PARA CAMBIAR, SOLO HAY QUE DEJAR DE SER Y HACER LO
MISMO
El otro día estaba hablando con varias
personas “iniciadas” sobre el cambio y la madurez de las personas. Cada uno
esgrimía diferentes teorías sobre nuestra vida, el valor de las experiencias en
ella y las diferentes técnicas (reiki, meditación, constelaciones, etc.) para
reencontrarse con uno mismo y crecer. Todos, de una manera u otra, hablaban
sobre el cambio en nuestra vida, aunque desde distintas perspectivas. Pero la
verdad es que creo que nos complicamos la vida, ella es mucho más fácil…
Hay quienes afirman ser felices, en su
ignorancia y en su autoengaño. Pero, basta ver lo que escriben desde el
anonimato de las redes sociales o como se conmueven ante una película
sentimental, un buen libro o al ver el sufrimiento ajeno, para descubrir que
esa felicidad es solo aparente, que en su corazón hay dolor escondido! Los hay
que solo hablan de felicidad y paz interior, pero la buscan incansable y
obsesivamente en presuntos maestros e iluminados, técnicas presuntamente
infalibles o en terapias que se eternizan y que no logran avance alguno.
También los hay que explican su verdad, como si fuera la única válida…y ya
sabes, dime de qué presumes y te diré de qué careces…
La vida es mucho más simple que todo eso!
Nadie puede enseñarte a vivir, sino tú mismo, día a día y solo viviendo y
aprendiendo así. Y cada uno tiene su propio camino, nadie puede inducir el
cambio en el otro. Y, sobre todo, comprender (con el corazón, no con la razón)
que hemos venido a esta vida a aprender, viviendo, luego tenemos toda la vida
que nos quede para lograrlo! Seguramente la vida ya sabe que el peor enemigo
para el aprendizaje es la autocomplacencia y el autoengaño (gran afición del
ser humano), por lo que, de vez en cuando, nos zarandea dándonos un susto
imprevisto para que despertemos. Muy posiblemente ese susto empezó con otros
más leves (algunos les llaman corazonadas o intuiciones), pero a los que no
hicimos caso. Y claro, ella es insistente y parece que estemos invitando a que
la vida nos despierte a golpes…
Aún así, la vida se aprende por prueba-error.
Algo llega, lo vives y si no te sientes bien y feliz, cámbialo por algo nuevo!
Llenar y vaciar, continuamente! Pero no repitas errores, solo aprende de ellos.
No los cronifiques ni los conviertas en hábitos, pues solo consigues que el
sufrimiento se haga un hueco permanente en tu vida de cada día.
Perdónate por haber errado, aprende y luego
olvida! No pidas consejos a quien no tiene ni tendrá tu propio corazón! ¿Sabes?
Tu intuición funciona… aunque no siempre te atrevas a hacerle caso! Pero no
intentes cambiarla por razonamientos irrazonables propios o ajenos, ni por
consejos de presuntos maestros, haz siempre lo que sientes, le guste a quien le
guste y sin miedo a equivocarte, una vez más! Un error es aprender, el mismo
error dos o más veces es no haber aprendido lo suficiente! Luego, volverá a
aparecer la oportunidad de aprender…hasta que aprendas!
La vida es algo simple, como ves. Lo difícil
es llevarle la contraria, soportar que tengas planes para ella y no se cumplan,
o bien intentar programarla, como quisieras y en todo momento! Solo hay unas
normas claras para saber vivir:
- La vida es como es, no como querríamos que fuera,
- La vida es cambio permanente, todo fluye, empieza y
acaba, continuamente,
- Todo en la vida tiene su sentido, aunque no siempre
sepamos comprenderlo,
- Nuestra actitud ante la vida conforma nuestra realidad,
- Aceptar nuestra realidad y nuestra responsabilidad ante
ella son las premisas necesarias para nuestra felicidad.
Y, si además te sobra tiempo, que sepas que
amar no es más que compartir todo eso con los demás!
Ya ves, es fácil. No hay recetas mágicas ni
soluciones concretas. Ni maestros ni alumnos posibles. Todos aprendemos lo
mismo, aunque de diferente manera, cada uno la suya. Aunque unos tarden una
vida y otros, dicen que varias, qué más da! Lo único que unos y otros debemos
llegar a conseguir es confiar en nuestra capacidad de vivir aprendiendo y a
confiar en la propia vida y lo que ésta nos trae, ¿sencillo, no? ¿No es eso
amar, acaso?
Escrito por Miguel
Benavent de B.
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