse tanto y acabe tan harta que un día pare y no pueda levantarse más y tenga que volver a dibujarse para poder seguir viviendo, pero esta vez con un trazo más suave y un gesto más amable. Hasta que tenga que volver a empezar porque acumula tanta rabia y basura que no puede con su alma y abra la puerta para que se marchen los monstruos y la ventana para que entre el aire fresco y se lleve el hedor a culpa. No le reproches nada, no la culpes por hacer y por no hacer. Ni por caer y no querer levantarse.

No la culpes por no saber, ni por no querer escuchar, ni por encerrarse en ella misma tan hondo que mire el mundo y solo vea un punto azul lejano en otra galaxia que no es la suya. No la culpes por nada, porque necesita soltar y tener paciencia, su cuerpo pequeño y atado al miedo y al reproche constante solo necesita tiempo para descubrirse libre… Solo le hace falta mirar atentamente la celda de la cárcel en la que está y descubrir que los barrotes son imaginarios y que la cárcel se la inventó ella como castigo por creerse culpable.

Vas a tener que vivir con esas palabras duras que se dedica cada día a pesar de conocer las palabras más hermosas… Al menos hasta que un día aprenda a amarse y se mire de verdad y vea toda la belleza acumulada que antes le pasaba desapercibida porque solo vea el dolor y la angustia…

Esta es la historia de amor en la que tendrás que entrenar más tu paciencia, tu compasión, tus ganas de compartir y de dar. Esta es la historia de amor en la que tendrás que invertir más tiempo en tu vida… La historia de la que penderán y dependerán todas tus ostras historias de amor.

Te llevará tiempo, tal vez una vida entera.

Aunque habrá momentos hermosos, momentos duros, momentos raros… Lunas de miel y crisis severas…

Habrá tantos espejos ahí afuera mostrando tu desamor, tu miedo y tu culpa para que los veas que querrás caer en la tentación de ir por la vida con los ojos cerrados.

Huirás de ella y de ti. Huir de lo que te asusta solo posterga el miedo, no lo detiene, no lo apaga, no lo atenúa sino al contrario, lo hace más enorme y más rotundo, lo mitifica, lo pone en el foco de tu vida.

Huirás de tu vida y también te abalanzarás encima, buscando pelea para que la rabia que sientes por lo que no es a pesar del esfuerzo deje de ladrarte en la nuca y decirte que todavía no has hecho suficiente…Y tendrás que aprender a dejar pasar esos pensamientos que son como cuervos que se te comen la cosecha de buenos presagios.

Caminarás rápido pensando que llegarás antes, cuando en realidad este camino tiene un tiempo y un ritmo, que si se apresuran e intentan modificarse, al día siguiente miras a lo lejos y ves que todavía hay más distancia. El amor no se busca, sale de ti y encuentra un anclaje, un lugar donde hacerse grande, una tierra fértil en la que florecer.

No hay atajos para el amor propio, hay caminos simples basados en verdades desnudas y palabras hermosas y sencillas, gestos básicos de respeto, momentos de paz y risa, pasos pequeños que te llevan a sentir que estás contigo y que pase lo que pase no vas a traicionarte. No te apresures, no juzgues sus desatinos, no la culpes de sus errores, no le pidas lo que no te puede dar… No quieras cambiarla porque entenderá que no la amas como es, dale aire para que respire y decida que cambiar ella sola, porque se merece una vida mejor.

No busques a nadie más, tu pareja de baile es esa persona del espejo. Los demás llegarán cuando aprendas a bailar con ella y amar su deliciosa imperfección. Ese es el propio amor, el amor propio…

Solo cuando amas lo que eres consigues amar lo que es en los demás. Solo el amor engendra amor, el miedo engendra necesidad…

Mercè Roura

https://mercerou.wordpress.com/2021/10/14/amor-propio-para-principiantes/

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