QUIERO SER FELIZ Y NO PUEDO
Por qué ocurre y qué puedes hacer
Tener expectativas demasiado altas sobre lo que significa
ser feliz y no contar con un propósito claro, son dos posibles motivos de la
infelicidad.
Buscar la felicidad a veces se siente como un callejón
sin salida. Pasa que repetirse una y otra vez «quiero ser feliz y no
puedo» frustra, cuando intentamos avanzar y nos topamos con barreras que
impiden llegar a donde deseamos. Lo más curioso es que, en ocasiones, somos
nosotros mismos quienes creamos los obstáculos.
Estos pueden presentarse en forma de creencias negativas, expectativas poco realistas o prioridades desordenadas, por poner algunos ejemplos. Pero no todo está perdido. Aquí exploraremos los posibles motivos detrás de esta lucha constante y mencionaremos sugerencias para salir de ese ciclo de insatisfacción.
«No soy feliz con mi vida»: posibles razones
«Quiero ser feliz y no puedo», «quiero estar bien, pero no
puedo», «¿cómo sentir alegría con lo que tengo?». La felicidad es un objetivo común,
pero a la vez un estado difícil de conseguir.
Para mejorar esta
situación, primero necesitamos entender qué nos impide sentirnos felices, ya
que las razones varían en cada persona. Una vez identificadas las trabas, es
posible trabajar en ellas y enrumbarse hacia una vida más satisfactoria.
1. Expectativas demasiado elevadas
Cuando creemos que la felicidad es perfecta, tendemos a
establecer estándares poco realistas que no son solo difíciles,
sino imposibles de alcanzar. Esa presión por llegar a un nivel de dicha que se
equipare con lo que vemos en las redes sociales o en la televisión, es como
comprar un pasaje sin escalas a la frustración.
Da la impresión de que estuviéramos persiguiendo una ilusión, una imagen idealizada de lo que
debería ser nuestra existencia. Pero la realidad es que la vida
está llena de altibajos, de momentos de alegría y momentos de tristeza, de
metas conquistadas y de fracasos. Además, es crucial reconocer que ser felices es distinto a parecerlo.
2. Creencias negativas y rígidas
Es un hecho que lo que pensamos influye en cómo nos sentimos. Muchas veces,
nos percibimos atrapados en un ciclo de insatisfacción sin siquiera darnos
cuenta de que contribuimos a crearlo. Aferrarnos a ideas negativas sobre nosotros mismos o el resto, limita
nuestro potencial para ser felices.
«No soy suficiente», «cuando logre x cosa,
tendré la felicidad», «ninguna persona es de confiar». Estas creencias actúan como un filtro a través del cual
interpretamos el mundo que nos rodea. Nos predisponen a ver evidencia que
respalda tales ideas y a descartar cualquier información que las contradiga.
3. Carencia de propósito
Al no tener una
dirección clara o una razón para levantarnos por la mañana, es fácil caer
en la apatía y la infelicidad. Nos preguntamos
qué hacemos aquí y qué significado tiene todo esto. Como si flotáramos en un
mar de incertidumbre, sin saber hacia dónde vamos. Este escenario quizás genere
una sensación de vacío y desesperanza, lo que, a su vez,
perjudicaría nuestra autoestima.
4. Falta de autocuidado
Si la imposibilidad de encontrar la felicidad resuena a
menudo en tu mente, podrías reflexionar sobre qué lugar le das al autocuidado
hoy en tu vida. No es solo comer bien y hacer actividad física, sino también
prestar atención a tus emociones y relaciones. Hablo de priorizar tu bienestar por encima de todo.
Ante la falta
de autocuidado, nuestras necesidades pasan a un segundo plano y
es más fácil dejarnos «pisotear» por los demás. Esto haría aún más
complejo encontrar alegría y satisfacción en la vida cotidiana. Todo se vuelve
cuesta arriba.
5. Vivir en el pasado o en el futuro
Puede que te aferres a recuerdos, ya sean dulces o
dolorosos, reviviéndolos una y otra vez. O tal vez te pases
constantemente soñando el futuro o preocupándote por él. ¿Cuál es el problema?
Que mientras tu mente está ocupada
en otro tiempo, el ahora se te escapa sin siquiera notarlo.
6. Necesidades básicas insatisfechas
Sería insensible e injusto pasar por alto este punto. Muchas
veces, la sensación de no encontrar la felicidad está relacionada con necesidades básicas no cubiertas. Cosas tan simples como tener un lugar seguro
donde dormir, suficiente comida o sentirse protegido son cruciales para
nuestro bienestar.
Cuando estas necesidades elementales no son satisfechas, la
felicidad quizás parece un objetivo muy lejano, tal como señala la pirámide de necesidades de Maslow. Si una persona lucha por
encontrar alimentos, vivienda o abrigo, es menos probable que tenga los
recursos y energía para enfocarse en las relaciones, el amor y el desarrollo
personal.
Otros factores que alimentan esta sensación
La felicidad termina afectada por una variedad de aspectos
en nuestras vidas. Además de los factores mencionados hasta aquí, existen otros
componentes claves que contribuirían a la sensación de «no soy feliz con nada»
o «quiero ser feliz y no puedo». Abordar tales asuntos es imprescindible para
encontrar un mayor bienestar emocional y mental. Se trata de los siguientes:
- Ausencia
de vínculos significativos
- Insatisfacción laboral o profesional
- Tendencia
a compararnos todo el tiempo con los demás
- Desafíos
de la salud mental como la depresión y la ansiedad
¿Qué hacer cuando no soy feliz?
Si te identificaste con los motivos anteriores, es
conveniente que prestes atención a las siguientes sugerencias. El propósito es que
toda persona salga del hoyo que supone la insatisfacción y encuentre las maneras de ser felices.
Analiza tu significado de felicidad
Para empezar,
reevalúa lo que significa ser feliz. No te limites a pensar
en grandes logros o eventos excepcionales. Reconoce que la felicidad puede venir de pequeñas cosas y que,
incluso, se acompaña de emociones menos placenteras como la tristeza, el dolor
o la nostalgia.
Sí, aunque parezca contradictorio. Imagina que María alcanza
una meta que anhelaba mucho, como graduarse en sus estudios. Ella siente
felicidad, pero al mismo tiempo le entristece pensar que su padre ya no está
para compartir su alegría. Puedes
estar contento con dolores o problemas de por medio.
Trabaja tus creencias
Es crucial modificar
las creencias negativas por pensamientos más positivos y realistas. La
terapia cognitivo-conductual es una herramienta eficaz
para cuestionar estos patrones y reemplazarlos. Recuerda que tienes el poder de
cambiar la forma en la que piensas y así mejorar tu bienestar emocional.
Descubre tu ikigai
Un ikigai es tu razón de ser. Se trata de la fusión entre
cuatro elementos principales; lo
que amas, lo que el mundo necesita, lo que puedes hacer bien y por lo que
puedes recibir una recompensa. De acuerdo con la filosofía
japonesa, todo el mundo tiene uno.
¿Es sencillo hallarlo? En absoluto ¿Imposible? Tampoco.
Descubrir tu propósito tal vez requiere tiempo y, sobre todo, autoexploración.
Necesitarás observar con detalle tanto tu entorno como tu interior. Una vez que
lo encuentres, sentirás más compromiso con tu existencia.
Cuida de ti
¿Te repites con frecuencia «quiero ser feliz y no puedo»?
Entonces escúchate. Dedica tiempo
a sintonizar con lo que sientes y necesitas. Luego, cuida de ti
como lo harías con un buen amigo. Esto significa hablarte con amabilidad,
permitirte descansar cuando lo necesites, hacer actividades que disfrutes
y aprender a marcar límites. También implica reconocer tus
logros y perdonarte por tus errores.
Plántate en el aquí y el ahora
Tan simple y complejo como vivir el presente. Trata de aplicar la atención plena el mayor tiempo posible. Por
ejemplo, cuando estés con amigos, deja el móvil a un lado y sumérgete por
completo en la conversación. De la misma forma, en un concierto en vivo
enfócate solo en la música y en la experiencia.
Recurre a tu red de apoyo
Si te ves en esta situación de vulnerabilidad, es importante
que recurras al apoyo de
familiares, amistades, organizaciones o servicios de asistencia social. Compartir
tus preocupaciones y contar con un respaldo puede allanar el camino para
encontrar soluciones y mejorar tu situación.
Recibir ayuda terapéutica hace la diferencia
Cuando te esfuerzas por sentirte bien, pero parece que nada
funciona, la frustración y la desesperanza se convierten en tus fieles
compañeras. Pedir ayuda profesional puede cambiar las cosas.
Eso sí, un
terapeuta no te entregará la felicidad de inmediato. Más bien, te proporcionará
herramientas valiosas para que seas tú quien cultive el bienestar
propio. En conjunto, explorarán tus emociones, expectativas y desafíos,
brindándote la orientación necesaria.
https://lamenteesmaravillosa.com/quiero-ser-feliz-y-no-puedo/
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