OCUPA TU LUGAR
No se trata de amarse en la victoria, en la cima, cuando
tocas tu sueño y las personas te aplauden… Se trata de abrazarse en la derrota,
en el fracaso, cuando las cosas salen mal y la gente te esquiva la mirada…
Se trata de amar esa oscuridad, esa sombra inmensa que todos
intentamos ocultar y sentarse un rato a su lado. Tomarse un café y escuchar ese
silencio tremendo en el que surgen esos pensamientos tristes y terribles… Y
dejarlos pasar sin luchar contra ellos. Y ver que no son tú.
No se trata de encontrar tu belleza. Llega sola cuando ves lo más horrendo que hay en ti, escondido tras un miedo atroz. Cuando eres capaz de comprenderlo, aceptarlo y reírte de todas las veces que lo has negado… Entonces, justo en ese momento y no antes, ves que aquello terrible era hermoso en realidad pero no podías comprenderlo hasta ahora.
No se trata de estar feliz, esto va más de sentir tu
tristeza y amarla. Comprenderla, aceptarla y saber de dónde viene y a quién le
llora… Quedarte quieto a su lado un rato mientras te cuenta su historia, que es
la tuya, y besar sus lágrimas.
La alegría llega sola
cuando permites que la tristeza ocupe su lugar y se pueda marchar tranquila
después de ser escuchada.
No se trata de que seas mejor para amarte, ni de que te
esfuerces para cambiarlo todo en ti. Se trata de que ames lo que ya eres,
barbaridades y manías incluidas, y acabes jugando a la vida contigo un buen
rato. Que presentes al mundo tu yo más oculto, tu yo más avergonzante, tu yo
más ridículo…
Esa persona a la que siempre has temido que señalen con el
dedo porque no es suficiente, porque se queda corta y te hace pasar un mal
rato… El amor llegará solo, sin tener que hacer nada justo cuando aceptes ese
yo imperfecto, ese yo cansado de ocultarse. Y ya nunca más te avergonzarás de
él porque ya lo amas y lo comprendes.
Entonces te das cuenta, no es que lo escondieras del mundo
porque es imperfecto, es que de tanto esconderlo del mundo se ha vuelto así. Es
como una flor cerrada que necesitaba de la luz del sol para abrirse. Justo
cuando dejas de ocultarla, despliega sus pétalos y descubres que era hermosa
pero necesitaba ser liberada para mostrar toda su belleza.
A veces basta amar lo que es para que se transforme.
Descubrir lo que eres a través de lo que no eres.
A través de la pequeñez encontrar tu inmensidad.
A través de la tristeza, tu alegría.
A través de la lucha, tu paz.
A menudo, la vida te pone delante el lugar oscuro, el rincón
feo, el camino difícil, el traje viejo, el amor de tercera, el sueldo bajo,
pero es para que los aceptes, los notes, los comprendas y sepas que aquello no
es para ti… Porque tal vez solo acercándote a lo que no eres puedes llegar
hasta ti y reconocerte…
Lo que pasa es que cuando te pierdes, cuando te asustas y te
desesperas, te buscas donde no estás. Entre lo absurdo, lo terrible, lo
trágico… Te pones etiquetas horribles, te hablas mal y te maltratas. Cuando en
realidad, si te llamas por tu verdadero nombre, con amor, siempre estás ahí,
siempre respondes.
A veces, cuando eres capaz de amar lo que creías era una
debilidad, se convierte en una fortaleza.
Justo en el momento en que dejas de esconder lo que no te
gusta de ti y lo aceptas, se transforma.
Cuando de verdad ocupas tu lugar, te reconoces y te abrazas,
tu mundo se endereza, porque el amor llega solo cuando dejas de poner
obstáculos.
Mercè Roura
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