LIBERARSE, TRANSFORMARSE, CRECER...
Claro que estas fantasías no pueden hacerse realidad, pero
no sólo porque son tan exageradas…
La Ley de Atracción asegura que podemos hacer realidad todos
nuestros deseos. En principio no hay limitaciones a lo que podemos pedir y
obtener. El problema con las fantasías que aquí se muestran es que si se
hicieran realidad habría otras personas que saldrían perjudicadas. Y esto va en
contra de la Ley de Atracción… y del sentido común.
Basta con pensarlo un poco. El mundo sería un lugar muy peligroso para todos si cualquier persona pudiera afectar negativamente a los demás con sólo desearlo.
Por ejemplo, a los malos políticos deberían sucederles cosas terribles porque serían las víctimas preferidas de la gente que los padece, pero en general nada especialmente malo les pasa a los políticos. Esto simplemente no sucede, las cosas no funcionan así.Tenemos un milagroso poder creador, pero sólo podemos
modificar nuestra realidad personal, nuestras propias experiencias. Claro que
hay personas a nuestro alrededor a las que podemos beneficiar o perjudicar,
pero ellos están ejerciendo su propio poder creador y son responsables ciento
por ciento de lo que les pasa, incluso de hacernos formar parte de sus vidas.
Podemos desear que los políticos que nos parecen corruptos
vayan ya mismo a la cárcel, que los compañeros de trabajo que sentimos que nos
maltratan sean despedidos y que nuestra expareja, que tanto dolor nos ha
causado, se quede sola o solo para siempre. Pero en ninguno de estos casos
conseguiremos afectarlos realmente.
Pero acostumbrarnos a pensar de esta manera, emitiendo
juicios y condenando mentalmente cada falta de los demás, sólo tendrá una
inesperada consecuencia: nos juzgaremos también a nosotros mismos por cada
error cometido, pero en nuestro caso el castigo sí puede concretarse, ya que
somos nosotros los que creamos nuestra realidad.
Si juzgar a los demás se convierte en un hábito, no
podremos evitar juzgarnos también a nosotros mismos y sentirnos culpables. Y si
tenemos la creencia de que a cada culpa le corresponde un castigo,
modificaremos nuestra realidad (de manera inconsciente) para recibir
efectivamente ese castigo, el que nos llegará en la forma de problemas,
conflictos o fracasos.
Esta es la película «Tú puedes sanar tu vida», de Louise L
Hay. https://vimeo.com/136686791
En las primeras escenas podemos escuchar los «diálogos
internos» de diferentes personas. Son sólo tres minutos: Es necesario hacer las
paces con esa parte crítica que llevamos adentro. Puede mostrarse muy estricta,
incluso cruel. Hasta es posible que sintamos miedo de su desaprobación. Pero si
es una parte de nuestro propio mundo interno, no puede haber nada malo con
ella. Sólo es necesario entenderla, comprender que detrás de esa actitud tan
severa no puede haber más que temor e inseguridad.
En las escenas de la película «El mago de Oz» podemos ver
cómo el terrible mago de voz atronadora, al que todos le tenían más miedo que
respeto, finalmente resulta ser un hombre común, incluso inseguro… y además era
bueno y generoso! Es descubierto de una manera muy simple: descorriendo la
cortina detrás de la que se ocultaba para representar su papel. Después de esta
reconciliación los protagonistas recibieron como recompensa los dones que tanto
anhelaban… que en realidad siempre habían tenido pero que aún no podían
expresar plenamente.
La protagonista de la siguiente historia tiene 54 años.
Canta muy bien, pero seguramente no tardó 54 años en aprender a cantar así.
Aunque tal vez sí necesitó todo ese tiempo para conocerse, para reconciliarse
consigo misma y para integrar armoniosamente diferentes aspectos de su mundo
interno. Y cuando esa maravillosa integración le sucede a una persona siempre
es un hecho hermoso, conmovedor…
Cómo llevar a cabo este milagroso cambio
La oruga también experimenta una milagrosa metamorfosis para
llegar a convertirse en mariposa. Pero al igual que nosotros no es capaz de
planificar, conducir o provocar esa transformación… Sólo está lista para
acompañar el proceso.
Podemos intentar recorrer diferentes caminos, como el
psicoanálisis o la práctica de la meditación. Pero ya que nos gustaría
experimentar un cambio milagroso… pidamos simplemente un milagro. Podemos
repetir mentalmente una sencilla oración pidiendo que sea sanada nuestra mente,
que seamos liberados del hábito de emitir juicios, que aprendamos a apreciar
siempre lo positivo de nosotros, de cada persona y de cada situación, que sea
descorrida cualquier «cortina» que nos esté impidiendo vernos a nosotros mismos
tal como somos y así poder conocernos plenamente.
Si nos mostramos decididos a aprender más acerca de nosotros
y de cómo funciona nuestra mente, si nos conectamos con ese Poder Superior, del
cual siempre formamos parte, y le pedimos ser transformados en lo que es
nuestro destino llegar a ser, entonces seguramente todas las experiencias y
todos los recursos necesarios para nuestra evolución simplemente vendrán a
nuestro encuentro.
Axel Piskulic
https://www.amarseaunomismo.com/liberarse-transformarse-crecer/
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