Ya nadie cree en las
historias del Origen. Nadie cree en la tradición oral.
Desde que nos
tecnificamos tanto, lo manual y lo sensitivo ya no lo apreciamos y la piel es
una primera barrera y no un primer puente hacia el corazón.
Pero yo, ingenuo e
infantil a los ojos de muchos, aún creo en las Primeras Historias, en los
Cuentos, en la Magia...
Me cansa oír hablar de
que no hay nada nuevo bajo el Sol que merezca la pena.
A mis ojos y a mi corazón
todo es nuevo...
Nadie escucha ya a los
viejos, a los viejos corazones y almas del Tiempo (ese que no existe)
Y no nos damos cuenta de
lo hermoso que es vivir desde dentro oyendo el latir del corazón y volver al
punto Cero, al Origen...
Y seguimos, negándonos a
“VER”, tratando de adivinar el final del cuento...
ADIVINAR EL FINAL DEL CUENTO
Ya
nadie cree en las viejas historias primeras
Aquellas
que portaban moraleja hacia el final.
Las
que contaban los ancianos al calor de la hoguera,
Las
del Origen, leyendas para enseñar a amar.
Dicen
que nadie quiere oír la voz de la sabiduría.
Que
creemos que todo es materia, que no hay nada más.
Pensamos
que perdemos el tiempo y que pasa la vida
y
no nos damos cuenta de que eso es Caminar.
Y
lo absurdo es que teniéndolo delante,
nos
empeñamos en verificar lo cierto:
En
este mundo solo somos caminantes
tratando
de adivinar el final del cuento.
Desde
el albor de los tiempos fuimos lo que somos:
Espíritus
libres que buscan el calor.
Recorremos
laberintos, senderos de luz en el cosmos.
Surgimos
de la misma fuente, del Amor.
A.BARO
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