LO QUE NO SE PUEDE EVITAR
Hay tantas cosas que aunque queramos no se pueden cambiar…
El tiempo que se acelera, aunque sea un invento útil y macabro. Las cosas que nos pasan y nos rompen. Las personas que se nos acercan y lo que hacen. La vida que nos zarandea. Casi nada.
Aunque podemos mirar en nosotros, muy dentro, y comprender.
Notar qué sentimos y reconocer qué historias nos contamos para ver cómo
cambiando de cuentos vivimos más en paz.
Podemos decidir de nuevo cómo interpretar la vida, asumiendo la realidad, y qué nos quedamos que nos sirva para seguir adelante. Podemos aprender la lección y pasar a la siguiente.
Podemos mirar lo que se acaba y decidir que es porque otra
cosa nueva va a empezar.
Contemplar lo que fuimos y decidir que no va a condicionar
lo que somos nunca más. Que sabremos volver a mirar y ver de otro modo.
Que ahora podemos mirarnos y elegir amarnos y respetarnos.
Podemos aceptar lo que es y amarlo aunque duela.
Aunque no nos guste y quisiéramos cambiarlo. Aunque en
nuestra mano esté hacer algunas cosas para que sea de otro modo. Podemos
intentarlo, sin forzar, y luego aceptar de nuevo y estar en paz.
Porque aceptar no es resignarse sino asumir lo que es y
aprender a vivirlo desde la paz, dejar de necesitar que cambie para poder ser
felices y de enfocar nuestras fuerzas en ello. Dejar de resistirse y permitir
que la forma de mirar lo que pasa te transforme. Que la vida te transforme y te
lleve por dónde debes pasar…
Hay tantas cosas que no podemos cambiar… Y a pesar de ello,
nos enfadamos mucho con la vida y nos resistimos a vivir ese dolor pendiente,
esa situación incómoda. Y a cada embestida nos resistimos más y gastamos más
energía en evitar lo inevitable, vivir lo necesario, sucumbir a lo que ya es…
La vida se nos escapa de las manos mientras intentamos
retener historias que ya no son nuestras historias. Mientras nos resistimos a
sentir y a soltar lo que ya caducó y no nos sirve. Y lo hacemos porque no nos
amamos suficiente como para esperar algo más hermoso, algo más amable… Porque no
creemos merecer más ni conocemos nuestro valor.
No nos sentimos capaces de enamorar a nadie.
No nos sentimos dignos de un trabajo mejor.
No nos vemos viviendo en un lugar más amplio y soleado.
Nos recortamos tanto a nosotros mismos que decidimos no
pasar página por si el siguiente capítulo es peor que este y duele más… Y
muchas veces es cierto, duele más, pero es porque no cerramos este. Porque no
pasamos página de verdad y nos sujetamos a un pasado amargo, porque no
aceptamos y vivimos lo pendiente, porque la vida nos pone delante la
oportunidad y decidimos pasar de largo…
No sabemos quiénes somos y por ello no ocupamos nuestro
lugar.
Perdemos ese tiempo precioso en minucias y palabras huecas,
buscando excusas para no vivir lo que sabemos que está llegando sin remedio…
Buscamos atajos para poder seguir viviendo a medias. Nos agarramos al personaje
que inventamos en nuestra niñez para poder soportar el dolor de estar en este
mundo y no sentirnos suficiente, no ser lo que el mundo parece que espera de
nosotros… Aunque ese personaje no somos nosotros y mantenerlo en pie nos supone
un sufrimiento insoportable.
Nos quedamos sujetos a esa vida gastada que nos pide dejarse
caer al vacío para morir, como las hojas secas, mientras anhelamos una vida
nueva que no puede llegar porque no le dejamos un hueco.
No aceptamos y por ello no podemos transformarnos y dejar de
empujar el pesado carro antiguo para deslizarnos en uno nuevo.
Hay muchas, muchas cosas que no podemos cambiar, pero
podemos decidir asumir el reto de vivir lo que llega, aunque a veces sea amargo
y nos deje vacíos y rotos un tiempo.
Podemos quitarnos la ropa vieja y quedar desnudos ante la
vida para ver qué vestido nuevo nos trae.
Porque hay cosas que tenemos que sentir, puentes que debemos
cruzar, historias que necesitamos escribir.
Podemos mirar dentro y sacar lo que ya no nos define. Dejar
las creencias absurdas e inoportunas y arriesgarnos a vivir sin manual, fuera
del camino marcado y sin saber qué nos depara la vida.
Podemos amar sin esperar a que nos amen como deseamos.
Podemos amarnos nosotros ahora mismo sin esperar a que nos
miren y nos vean.
Podemos decidir que ya somos todo sin esperar a que la vida
nos dé nada.
Podemos de una vez por todas atrevernos a vivir lo que no se
puede evitar.
Mercè Roura
https://mercerou.wordpress.com/2021/05/28/lo-que-no-se-puede-evitar/
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