EL
HECHIZO DE LA PALABRA
ES
LA HORA
Abrid
todas las puertas y ventanas,
los
cajones, los sueños, la tristeza,
dejad
que entren de golpe las palabras
que
tomen posesión
de
muebles y escaleras,
que
describan
los
rótulos del día y de la noche
del
corazón, las vísceras infectas.
No
tengáis miedo nunca,
porque
todo esta poblado de belleza.
Y
si no hubiese pan, pedid auxilio
a
las otras personas que lo tengan.
Lo
importante es el vino de otras bocas,
la
canción que se rasga en la botella,
el
silencio que enciende nuevas voces,
los
gritos que reclaman que te quiera.
La
vida es un conjuro de tu y yo,
de
nosotros, de ellos y de ellas,
un
soliloquio abierto en dos mitades,
una
verdad de música,
de
versos y poemas,
de
asedios de interiores y de nadas,
de
cielos sin paraguas, y de estrellas.
Abrid
puertas, ventanas y ternura,
cerrad
la sinrazón de la tristeza,
defended
la alegría como un todo,
como
un grito que rompe las tinieblas.
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