FLIPAAA TULIPAAA!!!
Eso es lo que diría mi hija de 12 años si tuviera el mal hábito
de leer las noticias y ver los informativos por TV, estos días. Me hace mucha
gracia cuando lo dice con su sonrisa en los labios y su cara de sorpresa! Pero
aún prefiere distraerse mirando películas de adolescentes, concursos y series
infantiles y juveniles! Seguramente no le gusta la ciencia ficción ni el
terror! Y es que la actualidad, cada día más, en Catalunya, España, Europa y el
mundo entero es como un cuento inverosímil de ficción con dosis de terror…
Partidos políticos que se espían
mutuamente para tener dossieres y chantajearse, un imputado de tantos que
decide libremente y sin traba alguna ausentarse del país e irse a esquiar a
9.000 km de distancia sin que nadie se lo impida, alcaldes presuntamente
corruptos que dimiten sin dar explicación, el Gobierno y su partido cuestionado
por sus malas prácticas que pretende hacer una ley de transparencia y de buenas
prácticas para imponerlo a los demás, la Casa Real presuntamente envuelta en un
oscuro negocio de tráfico de influencias e intentando tirar pelotas
fuera, los empresarios supuestamente motores de la economía se ven
envueltos en escándalos de corrupción callan haciendo ver que a cada corrupto
político le corresponde un corruptor a cambio de concesiones de dudosa
licitación, ciertos hombres de Estado dando discursos ejemplares que no cumplen
ellos mismos y culpando de irresponsable y culpable al ciudadano de a pie… Por
otra parte, nada nuevo bajo
el sol…
Mientras, el ciudadano aguanta perplejo
y ve, día a día, como mengua su economía personal y familiar para soportar la
presión fiscal que pague sus excesos y los del Sistema corrupto… De vez en
cuando sí, una manifestación, donde puede expresarse ante la impotencia de lo
que ocurre a su alrededor! Los medios que, lejos de arbitrar lo que sucede en
la sociedad civil, utilizan su poder de difusión para defender los intereses de
quien les paga, sin tener en cuenta el derecho a la información que tanto
preconizan y que desoyen a favor de sus poderes fácticos. Tertulias previsibles
en las que solo se debaten asuntos oscuros por parte de personajillos indocumentados que defienden su
posición y la de los que obedecen a pie juntillas a quienes les pagan…
Y la calle sigue callando, perpleja, asustada y sobreviviendo
cada día como puede! Ya casi nadie habla de crisis… lo que no significa que no
exista, sino que es más importante al parecer hablar de asuntos propios de los
gobernantes, sus corruptelas visibles y, en todo caso, algún asunto judicial
que evidencia la falta de independencia del poder judicial! Y el ciudadano mudo
y absorto ante tanta farsa y mala práctica, pero pagando esos excesos, los
platos rotos… y sin atreverse a preguntar o exigir su derecho a la información
de lo que paga su bolsillo, por ser -al parecer- anticonstitucional o
políticamente incorrecto…
Me resulta difícil explicar a mi hija
de 12 años qué está pasando y, sobre todo, aceptar que yo tengo algo que ver en
todo ello, pues además de pagarlo, lo permito desde mi silencio como ciudadano.
Sí es verdad que yo no me callo lo que pienso, ni engaño a mi hija explicándole
que este mundo es maravilloso y que solo unos pocos actúan mal. Como tampoco
dejo de insistirle que, a pesar de la herencia que recibe de nuestro mundo
insano, corrupto y perverso, ella y yo lo podemos cambiar cada día siendo
justos y honestos con nosotros mismos y con los demás, los que nos rodean! Y
también le recuerdo que, mucho más allá o más acá, también existe un mundo interior y otro que nos acoge (aunque a veces nos
incomode…) y un Universo aún mayor, que nos protege! Y que no hay mal que cien
años dure y que todo tiene su principio y su final…
Mi hija aún vive su propio mundo, ese que está a medio camino
entre la realidad y sus sueños… su corazón infantil y su mente ya casi adulta!
Como quizás hago también yo! Pero ella deberá abandonar paulatinamente sus
sueños y adentrarse en el mundo de los mayores, la cruda realidad que nos
rodea, sin piedad! Para lograrlo deberá día a día -lamentablemente- dejar de
ser tanto ella misma y adaptarse a lo que hay, abandonando
sus sueños aún hoy de colores… aunque luego volverá a soñar, como yo lo hago
ahora! En el camino hacia la madurez, aprenderá a protegerse, a desconfiar de
ella misma y de los demás y a poner la cara adecuada a cada situación que viva,
aunque le duela en el corazón! Estudiará, sin darse cuenta de que nadie
le puede enseñar la
sabiduría de la vida y qué es lo que le hará realmente feliz. Le enseñarán a
comportarse como debe, pero deberá lograrlo sin hacerse daño a ella misma y sin
abandonar del todo su corazón, cada día más escondido, aunque latiendo en su
interior…
Y mi hijita algún día volverá a
reencontrarse y a desandar el camino que ahora inicia hacia el personaje que se
espera de ella! Y descubrirá que en su Alma siempre infantil siempre estoy y
estaré yo, su amado padre, amigo, maestro y compañero en este camino! Y que
para siempre estaré allí, con ella, aunque en silencio y respetando su propio
camino… y ayudándole cuando quiera a entender este mundo irrazonable pero
bello, que hay a nuestro alrededor, pero ya siempre sentido desde nuestro
interior, encontrándole su sentido! Y que en nuestro interior está
la felicidad… aunque antes de encontrarla haya de atravesar un largo, costoso y
solitario desierto para madurar y aprender… y saber entonces reconocer el oasis
interior cuando
reaparezca!
En ese camino -largo o corto- de luces
y sombras de su crecimiento, mi hija será capaz de ver que es más importante ser leal a sí
misma, que a una idea o doctrina, otra persona, una filosofía de vida que los demás le impondrán sin
vivirla y por pura demagogia; será capaz de vivir un mundo dentro de su propio mundo; verá cómo mucha
gente desoye su voz interior y obedece solo al ruido exterior; verá con sus
propios ojos situaciones injustas y casi surrealistas que todo el mundo
critica, pero que nadie hace lo posible para cambiar; tratará con personas que
le dirán que le quieren, imponiéndole su pensamiento único y sin respetar su
libre decisión de vivir lo que desee vivir; verá como los que más hablan
son los que tienen menos cosas importantes que decir; sentirá alegría y dolor a
partes iguales en su vida, aunque se le enseñará a esquivar el dolor, dejándolo
oculto en su interior y provocándole sufrimiento; aprenderá que la verdad no es
todo aquello que vean sus ojos, sino lo que sentirá en su corazón;
conocerá lugares que sin sentido para ella son solo coordenadas en un GPS;
vivirá momentos únicos e irrepetibles, que alguien le enseñará a desestimar porque
estén fuera de sus planes de vida y expectativas de futuro; verá que los que
más hablan del amor, son los que menos lo sienten desde su interior y ni
siquiera lo viven como merecen…
Pero cuando al fin reaparezca el
oasis que siempre ha
soñado mi hija, lo hará sutilmente, sin grandes ruidos y aspavientos! Verá que
no está fuera… sino que sale desde su interior, donde siempre ha estado y
estará! Y se dará cuenta de que es siempre posible vivir su mundo en este
mismo mundo, sin revoluciones ni contradicciones, porque verá
que la armonía y el equilibrio los hallará en su corazón. Y verá que ha
llegado a esta vida para darnos luz a los mayores desde su ilusión y su nueva
manera de ver y de vivir el mundo. Y sentirá que esa luz dependerá de ella
siempre y no de lo que hay a su alrededor. Y entonces entenderá con el corazón
que su padre -o sea yo, con permiso- siente y vive lo que vive, intentando
hacerlo cada día mejor y aportando lo mejor de sí mismo a este loco mundo que
le hemos dejado en suerte y que espera también su personal aportación para
cambiarlo y hacerlo aún mejor…
Y ese es el sino de cada uno de nosotros, desde que empezó la
Humanidad y que el legado depende de lo que haga mi hijita con su vida para
mejorar y cambiar este mundo, de su propia capacidad de luchar por la felicidad
que sin duda merece! Y, si se da cuenta de esto, verá que se rodeará de
personas que quizás la queremos en silencio, no le damos clases sobre cómo
vivir y, en cambio, sí somos modelos de una vida sencilla, humana y honesta que
todos tenemos derecho a vivir… a pesar de las mentiras que se dicen, las
insensateces que se hacen en este mundo y de lo que vea con sus ojos en el
exterior! Y sí, ellas, después de haberse tal vez perdido un tiempo, se reencontrará
al fin con ella misma y con los que siempre la hemos querido por ser tal como
es! Y
se dará cuenta de que lo que le separa de su felicidad es solo el miedo a ser y
sentir lo que siente en su interior!
Al fin y al cabo, eso es la vida, la de mi hija y la de cada uno
de nosotros, desde siempre! Cada uno de nosotros vivimos lo necesario para
aprender a vivir y así aprendemos el camino de vuelta hacia nosotros mismos,
despertando de nuevo a nuestro niño interior! Y, sin duda, la vida vale la
pena vivirla, con amor!
Escrito
por Miguel Benavent de B.
No hay comentarios:
Publicar un comentario