18.7.14

Nadie puede enseñarte a vivir, sino tú mismo, día a día y solo viviendo y aprendiendo así.

PARA CAMBIAR, SOLO HAY QUE DEJAR DE SER Y HACER LO MISMO


El otro día estaba hablando con varias personas “iniciadas” sobre el cambio y la madurez de las personas. Cada uno esgrimía diferentes teorías sobre nuestra vida, el valor de las experiencias en ella y las diferentes técnicas (reiki, meditación, constelaciones, etc.) para reencontrarse con uno mismo y crecer. Todos, de una manera u otra, hablaban sobre el cambio en nuestra vida, aunque desde distintas perspectivas. Pero la verdad es que creo que nos complicamos la vida, ella es mucho más fácil…
Hay quienes afirman ser felices, en su ignorancia y en su autoengaño. Pero, basta ver lo que escriben desde el anonimato de las redes sociales o como se conmueven ante una película sentimental, un buen libro o al ver el sufrimiento ajeno, para descubrir que esa felicidad es solo aparente, que en su corazón hay dolor escondido! Los hay que solo hablan de felicidad y paz interior, pero la buscan incansable y obsesivamente en presuntos maestros e iluminados, técnicas presuntamente infalibles o en terapias que se eternizan y que no logran avance alguno. También los hay que explican su verdad, como si fuera la única válida…y ya sabes, dime de qué presumes y te diré de qué careces…

La vida es mucho más simple que todo eso! Nadie puede enseñarte a vivir, sino tú mismo, día a día y solo viviendo y aprendiendo así. Y cada uno tiene su propio camino, nadie puede inducir el cambio en el otro. Y, sobre todo, comprender (con el corazón, no con la razón) que hemos venido a esta vida a aprender, viviendo, luego tenemos toda la vida que nos quede para lograrlo! Seguramente la vida ya sabe que el peor enemigo para el aprendizaje es la autocomplacencia y el autoengaño (gran afición del ser humano), por lo que, de vez en cuando, nos zarandea dándonos un susto imprevisto para que despertemos. Muy posiblemente ese susto empezó con otros más leves (algunos les llaman corazonadas o intuiciones), pero a los que no hicimos caso. Y claro, ella es insistente y parece que estemos invitando a que la vida nos despierte a golpes…
Aún así, la vida se aprende por prueba-error. Algo llega, lo vives y si no te sientes bien y feliz, cámbialo por algo nuevo! Llenar y vaciar, continuamente! Pero no repitas errores, solo aprende de ellos. No los cronifiques ni los conviertas en hábitos, pues solo consigues que el sufrimiento se haga un hueco permanente en tu vida de cada día.
Perdónate por haber errado, aprende y luego olvida! No pidas consejos a quien no tiene ni tendrá tu propio corazón! ¿Sabes? Tu intuición funciona… aunque no siempre te atrevas a hacerle caso! Pero no intentes cambiarla por razonamientos irrazonables propios o ajenos, ni por consejos de presuntos maestros, haz siempre lo que sientes, le guste a quien le guste y sin miedo a equivocarte, una vez más! Un error es aprender, el mismo error dos o más veces es no haber aprendido lo suficiente! Luego, volverá a aparecer la oportunidad de aprender…hasta que aprendas!
La vida es algo simple, como ves. Lo difícil es llevarle la contraria, soportar que tengas planes para ella y no se cumplan, o bien intentar programarla, como quisieras y en todo momento! Solo hay unas normas claras para saber vivir:
- La vida es como es, no como querríamos que fuera,
- La vida es cambio permanente, todo fluye, empieza y acaba, continuamente,
- Todo en la vida tiene su sentido, aunque no siempre sepamos comprenderlo,
- Nuestra actitud ante la vida conforma nuestra realidad,
- Aceptar nuestra realidad y nuestra responsabilidad ante ella son las premisas necesarias para nuestra felicidad.
Y, si además te sobra tiempo, que sepas que amar no es más que compartir todo eso con los demás!
Ya ves, es fácil. No hay recetas mágicas ni soluciones concretas. Ni maestros ni alumnos posibles. Todos aprendemos lo mismo, aunque de diferente manera, cada uno la suya. Aunque unos tarden una vida y otros, dicen que varias, qué más da! Lo único que unos y otros debemos llegar a conseguir es confiar en nuestra capacidad de vivir aprendiendo y a confiar en la propia vida y lo que ésta nos trae, ¿sencillo, no? ¿No es eso amar, acaso?
Escrito por Miguel Benavent de B.    



No hay comentarios:

Publicar un comentario