SALIR DEL ARMARIO…
La ciudad de
Barcelona es, sin duda, un hervidero de iniciativas, creatividad y
emprendimiento. De manera algo clandestina y discreta, se convocan reuniones de
todo tipo, con el objetivo espontáneo y común de cambiar nuestro mundo, hoy en
decadencia por su ineficiencia, inhumanidad, sostenibilidad y la corrupción, en
casi todos los ámbitos…
Ya sea en
bares, en organismos, en aulas de escuelas de negocios o en locales
interdisciplinarios e informales, muchas personas desde el ámbito personal o el
profesional, abogan por un cambio del Sistema, apelando a recuperar los valores
y recuperar la autenticidad de nuestra vida personal o la de las empresas e
instituciones. Valores, valores, valores! Eso evidencia que las cosas están
cambiando, día a día, de la mano de quienes puedes cambiarlas: las personas.
Porque cada uno de nosotros tiene el poder, la responsabilidad y, por qué no,
el derecho de decidir qué quiere o no para su vida. Nadie puede decidir por
nosotros, ni en lo personal, ni en lo profesional, ni en lo político!
Seguramente
en estos momentos en que todo se depura y se desmorona, a pesar de la
resistencia de algunos -seguramente los beneficiados del desaguisado y los
corruptos y corruptibles-, las personas están empezando a ser conscientes de su
rol personal e intransferible en el cambio y en la mejora! Charlas,
conferencias, testimonios de todo tipo lo evidencian y pretenden crear
conciencia en una gran mayoría hasta ahora alienada, indiferente y silenciosa
y/o silenciada…
Siempre he sido
un espíritu rebelde e inconformista, en un mundo en el que suele ser difícil
serlo, actuar en consecuencia y, aún más, manifestarlo. Esa era una guerra de
un soñador singular de espíritu joven e inquieto, perseverante y obstinado en
mejorar las cosas. Incomprensión, incomodidad ante algunos, clandestinidad y
soledad fue su alto coste, bien patente en mi historia personal y profesional,
predicando en el desierto! Pero, como suele pasar, la vida o el paso del tiempo
en ella me están dando la razón y están convirtiendo esa lucha personal en algo
ya colectivo y común con los que me rodean, aunque sea aún demasiado en voz
baja y clandestinamente.
Pero creo
sinceramente que estos incipientes movimientos sociales que pretenden el cambio
hoy deberían pasar a la acción, no solo hablar y especular sobre el cambio. Yo,
personalmente, hace ya tiempo -¿o quizás mi vida entera?- que intento por todos
los medios actuar en favor de ese cambio. Y hacerlo ya y a plena luz del día!
En cada decisión personal o profesional exijo la coherencia y la consistencia
de mis valores internos y eternos, porque están en mí desde mi nacimiento…
aunque antes tuviera que limpiarlos de impurezas y condicionantes externos y
ajenos, que en su día me inculcaron y/o impusieron!
Ahora es el
momento, singular e irrepetible, para que cada persona inquieta siga su
conciencia, sienta lo que siente internamente y actúe en consecuencia! Ese, al
fin, es el único motor verdadero del cambio y da sentido auténtico a una vida
entera. Simplemente, hacer valer los derechos inapelables de cualquier ser
humano, cumplir sus deberes personales y sociales… y actuar en conciencia
siempre y coherentemente, día a dia.
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