PARA QUE SALGA TU LUZ
Tal vez has tenido una de esas noches… Sabes de qué noches
te hablo porque son difíciles de olvidar. Esas noches en que todo parece que
está tan mal que no puedes acompasar el aliento. Que la vida se te escapa y no
puedes atraparla… Que por más que lo intentas no estás en ti y no puedes dejar
de pensar lo que no quieres pensar.
Esas noches en que pasas revista a tu vida y ves que vas perdiendo, a pesar de los esfuerzos locos, los sacrificios insoportables. A pesar de las ganas de parar y gritar acumuladas y contenidas que no te permites y parece que nada sirve para nada. ¡Menuda locura la vida! te encoges para encajar en ella y luego no sabes volver a tu tamaño real. Te vacías para llenarla y luego nada te sacia. Te rompes, te rasgas y cuando llega el momento no puedes recomponerte ni remendarte. Y una noche como esta, te partes en dos esperando que al menos una de tus mitades llegue a la meta y encienda luz porque la oscuridad es muy rotunda.
Esas noches como esta en que los cuervos anidan en tu alma y
te dicen que todo va a salir mal. Te susurran que confías en la nada esperando
algo que nunca pasará, que eres un iluso por creer en ti y en la vida y te
apremian para que te prepares para el golpe que viene a por ti.
Esas noches llenas de cristales rotos y espinas. Cuando el
frío te cala los huesos y no hay manta que te cubra. Cuando hay un instante en
el que todo se congela y parece que la muerte ronda y la oscuridad va a ser
eterna.
Y suplicas que llegue la mañana y este dolor se disipe.
Suplicas que ese llanto inmenso que te acapara el pecho y la garganta se funda,
se derrame lentamente hasta llegar a la calle y se pierda entre las sombras,
porque sabes que si sale de golpe va a inundarte la vida.
¿Te has sentido así? ¿Has vivido una de esas noches que
parece que nunca terminan incluso cuando amanece y el mundo se pone en marcha y
tú te sientes vacío, asustado, desesperado?
Esas noches en que el miedo dice tu nombre y respondes «aquí
estoy» y te escondes tras unos párpados cerrados con fuerza fingiendo que
duermes, pero en realidad piensas, piensas sin parar, sin poder parar de pensar
y entonces sabes que has entrado en un bucle del que no podrás salir hasta que
logres recordar quién eres.
Esas noches sin tregua en las que te tomas el té más amargo
posible y lloras porque no soportas el sabor. Te quejas de que la noria no para
pero siempre te subes en ella cuando encuentras ocasión. Te enfadas porque te
engañan pero compras las mentiras a puñados para no estar solo.
Y pides a un Dios que no sabes si existe que te alcance con
su mano y te saque de esta nube de dolor.
Suplicas dejar de pensar de una vez por todas. Que el mundo
se pare y tú pararte con él y encontrar un rincón donde no parezca que todo
está a punto de desmoronarse y que es culpa tuya.
Y descubres que el infierno no es un lugar si no una noche,
un estado mental, un pensamiento repetido hasta la saciedad hasta que parece
verdad y lo anega todo.
Esas noches tan oscuras al final nos salvan la vida porque
nos obligan a atravesar ese miedo del que siempre estamos huyendo. Nos fuerzan
a recordar quienes somos y sacar las uñas para agarrarnos a la vida pero sin
rabia sino con amor.
Esas noches como esta que tanto te duele han llegado para
que no tengas más remedio que tomarte en serio y mirar por ti. Para que tengas
que amarte tanto que cuando la culpa pase lista te encuentre bailando con el
miedo y tomando café con la angustia.
Esas noches como esta, oscuras, frías, llenas de lamentos y
quejas, de voces extrañas que dicen tu nombre y esperan respuesta, están hechas
a medida de tu necesidad de crecer. No son en vano, son para que te encuentres
y dejes de buscarte donde no estás… Para que te reconozcas y te abraces, para
que te sepas y te ames. Este dolor terrible no está vacío, está lleno de lo que
no eres para que de una vez por todas descubras lo que sí permanece en ti.
Son noches para descubrir y reconocer. Noches para sacar
todo lo hay en ti…
Son noches para gritar, para llorar, para pedirte perdón,
para decidir confiar, para aceptar, para soltar… Para dejar que toda la
angustia y la rabia se vayan por el desagüe y te quede la nada, una nada
deliciosa en la que volver a construirte. Y no pasa nada porque si hace falta,
nos fundimos, nos caemos, nos rompemos, nos dejamos llevar…
Te dijeron que era por las grietas de tus fisuras cuando te
rompes por donde entra la luz… Era mentira, la luz no entra, la luz siempre sale porque está dentro de ti.
Esas noches como esta, tan oscuras, son para que no tenga
más remedio que salir tu luz.
¿Todavía no te has dado cuenta?
A todas las personas que pasan por una de esas noches
oscuras que parecen eternas…
Mercè Roura
https://mercerou.wordpress.com/2022/01/11/para-que-salga-tu-luz/
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