Leyendo el título de la entrada mucha
gente pensará que se puede tener éxito y ser feliz. No diremos lo contrario, de
hecho alcanzar el éxito en cualquier ámbito haciendo lo que te gusta es una
forma de ser inmensamente feliz.
Pero la idea
que quiere transmitir este artículo se vertebra en estos dos supuestos: El verdadero éxito no es como nos
lo venden. El verdadero éxito consiste en ser feliz.
“Para lograr el éxito, mantenga un aspecto bronceado,
viva en un edificio elegante, aunque sea en el sótano,
déjese ver en los restaurantes de moda, aunque sólo se tome
una copa,
y si pide prestado, pida mucho”
Aristóteles Onassis
El éxito en el mundo actual
Reputación, dinero, fama… pero a veces, a costa de la dignidad. No deja de ser
algo frustrante e incómodo que la ausencia total de talento,
respeto y cultura tenga en nuestra sociedad una recompensa más generosa y
frecuente de lo que cualquier ser reflexivo puede llegar a entender.
Se nos bombardea con imágenes de
perfección:
cuerpos perfectos, familias perfectas, cuentas bancarias desbordadas, ausencia
de preocupaciones, de esfuerzo, de análisis, y porque no decirlo…de cierta
cordura.
Algunos por
exceso y otros por defecto, no conocen la verdadera razón humana y parecen
desconocer por lo que de verdad estamos aquí: elegir una profesión digna con la
que contribuir a la sociedad, proporcionar amor y amistad a los que nos rodean
o practicar la humildad y sencillez que es lo que de verdad
nos hace grandes.
Pero tener
éxito en este sentido se encuentra asociado a tener
poder y posesiones, pero no felicidad.
La felicidad: alejarse del
mundanal ruido y encontrar las verdaderas señales
Las personas más apasionantes y felices
que quizás te encuentres en tu vida son las menos interesadas por mostrarse
interesantes ante los demás.
Para ellos, la intimidad es la
máxima para
salvaguardar su trabajo de falsos halagos y gurús. Se divierten sin necesidad de impresionar,
se preocupan por su economía pero mucho más por que ésta sea ganada con
esfuerzo y dedicación.
Incluso muchos
de ellos pueden ser la viva imagen de lo que nos venden como éxito:
tienen salud, tienen amor y un trabajo que aman. Pero no se vanaglorian de
ello.
Conocen
quizás el sabor de la derrota, y por eso han aprendido que la mejor forma
de influenciar es en las distancias cortas. Preferiblemente, aman las relaciones en los que los
corazones se acercan y las mentes encuentran paz.
La mayoría de nosotros no podremos
tener nunca ni un cuarto de la mitad de las posesiones materiales de algunas
personas que nos venden como exitosas.
Pero la felicidad no radica en lo
material, sino en saber detectar donde está el talento que te eleva como ser
humano, que te ayuda de verdad en
tu día a día; y no en el éxito que de tan deslumbrante, ha provocado que
cierres los ojos y te confunda.
La felicidad está en los
detalles, en el camino, en tu actitud. Tan solo tienes que estar atento a las
señales. Si solo persigues el éxito, a toda costa y a pesar de todo, puede que
tengas poder, pero que seas feliz es más complicado.
La felicidad: escoger lo sencillo
Por tanto, deja
de estar frustrado. El verdadero éxito es poder vivir
como uno desea: viajar, contemplar, abrir la puerta de un hogar
en calma, seguir ilusionándote por comprar unos simples zapatos, conseguir
mantenerte a ti mismo con una ocupación que te guste…
Pregúntate y sincérate contigo
mismo, más allá de los cánones establecidos por la sociedad ¿qué es el éxito para mi? ¿Qué es
ser feliz?
Y cuando lo
sepas, ve en busca de las señales que te lleven hacia ello. Y descubrirás a la felicidad por el
camino, es más,
comenzarás a construirla.
El verdadero éxito en
la vida es ser feliz
Analiza tu vida desde un prisma de
satisfacción, nunca de frustración. Siéntete feliz por aprender, por
exigirte más a ti mismo, por ser mejor persona.
No te dejes
intimidar por discursos que explican donde deberías estar ya con tu edad o que
deberías estar haciendo. Persigue
los momentos que te hagan ser feliz, los pequeños detalles, esos que quizás
no deslumbran, pero te llenan.
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