21.11.12

La vida no hay que entenderla más que con el corazón, para poder creer en ella, para poder disfrutar de ella cada instante


SI NO EXISTIERA EL AMOR, TENDRÍA QUE INVENTARLO YO (I)

Hoy estaba pensando que, en mi vida actual, si no existiera el amor, lo tendría que inventar! Solo él explicaría que, a pesar de mi realidad no siempre fácil ni cómoda, ande cada día con una sutil sonrisa en los labios, que confíe en mí, en los demás y en la vida, como lo hago, o que simplemente crea firmemente en la felicidad, en la tuya, en la mía y en la de todas las personas que existen en el mundo y aceptan lo que realmente son y sienten, los que creen en la soberanía de su corazón!

Ahora entiendo el por qué es necesario el amor en nuestra vida! Quizás porque hasta ahora en mi vida hubo escaso amor, a pesar de mi empeño, pues dependía solo de los demás! Y la gente -incluso los que afirmaban quererme- tiene miedo al amor, como yo lo tuve demasiados años. La gente vive solo desde fuera, solo lo que ven sus ojos y a expensas de su realidad tangible, a ratos cruel y, las más de las veces, difícil de entender Quizás porque la vida no hay que entenderla más que con el corazón, para poder creer en ella, para poder disfrutar de ella cada instante y tal vez compartiéndola para que crezca y adquiera el color que necesitamos para estar enamorados de ella, como merece, como siente ya nuestro corazón…

Cuando aparece el amor de verdad, desaparece la niebla de la razón! Cuando aparece el amor de verdad todo es color e ilusión! Y yo ya no sé vivir la vida sin amor! Tal vez por eso no se entiende que vea color donde los demás ven blanco y negro, que vea ilusión donde los demás solo ven miedo, que sienta compasión donde los demás solo ven amenazas, que viva mirando la vida de cara, donde los demás agachan la mirada para no ser heridos una vez más! Y, si eso es amor, ya no puedo vivir sin él… o lo tendré que inventar!

Y lo encontraría donde ya lo siento ahora, en cualquier bosque encantado, en cualquier lago plateado y lejano, en cualquier playa desierta, en el canto de cualquier pajarillo, en una puesta de sol o bajo la luna radiante! ¿Qué quedaría de todo eso, si no existiera hoy el amor en mi vida? Serían solo circunstancias cambiantes, hechos insignificantes que tal vez me envía el azar, con su espíritu burlón y, al parecer, siempre dispuesto a jugar conmigo y con mi limitada razón… (continuará)

Miguel Benavent

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