14.2.13

No todas las personas son capaces de sentir, de experimentar sentimientos, con la misma intensidad. Pero cuando has sentido que los huesos se te hacen espuma, lo cambias por muy pocas cosas.


14 de Febrero: Reivindicando el amor


“Cuando la miró sintió que sus huesos se le llenaban de espuma”.  

La definición es de Gabriel García Márquez en Cien años de soledad. Cuando la miró, cuando lo miró. Así se inicia y así sigue (mientras dura) uno de los sentimientos más maravillosos que puede embargar al ser humano: el amor, el enamoramiento. Nos inundan hoy edulcorados llamamientos comerciales que invitan a celebrar San Valentín, pero observo también con preocupación que los recortes han llegado también a la pasión amorosa. “¿Fueron felices y comieron perdices? Las frustraciones del mito del amor romántico” escribe hoy mi apreciada colega Ana Requena, contando con las opiniones de expertas en la materia. Siempre es saludable invitar a la racionalidad pero espero que no para aguar una de las salsas de la vida, dicho sea sin acritud.

La ausencia de lógica es consustancial al amor. Aún no se ha descubierto –al margen de todo el asunto de las feromonas, oxitocinas y demás sustancias que segregamos que no dan respuesta absoluta- porqué la atracción se desencadena con unas personas y no con otras. Porqué ahí no podemos elegir “lo conveniente”. Porqué enfermamos de sin razón. El amor en pareja no puede estar sujeto, en efecto, a las hipotecas, al colegio de los niños o al “para toda la vida”, pero eso son cosas que sucederían igual de formar una unidad de convivencia con los vecinos de al lado. No culpemos al amor de la cotidianeidad de la vida.

No todas las personas son capaces de sentir, de experimentar sentimientos, con la misma intensidad. Lo avalan los científicos. Pero cuando has sentido que los huesos se te hacen espuma, lo cambias por muy pocas cosas. 

Que no arranquen los coches, que se detengan todas las factorías, que la ciudad se llene de largas noches y calles frías, que se enciendan las velas, que se cierren los teatros y los hoteles, que se queden dormidos los centinelas en los cuarteles… porque voy a salir esta noche contigo” 

decía Joaquín Sabina. Entre otras cosas. Grandes escritores de todos los tiempos –incluso desde antes de que fuera “autorizado” el amor romántico- se han volcado en expresar lo que no cabe en el pecho, desde la felicidad al dolor de la pérdida.

Ni la crisis, ni objetivos de compromisos sociales elevados, pueden con el amor. Están en distinto plano. Compatible. El amor aporta incluso fuerza. Cierto que dar con la persona idónea, o las sucesivas personas idóneas al momento vital, no es fácil. Y que se termina entendiendo que es preferible estar solo a mal acompañado. Que es preferible contar con algo así como con los vecinos a los que aludía o una red de afectos que con quien no se acompasa a tu camino. Pero de ahí a pensar el amor es un mito a racionalizar también va un largo trecho. No culpemos al amor de lo que no le compete.


El amor es lo que hoy tienen hasta personas atenazadas por graves problemas económicos. Es hasta saludable. Tanto que se añora cuando en la paz del limbo se piensa en cómo se podría crear en un momento la Vía Láctea.

Nueva teoría del Big Bang 

El Big Bang fue el orgasmo primigenio:
Orgasmo de los Dioses amándose en la nada.
Cada vez que te amo repito la génesis universal
protones y neutrones, neutrinos y fotones
saltan de mi encendidos a crear nuevos mundos
centellas y meteoros se cruzan con mis gritos
te amo mientras mis pulmones crean la Vía Láctea de nuevo
y el sol vuelve a nacer redondo y amarillo de mi boca
la luna se me suelta de los dedos
Marte, Plutón, Neptuno, Venus, Saturno y sus anillos
las novas, súper novas, los agujeros negros
anillos concéntricos de galaxias innombrables
se desgajan de mis contorsiones.
Soy Gaia, soy todas las Diosas explotando.
Entre luz de centellas tu planeta de fuego
prende mis luces todas
brotan mundos cometas meteoros se hacen trizas
lluvias de estrellas danzan en el arco del éter
nace por fin la tierra sus edades de magma y cataclismos
la primera partícula de vida moviéndose en la hierba
su cilicio
y luego es el silencio
velocidad de materia que se dispersa en círculos
tus soles y mis soles se asientan en su espacio
es el frío la grandeza del tiempo
la eternidad el azul y el rojo
los sonidos, la estática
el amor insondable tu amor tierno tus manos en mi frente
las campanas a lo lejos bing bang bing bang bing bang
bing bang
Big Bang
Gioconda Belli 
(escritora nicaragüense)

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