GRITA, CANTA O
HABLA, PERO VIVE LA VIDA A TODO VOLUMEN
Reír, llorar, saltar, voltear, retornar, decir
adiós, poner puntos suspensivos, lidiar con la vida, enamorarse, disfrutar
del chocolate, oler un buen perfume, equivocarse, rectificar, escribir un
"te amo", aliviar el corazón en llanto, escuchar nuestra canción
favorita, sorprendernos, enfadarnos, pensar, suspirar…
Podríamos seguir hasta el infinito.
Darle rienda suelta a nuestra imaginación y pensar en todas aquellas cosas
que merecen la pena y la alegría. Sin embargo, este texto es sobre
todo un "ojalá”. Un ojalá vivas todos los días de tu vida. Pero vivir de
verdad, bien vividos.
Deberíamos
estar todo el día con la piel de gallina.
Deberíamos cantar, bailar,
hablar y gritar. Pero, sin embargo, nos acabamos convirtiendo en
tiestos. En autómatas de la vida. En cuerpos con cabeza de calendario
que llevan enfundados en sus muñecas el reloj que va más a juego con la ropa
que colorea su vida.
Basta de autoengaño,
la vida es fugaz y la desperdiciamos
No te engañes porque ya no te hace falta
tener lo mejor y lo último del mercado, hacer el viaje más caro, tener un éxito
rotundo o conseguir el cuerpo ideal a golpe de bisturí. Eso ya, más aún cuando
llegas a cierta edad, no vale tanto como antes. Lo malo es que tardamos tiempo
en darnos cuenta.
Como dijo John Lennon, “la vida
es eso que pasa mientras hacemos otros planes”. Como si no hubiese un
límite de tiempo, cuando en realidad el tiempo es lo más finito que hay y que
siempre llegará a su fin.
Somos los seres de las dudas constantes. Nos
levantamos cada día como si tuviésemos la eternidad para comprender en qué
consiste realizarnos y dar un paso más allá de nuestras metas.
Se nos olvida que la fugacidad de la arena
al pasar al otro lado del reloj es nuestra opción de pasarnos al otro bando y
seguir escalando la montaña. También se nos olvida que de momento es la
única vida que tenemos la certeza de poder compartir.
Lo que aprendemos
con el tiempo
Con el tiempo aprendí la sutil diferencia que hay entre tomar la mano de
alguien y encadenar un alma.
Con el tiempo aprendí que el amor no
significa apoyarse en alguien y que la compañía no significa seguridad.
Con el tiempo…empecé a entender que los besos
no son contratos, ni los regalos, promesas.
Con el tiempo aprendí que estar con
alguien porque te ofrece un buen futuro significa que tarde o temprano querrás
volver a tu pasado.
Con el tiempo…te das cuenta que casarse
solo porque “ya urge” es una clara advertencia de que tu matrimonio será
un fracaso.
Con el tiempo comprendí que solo
quien es capaz de amarte con tus defectos,
sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas.
Con el tiempo te das cuenta que si estas
al lado de esa persona solo por acompañar tu soledad, irremediablemente
acabarás no deseando volver a verla.
Con el tiempo te das cuenta que los
amigos verdaderos valen mucho más que cualquier cantidad de dinero.
Con el tiempo entendí que los verdaderos
amigos se cuentan con los dedos de la mano, y que el que no lucha
por ellos tarde o temprano se verá rodeado solo de amistades
falsas.
Con el tiempo aprendí que las palabras
dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste,
durante toda la vida.
Con el tiempo aprendí que disculpar
cualquiera lo hace, pero perdonar es solo de almas grandes…
Con el tiempo comprendí que si has
herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser
igual.
Con el tiempo te das cuenta que aunque
seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquellos que dejaste
ir.
Con el tiempo te das cuenta que el que
humilla o desprecia a un ser humano tarde o temprano sufrirá las
mismas humillaciones o desprecios multiplicados al cuadrado.
Con el tiempo aprendí a construir todos tus
caminos en el hoy, porque el terreno del mañana, es demasiado incierto para
hacer planes.
Con el tiempo comprendí que
apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean
como esperabas.
Con el tiempo te das cuenta que en realidad
lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese
instante.
Con el tiempo verás que aunque seas
feliz con los que están a tu lado, añoraras terriblemente a los que ayer
estaban contigo y ahora se han marchado.
Con el tiempo aprendí que intentar perdonar
o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas,
decir que quieres ser amigo…. ante una tumba…, ya no tiene ningún
sentido…
Pero desafortunadamente…esto solo lo
entendemos con el tiempo.
Postergamos nuestra vida a un tiempo mejor
en el que tengamos más horas en el día o hayamos conseguido cumplir nuestros
objetivos. Y, con esto, nos olvidamos de que nuestro reloj no conoce el
mundo más allá de las 24 horas que sabe marcar y que la opción de
pelearnos con nuestros sueños es la que nos otorga el día de hoy.
Se nos ha olvidado que vivir es comprender
que el tiempo pasa sin rodeos y que nos da la opción de apreciar las
pequeñas cosas que nos ofrecen amarnos de verdad. Precisamente vivir
consiste en esto, en saber reconocer y apreciar los caminos que nos dan pistas
para comprender que nuestra media naranja está dentro de nosotros y que no
tiene mucho sentido buscar fuera lo más importante que nos brinda la vida.
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