VIVIR LA VIDA CON OPTIMISMO
Esta pregunta tan
común en nuestros días, podría llevarnos a la reflexión serena y analítica de
las situaciones, seres o circunstancias que nos preocupan, de qué manera las
afrontamos, con qué métodos o estrategias buscamos soluciones y cuáles son los
sentimientos que vibran en nosotros en esa etapa de lucha y dificultades.
Al remover la
superficialidad de las cosas para llegar a su interior, intentando descubrir el
porqué, el para qué de los dolores, qué nos dejan, en qué nos ayudan y cómo
superarlos, estaremos predisponiéndonos a analizar con un enfoque positivo, las
distintas alternativas que la vida nos ofrece.
Poder analizar todo
esto con serenidad, lucidez y una visión optimista de nuestra existencia, es
todo un desafío que merece ser vivido.
El optimismo se
demuestra en la comprensión y la reflexión que realizamos con esperanza y
confianza en las situaciones y los seres, pero desde una posición valorativa de
un estado de cosas (circunstancias, etapas de vida, personas) que posicionan a
nuestro espíritu en armonía con las leyes Universales.
Importante sería tal
vez advertir cómo las situaciones que nos ofrecen dificultades y esfuerzo para
superarlas, despiertan en nosotros mecanismos que dinamizan la inteligencia,
sacuden las emociones, motorizan las acciones y nos dejan su huella de
aprendizaje y conocimiento.
"La auténtica
riqueza de la experiencia humana perdería parte de su alegría si no existieran
limitaciones que superar. La cima de la colina no sería ni la mitad de
maravillosa si no hubiera oscuros valles que atravesar". (Del libro
"Un brindis por la vida" de Lidia María Riba)
El ser optimista es
aquel que mira la otra faceta de la vida y ve en ella, como todos, las
angustias y los sinsabores, pero sabe emerger de la superficialidad para
abordar con confianza en si mismo, las posibles soluciones.
Cuando los seres
aprendemos a aceptar la vida como se presenta, cuando aspiramos a conquistar la
humildad y la sencillez en nuestros actos y en nuestro sentir, cuando nos
conmovemos por las cosas simples de la vida, cuando somos solidarios desde el
corazón, amamos a nuestra familia, luchamos cada día por la superación
personal, agradecemos lo vivido, estaremos entonces, vibrando en consonancia
con esa energía creadora y sus leyes que procuran nuestro progreso espiritual.
Comprendamos que el
espíritu en su condición misma, lleva implícito el amor como una fuerza
potencial que debe desarrollar, advirtiendo que existen también alrededor
muchas cosas que son bellas, armoniosas, que nos pueden brindar felicidad,
plenitud y paz en los sentimientos.
Intentemos luchar
con esperanza y confianza ante las dificultades naturales de esta existencia,
porque estos sentimientos junto con el amor y la comprensión, pueden ofrecernos
otra perspectiva de los problemas.
"Les pido que
nos detengamos a pensar en la grandeza a la que todavía podemos aspirar si nos
atrevemos a valorar la vida de otra manera". (E. Sábato "La
resistencia").
La alegría de vivir,
el optimismo, emanan de la responsabilidad del espíritu de amar la vida, de ver
la vida, como una fuente indispensable de aprendizaje y conocimiento.
Esto nos permite
comprender también, que el camino del progreso requiere esfuerzo, trabajo, pero
que en ese recorrido no estamos solos: las fuerzas y los afectos cercanos de
los seres queridos, son manos que se estrechan solidarias para apoyarnos y
acompañarnos cuando supimos con cariño, dar y brindarnos sin condiciones.
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