A VECES, LA SOLUCIÓN ES RESPIRAR
Hay un momento en el que te das cuenta de que no puedes
hacer nada. Nada más. Que hagas lo que hagas el resultado no va a cambiar,
porque no está en tus manos, porque no depende de ti. Ese instante en el que
ves claro que no puedes luchar contra el viento y que por más que insistas nada
va a ser como deseas.
Es como si la vida te dijera «no es por ahí» y sabes que cualquier intento de persistir no solamente es una pérdida de tiempo sino un desgaste de energía y de recursos internos que solo te lleva a más dolor y frustración. Un dolor que se añade al dolor de todavía tener que aceptar que hay cosas que no son, que no pasan, que no están por más que desees que estén.
A veces no entiendes nada porque justo hace un tiempo parecía
que sí. Que aquel era el camino. Que la ilusión te guiaba. Sin embargo, en
muchas ocasiones ya nos damos cuenta que las cosas no van bien o no cuadran e
insistimos. Y eso está bien, porque también es importante decirle a la vida lo
que queremos y poner empeño en ello. Aunque luego cuando te das cuenta de que
para que encaje hay que forzarlo, tienes que aceptar que es no.
Cuando de tanto pensar te angustias y se te va la cabeza. Cuando
te agotas de insistir. Cuando te sientes completamente vacío suplicando e
intentando. Cuando lo intentas por todos los flancos y se cierran todas las
puertas. Cuando el silencio siempre es la respuesta. Cuando llamas a la puerta
y nadie responde. Cuando buscas y no encuentras.
Cuando pasa todo esto y además tú tienes esa sensación
interna de estar mendigando simples migajas o peleándote por lo mínimo, cuando
por dentro te rompes para conseguirlo, queda claro que por ahí no es. Y no es
que no lo merezcas. No es que tenga que ser siempre que no. Es que ahora es no.
Es que ahora toca parar y soltar. Es que a lo mejor toca detenerse en el camino
para darse cuenta de para qué de tanta insistencia. Evaluar por qué crees que
necesitas que suceda, que llegue, por qué te desvives por alcanzarlo y crees
que no podrás vivir sin ello…
Quizás la vida solo te pide que te pares un momento y
cambies de estrategia. Que cambies de camino o que transites ese mismo camino
con otra actitud. Tal vez la vida solo quiere que respires un momento y te des
cuenta de lo mucho que lo mereces antes de seguir suplicando por algo como si
no fueras digno de ello y vuelvas otra vez pero con la mirada llena de respeto
por ti. O porque quiera que te detengas y dejes de mirar a la meta para darte
cuenta de todo lo que te rodea y no te pierdas la belleza de este momento que
no está al final del camino sino en el camino mismo.
Y no es dejar de querer lo que quieres ni abandonar… Es un
darte cuenta que no hay nada que te complete si tú no te completas y no
abandonarte a ti persiguiendo algo que, por ahora, no es.
A veces la vida dice que no y, ante ese no, cualquier
intento de pelea absurda, cuando ya lo has intentado todo y no hay manera, es
casi una agresión a uno mismo. Es querer tropezar otra vez. Es no aceptar. Es
no transitar la decepción, el rechazo o el abandono. Es negarse a uno mismo
creyendo que no vales nada si no lo consigues. Es vaciarse. Es maltratarse. Es
pisarse y empequeñecerse para caber en un traje que quizás no ha sido diseñado
para ti. Es no darse cuenta de las propias necesidades reales y de la propia
grandeza.
A veces, es no. A veces, es un «no es por ahí» o «no es ahora» y se te pide paciencia. A veces es un «tómatelo con calma hasta que
llegue el momento»… A veces, es aprender a esperar sin esperar. Es soltarlo
todo y confiar en que el camino que realmente es nuestro se dibujará ante
nuestros ojos. A veces, toca dejarse tocar por la vida… Dejar que suceda lo que
sucede porque oponerse no tiene sentido ni lleva a nada más que a un desgaste
atroz y un cansancio bárbaro… Dejar que sea… Que llueva, que sople el viento y
luego salga el sol…
A veces, solo puedes parar y respirar. A veces, la solución
a todo lo que pasa y lo que no pasa es respirar. Nada más.
Mercè Roura
https://mercerou.wordpress.com/2023/09/20/a-veces-la-solucion-es-respirar/
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