SAN VALENTÓN
Sin duda el amor
es algo a lo que no deberíamos nunca renunciar! Pero, como suele pasar, cuanto
más se habla del amor más lo desvirtuamos y lo denostamos. El amor es algo para
sentirlo sin miedo, dejando atrás cualquier idea preconcebida que tengamos de
él. A demasiada gente le basta el ritual de
amar y de sentirse amado, sin atreverse a amar
de verdad! Víctimas del miedo, solemos tratar al amor como un
antídoto contra la soledad y una vida muchas veces sombría y vacía, carente de
luz y de color…
Pero el amor es
algo difícil de explicar, de entender, de manifestar y, mucho más, de
argumentar o inducir en alguien más. El amor se siente en el interior y
simplemente fluye, si se lo permitimos. Nunca llega desde fuera y es un bien escaso y
preciado en nuestro mundo mayormente invadido por el miedo a amar. El amor
empieza justo cuando acaban nuestros planes y previsiones sobre la vida, pues
siempre sorprende y no avisa al llegar.
A veces solo
necesita un guiño imperceptible, una palabra silenciada o una leve sonrisa
cómplice, para sentirse y explotar. Es testarudo, irracional e imposible huir
de él cuando se siente profundamente y siempre llega al Alma, si es de verdad.
Cada amor es único, mágico e irrepetible, según cada momento de nuestra vida!
Solo hay que permitírnoslo dejando que fluya y teniendo el valor de
manifestarlo y compartirlo, con amor!
Por eso
llamo San Valentón al
día de hoy (14 febrero) en el que todos buscan el amor y no todos lo
encuentran. Y aún así, muchos no tienen la suficiente valentía para vivirlo,
manifestarlo ni compartirlo, aún cuando lo sienten en su interior! Pero también
es verdad que muchas personas buscan persistentemente el amor solo en alguien
más, olvidando que el amor es algo universal,
una actitud en la vida, que nos permite sentirnos parte de todo lo que nos
rodea y nos aporta paz!
El amor no tiene
edad, aunque uno no siempre y en todo momento está capacitado para amar. Yo
mismo tardé demasiados años en saber amar de verdad y otros tantos, en aprender
a dejarme amar. Seguramente porque tenemos contadas ocasiones en nuestra propia
historia y alrededor nuestro para ver, sentir y experimentar el amor de los
demás. Llamamos amor a cualquier cosa que se le parece, que emula los rituales del amor, pero que carece
de esencia, de calidez y
de autenticidad.
Aprendemos a
buscarlo incansablemente, sin recordar que el amor no es algo que se busca o se
aprende, que simplemente está en nuestro interior. Pero para dejarlo brotar,
además de valentía, necesitamos ser libres. Y ser libres en este contexto no es
más que no tener necesidad de él, porque forma parte de nuestro ser esencial. Ser libres no es más que
perder el miedo a abrir nuestro corazón a nosotros mismos, a los demás y a todo
lo que nos rodea! Eso y no otra cosa es amar
de verdad, sin esperar nada a cambio, sin equilibrios ni
contrapartidas, sin mesura y sin ideas preconcebidas, pues para amar no se ha
de pensar, solo se ha de soñar. A fin de cuentas, es amarse uno mismo lo
suficiente como para saber a amar de verdad!
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