Según la Ley de la atracción, una energía emitida de una
manera concreta atraerá otra energía idéntica a la proyectada. Es decir que las fuerzas naturales
del orden se fundamentan en un magnetismo que nosotros generamos y proyectamos.
O sea que según esta creencia, nuestros pensamientos
negativos o positivos toman la misma forma en su proyección y,
como consecuencia, influencian nuestro entorno. Simplificando esto podemos
decir que nuestra mente y nuestros pensamientos tienen un gran poder que no
siempre aprovechamos.
No obstante cabe destacar que el funcionamiento de
la mente humana en torno a esta fuerza del universo carece de fundamento
científico como tal; por ello, dependiendo de la manera en que se plantee,
obedece más bien a una idea o leyenda acogida por la sociedad que uno puede o
no creer.
Así, aunque no podemos plantear la Ley de la
atracción como un concepto científico por el cual se rige la psique,
sí que podemos tratar de extraer aquí la importancia de permitirnos lo que
merecemos para poder atraer lo que necesitamos.
Hacernos conscientes para atraer lo que
necesitamos
Cada situación que vivimos día tras día, cada acto, cada
pensamiento y cada emoción se proyecta en algo más grande que se convierte en un influjo o
aura que envuelve nuestra vida.
Si constantemente tenemos pensamientos negativos,
creamos emociones insanas y
actuamos de manera acorde con ello, lo cual contribuye a perpetuar una
atmósfera de acontecimientos perjudiciales.
De ahí la importancia de pararnos a pensar en el tipo
de aire psicológico que
generamos. Por eso es esencial que manejemos de manera responsable lo que
deseamos, lo que nos permitimos y lo que buscamos conseguir.
“Mantén tus pensamientos positivos,
porque tus pensamientos se convierten en tus palabras.
Mantén tus palabras positivas,
porque tus palabras se convierten en tus comportamientos.
Mantén tus comportamientos positivos,
ya que tus comportamientos se convierten en tus hábitos.
Mantén tus hábitos positivos,
porque tus hábitos se convierten en tus valores.
Mantén tus valores positivos,
porque tus valores se convierten en tu destino”.
-Mahatma Gandhi-
Lo que sentimos tiene su origen en el interior,
no en el exterior
Hacernos conscientes de lo que nos merecemos y concedérnoslo
nos ayuda a priorizarnos y a alcanzar aquellas cosas que necesitamos. Esto no
es magia. Tampoco es el universo tejiendo leyes de atracción. Es algo más
fuerte, la voluntad de
nuestra mente para reconducir nuestra vida.
Así, con el objeto de liberarnos de las cadenas de deseos
que nos tienen cautivos, merece la pena reflexionar sobre cómo convertirnos en
la persona que deseamos ser.
Descifrar nuestra voz interior nos hará libres.
Permitirnos descansar, luchar por nuestros
sueños o amar como deseamos es lo que nos ayuda y predispone a la consecución
de otros logros en escalada. Por ello es esencial que respetemos ciertos
principios teniendo en cuenta lo siguiente:
·
Nunca
dejamos de hablar con nosotros mismos. Ese diálogo interno es
el que nos permite integrar y dar sentido a los hechos que acontecen a nuestro
alrededor.
·
Aunque
nos puede dar la sensación de que esos pensamientos tal como vienen se van, lo
cierto es que se sucede una constante interacción entre ellos y cómo actuamos,
cómo sentimos y cómo reacciona nuestro entorno.
·
Las
consecuencias emocionales y de comportamiento se activan a partir de esas
creencias o pensamientos que surgen en nuestro diálogo interno.
·
Las
personas controlamos, en gran medida, nuestro propio destino sintiendo y
actuando conforme a nuestros valores y creencias.
Así que si después de esta reflexión te
planteas que tu vida no es como deseas que sea, es probable que necesites un
cambio de perspectiva. Todo ello te conducirá a darte cuenta de que tal y como
manejes tus riendas es como dirigirás tu vida y, por extensión, tu relación con
el entorno. Entonces, partiendo de esa base, podrás comenzar a mejorarla.
Raquel Aldana
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