AMAR EL ORIGEN
EL HOGAR, UN REFLEJO
DE NUESTRO MUNDO INTERIOR
El comienzo de un nuevo ciclo, sea una nueva relación, un
nuevo curso o un nuevo año, genera, de forma natural, la tendencia a marcarnos
objetivos y plantearnos cómo lograr alcanzarlos.
Respecto a un nuevo comienzo del año, aspectos como el deseo
de mejorar la salud, adquirir un nuevo conocimiento, lograr más tiempo libre,
disfrutar más de los seres queridos o mejorar aspectos más internos como la
autoestima, la atención o la perseverancia, son algunos de los impulsos más
comunes.
El sentimiento de un nuevo comienzo genera en todos una vibración muy concreta que nos prepara y enfoca en el logro de aquello que nos hemos marcado.
Esta vibración está vinculada a la calidad de nuestras
relaciones familiares y nuestra salud.
Tanto es así que muchos de los retos que nos proponemos y no
logramos están alineados con conflictos familiares. Lo mismo ocurre en el
origen de algunos problemas de salud.
Tomar consciencia del valor que la calidad de la relación con
nuestra familia aporta a nuestra salud y a nuestras proyecciones de futuro nos
ayuda a plantearnos, ante cada nueva idea de salud o de anhelo personal, si el
origen del nuevo deseo tiene la base de una relación sana con la familia o
puede contener algún tipo de búsqueda inconsciente de aprobación o de huida.
Una vez que logramos la paz en las relaciones
familiares, nuestras ideas de mejorar surgen desde nuestra esencia y no desde
nuestra inconsciencia.
Cuando esta visión la llevamos a nuestro hogar, nos encontramos
con un escenario muy similar a nuestra experiencia interior.
Nuestro hogar es un reflejo de nuestro mundo interior
y sobre él proyectamos tanto nuestra consciencia como nuestra inconsciencia.
Un hogar que nos facilita la paz interior y la serenidad es
un reflejo de nuestra propia paz y luz personal.
Un hogar que nos incomoda o nos genera tensión es un reflejo
de la forma que vivimos en nuestro interior.
Es por ello que en los hogares donde hay buen clima o salud
familiar es más fácil cuidarse, tener hábitos saludables y ser constante con
los objetivos que nos marcamos.
Tanto si vives en familia, en pareja o si vives en soledad,
si observas que te cuesta mantener hábitos saludables, si te cuesta ser
constante o si tienes tendencia a proyectarte en objetivos poco realistas o que
te desgastan en lugar de aportarte vida, te recomiendo que pongas atención a
cómo está reflejada tu energía familiar en tu hogar.
Tratar de mantener a la vista recuerdos agradables, fotos y
objetos que te inspiren a honrarla y cuidar las relaciones favorecerá tu propia
proyección.
Por otro lado, la fortaleza y la salud de todos aquellos
muebles que nos sustentan –sillas, sofá, cama, taburetes– son un reflejo de la
fortaleza y la salud de nuestros vínculos familiares. Cuidarlos aumenta tu Luz
y tu vibración interior.
Por mucho que a veces sintamos la necesidad
de alejarnos de nuestras raíces para crecer, siempre nos seguirán nutriendo.
La aceptación y el agradecimiento son las
claves del orden familiar para una evolución y proyección llenas de salud.
Andrés Tarazona
- www.andrestarazona.com/
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