EL MUNDO QUE NOS QUIEREN IMPONER
Cada vez que camino por la “matrix”, veo gentes que se
mueven de forma frenética. Muchas de estas personas no saben, bien porque no
quieren saberlo, bien porque nadie se lo ha contado, que la humanidad por
completo está siendo sometida, manipulada y organizada, según los intereses de
una minoría, la llamada “elite”.
Una élite que más allá del parlamento, de la cámara del
congreso, de la organización de naciones unidas, conduce al ser humano hacia un
sistema de gobierno ya diseñado desde mucho tiempo atrás.
A mis años, no puedo sino comparar, y me vienen a la memoria aquellos días en clase, cuando levantaba la mano y decía corrigiendo al profesor o profesora de turno: “Perdón, pero eso (pongamos el ejemplo de la conquista romana de la Galia), es mentira”.
“¿El qué es mentira–me respondían de forma inquisitorial-,
que César no conquistó a los bárbaros?”, “No –me defendía yo-, eso es
innegable, lo incierto es que fueran bárbaros…” Aquello casi siempre acababa
con la misma imagen: yo, sentado frente al director, que me reprendía por ser
tan… “contestatario”, decía él.
Y siguiendo con el tema, César no fue un gran estratega,
sino un genocida. Exterminó a millones de niños, mujeres y por supuesto
hombres, que lucharon contra sus legiones invasoras. Más tarde, los mercaderes
romanos recorrían la Galia con sus carros, ofreciendo sus bagatelas a cambio de
los abundantes bienes (productos, los llamaron ellos) de la recién civilizada
tierra gala, que más tarde iban a parar a los mercados de Roma, donde los
pulcros y “honestos” comerciantes, obtenían beneficios astronómicos por dichos
botines.
El pueblo romano, supongo, que no sabría nada del exterminio
de los bárbaros del norte, y por supuesto, los temería: “enemigos, peligrosos,
locos sin civilizar… de los que hay que protegerse” les dirían sus gobernantes
para justificar esas guerras.
Pero en aquella época, sí aprendí una cosa y es que la
historia, se repite en ciclos y siempre lo hace de igual manera. Cambia la
Galia por Irán o Irak, cambia a César por Bush u Obama, y sólo reajusta las
cifras en cuanto a fechas.
Esta figura, llamada Julio César, precedió a tantas otras,
como: Cortés, Pizarro, Napoleón, Hitler, Franco, Stalin…
Todos ellos financiaron sus conquistas (sus genocidios) con
el dinero de unos personajes oscuros, que no gustan de aparecer en los libros
de historia, y que no son más que los que ponen grandes sumas de dinero en las
manos adecuadas según la parte de la historia que elijamos analizar, y que
generaciones más tarde, bien ellos, bien sus descendientes directos, recuperan
en forma de control total de los recursos de una región determinada (sus
conquistas).
Según avanzó la historia, estas regiones fueron llamándose
países, y sus gobernantes, siempre (salvo en contadas ocasiones, ¡qué las
hay!), fueron del agrado de estos señores que no necesitaban del reconocimiento
popular, dejándolo para sus títeres que gobiernan obedeciendo las órdenes de
quiénes financiaron sus ascensos, y los pusieron ahí.
Recuerdo que en el patio del instituto, yo devoraba libros
como “1.984”, de Orwell; “Un mundo feliz”, de Huxley; “El Nuevo Orden Mundial”
de Wells, o “La rebelión de las masas” de Ortega, y siempre que los cerraba,
marcando la página indicada para poder continuar con su lectura, volvía a
caminar por la matrix y sentía pavor al comprobar cómo esa masa de “borregos
adiestrados” de los que hablaban esas historias, comenzaba a ser palpable,
real, y muchos de los que me rodeaban ya actuaban como los personajes de
aquellos libros: indolentes, egoístas, conformistas y con el paso de los años,
con menor capacidad para la crítica y mucho menos para la rebelión.
El mundo que me pintaron como “el futuro”, no era sino una
trampa de la que escapar: “cásate, compra un piso, consigue un trabajo fijo y no
protestes… hijo, si tú discutes con tu jefe, hay otros trescientos que harán tu
trabajo sin decir ni mú”.
Seguro que todo esto te suena, ¿verdad?
Bien… Terminé el instituto, y ya no tuve que discutir con
profesores acerca de la veracidad de la historia. Pero aún me quedaba lo peor,
enfrentarme con esa “masa” de la que Ortega habló en sus artículos a principios
del siglo XX, y pasar desapercibido, dado que yo: ni era conformista, ni era
dócil, ni era manejable. Si bien es cierto que en la universidad había algo más
de libertad.
Por otro lado, y sin decantarme por la especialización, base
de todo sistema maquinal, seguí “buscando” la verdad, y a cada paso que daba en
la vida, comprendía que la mentira está mucho más arraigada de lo que podía
haber supuesto en un principio, hasta el punto en que tras muchos años de “no
creer” en las versiones oficiales, y buscar por mi cuenta, lo único que sé, es
que no sé casi nada…
Pero sí sé, que alguien me ha robado información, no sólo en
cuanto a quiénes mandan realmente en el mundo, o quiénes fueron asesinos,
héroes, villanos, terroristas, enemigos o amigos, sino en lo más importante: no
sé casi nada de mí, acerca de quién soy realmente, de dónde vengo, qué pasó con
nuestra historia antes del periodo acordado como oficial (6.000 años A.C.).
¿Cómo no sale en las noticias, las traducciones de las
tablillas sumerias por parte de Sitchin?, ¿Cómo ningún temario oficial incluye
el mapa precolombino de Piri Reis?, ¿por qué no dicen abiertamente que no hay
“eslabón perdido” ?, ¿por qué no se admiten como válidas todas las medicinas
alternativas?, ¿quizá sea por el monopolio ejercido por la industria
farmacéutica?…
En definitiva, ¿por qué la ciencia y la historia, no hacen
lo que todos y todas hacemos cuando comprobamos incoherencias, que es
simplemente replantear las hipótesis y volver a investigar desde cero?… ¿Por
qué?
Quizá el porqué sea evidente, y haya estado ahí ante
nuestros ojos durante toda la historia, y sólo hasta nuestros días, y gracias
al boom de Internet, podamos decirlo con rotundidad:
Porque esa élite que mencioné antes, basa su fuerza en la
ignorancia del rebaño que le nutre.
Es decir, hace mucho tiempo que nos roban información o la
cambian, por la más adecuada para sus planes, hoy día, los medios de
comunicación masivos, repiten todos las mismas noticias, que, a su vez, vienen
de las mismas agencias de prensa, que a su vez son de…
¿De quiénes crees que son los medios de comunicación masiva?
La ignorancia de la mayor parte del planeta es su mayor
logro, fruto de una ingeniería social planificada desde hace al menos dos
siglos (te recomiendo que busques los inicios de la psiquiatría). La
ignorancia, es, en definitiva, la piedra angular en la que basan su supremacía
como élite gobernante, constatada desde hace al menos dieciocho siglos, desde
el apretón de manos de Clemente y Constantino (iglesia y estado), y la
redacción de su primera versión oficial de la historia: la Biblia.
¿Tendría algo qué ver la quema de la Biblioteca de
Alejandría, donde se guardaban copia de todos los grandes libros escritos hasta
esa fecha?, ¿tendría algo qué ver la llegada de los templarios, siglos más
tarde a Jerusalén, con el rescate de alguno de aquellos tomos escondidos de la
quema y guardados a salvo en el templo de Salomón -el famoso tesoro templario,
que jamás apareció-? ¿Tendrá algo que ver este tesoro con las órdenes masónicas
y su grado 33, llamado iluminatti, o iluminados, o conocedores del secreto?
¿Tendrá algo qué ver ese secreto con el origen de nuestra especie, y con todo a
lo que la ciencia tacha como “paranormal”?
Son preguntas que me sigo haciendo, quizá nunca deje de
hacérmelas, pero a lo mejor si estos tipos no hubieran ocultado adrede toda
esta información, podría empezar con otras más importantes, como:
¿Para qué he venido? ¿Cómo puedo evolucionar? ¿Qué es la
muerte, un cambio de ciclo?… Y si no utilizaran el miedo, ¿temeríamos a la
muerte?… Y entonces, ¿quién podría someternos?
El principal logro de esta élite en la sombra, ha sido
confundir nuestra verdadera naturaleza, que nunca fue la competición, el
egoísmo, la indolencia, la distinción entre lo masculino y lo femenino, la
codicia, el clasismo, la jerarquización, la propiedad (todos y todas
compartimos una sola casa), lo efímero (todos los seres humanos compartimos una
memoria de especie, es decir, tenemos almacenadas en alguna parte de nuestro
cerebro, reminiscencias de infinitas vidas en distintas épocas “C. G. JUNG”)…
Bien, llegado a este punto, te preguntarás, ¿y qué?, ¿en qué
me afecta a mí que sean estos quiénes mandan, o los que dice la tele: los
políticos?
Te afecta en todo, porque si no lo sabes, estos personajes
crueles que juegan a ser dioses, tienen un plan, o si lo prefieres, llevan
siglos intentando llegar a un modelo perfecto de gobierno (perfecto para ellos,
claro está), en el que ya no tengan que seguir en la sombra porque el resto les
acepte como únicos amos y benefactores, en el que nadie pueda seguir la pista a
otra cosa que no sea la “historia oficial” y políticamente correcta, que a
ellos les gustaría dejar como única referencia.
En ese futuro próximo, todo rebelde a su sistema de
esclavitud mundial, podrá ser identificado electrónicamente y por supuesto
borrado, reciclado… o ¡vaya usted a saber qué!
Un sistema de gobierno “perfecto”, representado por una gran
pirámide, en cuya base sustentando el resto del edificio, estamos tú y yo, en
una u otra altura, pero siempre cerca de la base, justo encima de nosotros hay
una gran “barrera” con ciertos privilegios de clase, pero con un solo objetivo:
la represión de la masa. Antes de la cima piramidal, en posiciones elevadas, ya
sabes quiénes se situarían, y ocupando la privilegiada cúspide estarían
(¡están!) ellos, dominándonos, esclavizándonos y alimentándose de todo el resto
de la población, que los lleva manteniendo y enriqueciendo durante siglos.
Curiosa coincidencia, que este mundo que todos tildamos de
injusto y acabado, sea una fotocopia del sistema jerárquico de cualquier orden
masónica en el mundo… ¿coincidencia?
Voy a citar una gran película, Network, de Sydney Lumet (1.976), para ilustrar este “mundo
perfecto”, al que pretender llevarnos. Entre paréntesis, mis anotaciones:
“Un mundo perfecto, en
el que no habrá guerras (un único ejército), no habrá hambre (la población
fijada como ideal es de tan sólo quinientos millones de personas en todo el
mundo), presión, ni brutalidad (después del diezmo: guerras, chemtrails,
pandemias, etc. toda la población, estaría ya perfectamente controlada) Tan
sólo habría una vasta y ecuménica compañía asociada (una sola nación, algo que
ya comenzamos a conocer con la UE), en la que todos los hombres (fíjate, dice
“hombres” no seres humanos, o personas, no. Siempre usan mal el lenguaje, pero
lo hacen a propósito, masculino: hombres, autoridad, separado del femenino: personas,
palabra que nos aúna a toda la raza humana), trabajarán por el beneficio común
(cada uno ocupando su hueco en esa gran máquina piramidal, sirviendo a su
cúspide: una máquina perfecta para gente como por ejemplo: David Rockefeller,
la familia Rothchild, la familia Bush… o para los más cercanos: Emilio Botín,
Luis de Rivero, hermanas Koplowitz, Florentino Pérez, etc.), en la que se les
cubrirán todas las necesidades (que coincidirán, con las ofertas coyunturales
del mercado que les suministra, tanto de productos, como de necesidad de ellos,
vía T.V.), se les moderarán todas las ansiedades (los psicópatas psiquiatras
saben que se inventan enfermedades en razón a la gama de productos para
“lobotomizar” más aún al personal, fabricados por la santísima industria
farmacéutica) y les divertirán para que no se aburran.”
¿No te suena eso a lo que yo llamo “la matrix”?…
La matriz es la esclavitud aceptada como libertad, el mundo
de robots que no se enteran o no quieren enterarse de todo esto que te estoy
contando, y que hoy en día ya no es fruto de mi imaginación conspiranoide, sino
de la prueba irrefutable de miles de millones de evidencias que puedes cotejar
tú mismo o tú misma en internet.
Sydney Lumet dejó este aviso en forma de película en 1976,
H.G. Wells, lo hizo a su modo en forma de libro en 1939, y podría seguir
profundizando en la historia, pero este no es el medio, y tampoco el caso.
Yo estoy hablando de tu relación y de la mía con ese Nuevo
Orden Mundial, ese sistema de auténtica locura, de enajenación mental de no sé
qué grado, esa aberración para todos los que sentimos amor por los nuestros y
NO QUEREMOS a los que nos impiden realizarnos. Te estoy hablando de que ese es
el futuro que han programado para ti, para mí, y para todos los nuestros. Y
quiero que te impliques desde la información.
Pero ahora sí, ahora tú dirás: “bien, y ¿qué podemos hacer
para detenerles?”.
En mi opinión, no es una revolución armada, todas
fracasaron. Tampoco lo es de tomar la calle, que siempre ayuda, pero de un
tiempo a esta parte, ¿no te has fijado en el incremento desproporcionado de las
fuerzas del estado? Para el nuevo orden mundial, su ejército para reprimir a la
población interior, es la policía.
Creo que hay avances, lo quieras o no, las
macro-vacunaciones anunciadas por la OMS, han sido paralizadas por la unión de
millones de personas, que hemos sacado a la luz el negociete del señor Rumsfeld
y compañía, y de hecho, no deja de ser un logro, que diputados europeos, hayan
denunciado a la OMS y a la farmacéutica Baxter.
Pero más allá de ese número de webs, blogs, foros, etc., que
crecen exponencialmente y que señalan a los verdaderos causantes de: hambre,
crisis, guerras, enfermedades, explotación de GEA, desinformación, o lo que es
lo mismo, lobotomización de la media poblacional, más allá de toda esa gente
(mi saludo a toda la gente que lucha por sacar a la luz toda la verdad), que
parece haberse dado cuenta de ese futuro inmediato al que nos quieren hacer
llegar esta élite, su Nuevo Orden Mundial, más allá de todo esto, yo creo que
una revolución, quitándole su primera “r”, puede llevarnos al éxito en esta
pugna, que no deja de ser una lucha, por mucho que estemos hablando de amor.
El poder basa su fuerza en la falta de voluntad de un
pueblo, dicho con otras palabras, el poder sólo puede controlar al que acepta
ser gobernado.
La evolución se puede
ver de dos formas distintas: como individuo y como especie.
Ninguna especie evoluciona si no comienzan a hacerlo sus
individuos, si no rechazan “unilateralmente” ser gobernados (ya sé, que te
chocará con las parrafadas tan bien aprendidas que Darwin dejó como regalo en
esa “ciencia oficial”).
El primer paso en la evolución de la especie, es tu propia
evolución.
Una vez que decides gobernarte a ti mismo, o a ti misma,
debes replantearte mucho de lo que llamas necesidades, has de ser capaz de
posponer las menos básicas a tu voluntad, que te dice a cada paso, que el
premio no es otro, que tomar tus elecciones con plena libertad.
Esto no conduce a la felicidad, ¡hay que decirlo!, pero hay
una recompensa infinitamente mayor, que es el conocimiento de ese YO. Algo, que
todas las religiones, todos los estados, siempre han intentado evitar por todos
los medios.
Quien se gobierna a sí mismo, y no acepta autoridad ajena,
tiene una ardua tarea, que es la de conciliar a su Ying con su Yang, si lo
prefieres, su lado femenino con su lado masculino, o si te gusta más, su lado
racional con su parte emocional.
EL PREMIO… SER UNO MISMO
Aparte, comienzas a saber que además de lo bueno y de lo
bello, todos los males del mundo están también dentro de ti, todo lo malo que
juzgamos del resto, pervive también en nosotros, pero muchas veces comenzamos
supuestas revoluciones, denuncias contra este u aquel, levantamos la voz en
favor de lo que creemos justo, y resulta que en un momento de presión podríamos
llegar a ser el mismísimo demonio.
Si comenzamos juicios ajenos, deberíamos empezar por
nosotras o nosotros mismos… ¿Cuántas veces pasó esto?, muchas revoluciones
acabaron con los tiranos, y se sustituye a un iluminado por otro y al final,
siempre vuelve la dictadura: la política, la del hambre, la del miedo, o la
nuestra: la de la imbecilidad.
Es decir, tras la revolución, no avanzamos nada como
especie, y la culpa, la sigue teniendo el individuo, que, en la lucha contra la
injusticia, justifica los medios empleados por el erróneo fin de que todo
cambie a mejor, sin que los “revolucionarios”, hayan cambiado ellos primero.
Y es que la historia se repite, sólo tienes que leerla
utilizando fuentes distintas.
Podríamos disfrutar de un mundo sin élites, sin dinero,
podríamos abastecernos con energías libres, podríamos hacer tantas y tantas
cosas como especie…
Pero la evolución comienza frente a tu espejo, y frente al
mío, y frente al de mi compañera, o la tuya, o el tuyo…
Y la pregunta que debemos hacer es:
¿Podremos compartir esta tierra y sus recursos?, ¿estamos
preparados para reconocer nuestras diferencias y compartir nuestras vidas,
nuestras energías, nuestros sueños? ¿Hemos aprendido a combinar nuestras dos
realidades?
Mi respuesta es un SÍ rotundo; pero yo, ya llevo años
enfrentándome a mis demonios (de hecho, no paro de hacerlo), dejándolos tras el
espejo y aceptando que la única revolución válida es la mía personal, si yo
limo mis bajezas, supero mis miedos, y sufro cada vez que lo hace el mundo, ya
lo estoy cambiando.
La justicia triunfará cuando estemos preparados y preparadas
para ello, si los amorales que ostentan el poder siguen sin ser arrestados y
encarcelados, es porque esos a los que dominan, prefieren juzgar a juzgarse
ellas y ellos mismos, tan sólo para conservar esa sensación irreal llamada
seguridad, y así, se permiten “pequeñas bajezas” para no afrontar el “gran
paso”: intentar no volver a repetir el mismo error, sin culpar al resto de sus
propios fracasos.
Hay muchas formas de salir de la matriz, muchos pueblos que
se caen, y que nadie levanta, hay muchas formas de agruparse y vivir en
comunidades autogestionadas, pero parece que el mundo está tras del ordenador y
que sólo podemos luchar desde su pantalla, y no es así.
No vale con decir “no al Nuevo Orden Mundial”, hay que
proponer alternativas, jugar a CREAR un nuevo mundo, siga o no la élite, en esa
cúspide de la pirámide.
La democracia es un sistema válido, pero la HORIZONTAL, en
la que el poder emana de abajo a arriba, nunca a la inversa.
Debemos luchar simplemente negándonos a ser gobernados y
gobernadas, autoproclamándonos estados soberanos e independientes cada uno de
nosotros. Con todas sus consecuencias, claro
Si lo hacemos de la forma correcta, es decir, tú en lo tuyo
y yo en lo mío, sin trampa, ni cartón, conscientes del trato: “compartir y
respetar”, no habrá iluminado que vuelva a jugar al ajedrez con nosotros, con
la vida de los nuestros.
¿Pero estamos dispuestos como seres humanos a COMPARTIR?…
¿Te has planteado alguna vez, en qué consiste compartir?
Hasta que tú no lo tengas clarísimo, ellos, seguirán
gobernándote.
Tú, tienes que
cambiar el mundo, tu mundo.
Entonces, todos y todas habremos vencido esta batalla, y el
homo sapiens, habrá aprendido algo básico para evolucionar como especie: Vivir en armonía.
Esa es la única revolución, que yo veo factible: la tuya y
la mía, primero sin “r” y contra nuestros propios demonios, más tarde…
Gracias por haber llegado hasta aquí, espero haberte aportado
algo, y si ya lo sabías, quizá otros y otras no lo sepan aún, pásaselo.
http://lacienciadelespiritu.blogspot.com/2021/03/el-mundo-que-nos-quieren-imponer-para.html
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