LA AVENTURA
DE LA VIDA
¡Que oscuridad tan densa!
¡Que raro! No entra luz por la ventana y no se oye ningún ruido en el exterior.
Intento levantarme pero mis miembros no responden. ¡No funcionan mis sentidos!
Sin embargo, mi mente está activa, ¡puedo pensar!.
Quiero gritar y no puedo.
No sé dónde estoy. Al fin veo con terror una escena patética: mi cuerpo tumbado
y sin vida, en la cama de mi habitación. Mi espíritu, de pronto, se ve atraído
por una espiral que gira y gira, como un huracán que me absorbe y aleja de mi
entorno.
Cuando todo pasa, siento
cómo mi espíritu vaga sin rumbo por un laberinto indescifrable. De repente, una
fuerte luz cegadora ilumina el sendero y observo con claridad un pasillo, al
final del cual, unas sombras parecen llamarme. Antes de llegar al final del
pasillo, por mi imaginación pasan con rapidez, como si de una película se
tratase, las escenas más importantes de mi vida: mi infancia, mi primer amor,
cuando terminé los estudios...
Poco a poco parece que esa
secuencia de imágenes se va ralentizando y empiezo a visionar escenas que no
tienen que ver ni con el espacio ni con el tiempo, sino más bien con la
apreciación de los sentidos:
- El murmullo del mar al golpear los acantilados, ¡oído!
- Un bosque en otoño con toda su gama de tonos pastel, ¡vista!
- La fragancia de un aroma de mujer, ¡olfato!
- El sabor de una copa de champán, ¡gusto!
- El roce de unos labios sensuales, ¡tacto!
En mi imaginación ha ido
apareciendo simultáneamente con dichas imágenes una palabra que para mí ha
tenido mucho significado en la vida y que tiene relación con todos los
sentidos, por que se ve, se huele, se oye, se palpa y por último se saborea.
Esa palabra es como un sexto sentido innato en la naturaleza del hombre, me
refiero a la ¡AVENTURA!.