EL CAMINO DEL CORAZÓN
La
mayoría de los seres humanos, debido a la identificación con su
personalidad, vive en un círculo interminable entre pensamientos,
emociones y experiencias. Este es un movimiento inconsciente,
mecánico; el movimiento del ego. Se sienten atrapados; hagan lo que
hagan, finalmente el resultado es siempre el mismo. Por más que por momentos pareciera que avanzas, luego
vuelves al mismo lugar que antes. No ocurre nada especial, nada
nuevo, nada deslumbrante. Nada que realmente te despierte, te
eleve., te transforme.
Prácticamente
sientes y piensas todos los días lo mismo, y en consecuencia tu
mundo externo no cambia demasiado. Vives convencido de que la
felicidad son momentos. Estos momentos dependen de lo que te ocurra
en la vida; si suceden cosas buenas, estás contento. Si suceden
cosas que calificas como negativas (que se traduce como aquello que
“no acepto o no comprendo”), entonces estás triste, enojado, o
deprimido.
Pero
la verdad es que vives en una prisión imaginaria, que por cierto
parece muy real. Esta cárcel ha sido construida basándose en tu
historia personal y tus experiencias pasadas.
Cada
persona tiene su propia cárcel. Algunas de esas cárceles son de
máxima seguridad, de las cuales pareciera que es imposible escapar.
Estas son propias de aquellos que ya han abandonado sus sueños, se
han resignado a que “la vida es así” o “es lo que hay”.
Pero
más allá del tamaño de la prisión que has construido, lo que
tienen en común todas ellas es que son ficticias. Son un invento de
cada mente humana; el resultado del cúmulo de experiencias vividas.
Te
diré lo que ha ocurrido: has reducido a la vasta existencia, a una
pequeña e insignificante historia; la historia del yo. Tu historia.
No eres capaz de discernir entre lo que es tu propia vida, basada en
tus experiencias y condicionamientos, con lo que es la vida en sí,
libre de toda identificación y forma.
Cuando
tú te despiertas cada día, sabes que nada maravilloso va a
ocurrir. Nada que te sacuda realmente. Puede parecer algo triste,
pero ¿por qué habría de ocurrirte si nunca antes te ha ocurrido?.
¿De dónde puede provenir la maravilla sino es de dentro de tu
propia alma?
Todos
los días son bastante similares. Tú única salvación pareciera
que es encontrar el amor de tu vida, tener un hijo o ganar la
lotería. Sólo allí podrías sentir algo intrínsecamente
distinto, algo que te eleve y transforme, que te llene de dicha y
alegría.
El
escenario en el cual se desarrolla toda esta obra dramática es la
mente; tú propia mente. La mente es un circuito cerrado, una
repetición constante de todo lo conocido, lo familiar,
independientemente de que esto sea positivo o negativo. Como has
tejido a lo largo de tus experiencias circuitos neuronales en tu
cerebro que se repiten una y otra vez, estás dando vueltas en
círculos sin saberlo. No eres libre, por más que creas que lo
eres. Quizás por momentos quieres escapar de esto que llamas “la
realidad de todos los días”; pero has olvidado cómo lograrlo.
Esto
es algo muy comprensible, ya que nunca te han enseñado cómo
hacerlo. No lo hicieron tus padres, ni tus maestros, ni tus amigos,
y mucho menos los religiosos o los líderes del mundo. El secreto
para trascender esta obra de teatro tremendamente mezquina, reducida
a momentos malos y momentos buenos, y transformarla en una vida
llena de sorpresas, alegrías, amor, abundancia y renovada dicha; es
tomar la decisión de abandonar la mente y comenzar a transitar el
camino del corazón.
El
camino del corazón es opuesto a todo lo que conoces hasta ahora. Es
anti rutinario, anti familiar, lo cual no significa que no amarás
más a tu familia, sino que trascenderás las cadenas de limitación
que te han atado siempre a ella, convirtiéndote en alguien que no
eres. Significa entrar en otra dimensión. No es un cambio de vida,
es mucho más que eso. No se trata de ser simplemente más feliz;
esto es poca cosa para el alma. Es una transformación radical de
conciencia. Un despertar a la realidad que siempre estuvo frente a
tus ojos y nunca has podido ver.
Es
comenzar a ser por primera vez tú mismo. Libre en verdad. Es el
comienzo de una manera de percibir totalmente nueva, maravillosa,
fresca, despierta y gratificante. Nada se repite, nada es monótono
ni aburrido. Todos los días ocurre algo nuevo, algo trascendente y
profundamente dulce. Es la dulzura de Dios que comienza a
despertar en tu interior.
Muchas
personas creen seguir a su corazón cuando en realidad se han estado
moviendo a través de sus heridas. Como alguna vez hicieron caso a
lo que sentían y no les fue nada bien, decidieron abandonar ese
camino por temor a volver a salir heridos. Este es el caso de
mujeres que decidieron no volver a enamorarse porque ya han sufrido
demasiado “por amor”.
Un
corazón herido sólo puede atraer a otro corazón herido. Esa es la
historia de tu vida. De ahí surge tu falsa creencia de que la vida
es dura, difícil, injusta, que la felicidad verdadera no existe, o
de que has fracasado. El fracaso no existe. Lo que tú llamas
fracaso es sólo tu incapacidad para ver la sabiduría infinita del
alma que se esconde tras cada experiencia o prueba que te presenta
para superar. No es posible atraer verdadero amor o felicidad desde
un estado de carencia interna o necesidad.
Cuando
te mueves a través del dolor, te generas más dolor y además
generas dolor a otros. El origen de tus problemas y de todo el
sufrimiento que experimentas en el presente y has experimentado en
el pasado, es el abandono. Es la grabación emocional más
devastadora que existe. Este puede haber sido físico o emocional.
Este abandono (que comenzó cuando tus padres no vieron quién eras
realmente, no te escucharon, no jugaron contigo, no te dijeron “te
amo”, y no te abrazaron y contuvieron cuando realmente los
necesitabas), dejó en ti una herida abierta tremendamente
profunda.
Esa
es la frecuencia que tú irradias, tu sintonía, el único motivo
por el cual no puedes acceder a la dicha, la paz, la tranquilidad y
la alegría que buscas.
Es
por este abandono que has tenido que vivir desde la cabeza,
desconectado de tu Ser, pensando sin parar, generándote stress y
enfermedades psicosomáticas; es por este abandono que has asociado
al amor con el sufrimiento; es por este abandono que no aparecen en
tu vida personas puras de corazón e incapaces de dañarte, es por
este abandono que te sientes vacío, solo, sin sentido, triste o
deprimido, cuando aparentemente lo tienes todo. El abandono creó en
ti la necesidad de buscar amor compulsivamente afuera, viajes,
drogas, pareja, bienes materiales, deportes de riesgo; todo para
sentir esa plenitud que tanto anhelas y que no sabes cómo sentirla
estando en soledad y silencio.
Sólo
puedes emprender el camino del corazón cuando hayas sanado en gran
parte esta herida, o al menos seas consciente de este mecanismo por
el cual atraes una y otra vez exactamente lo que no quieres a tu
vida. Cuando seas capaz de ver con claridad esta búsqueda frenética
y errónea de amor o placer, y no te pierdas en el engaño del ego
que pretende hacerte creer que eres impotente para cambiar tu vida.
Cuando
digo “corazón”, no me refiero a tus emociones. Tus emociones
son condicionadas, cambiantes. Surgen la mayoría de las veces de
tus estados mentales, de las voces inconscientes de tu ego. El
corazón en cambio, es puro e inmaculado; es la morada de la
divinidad. Allí no hay margen de error. Si aprendes a seguir su
ritmo y fluir con él, no puedes fallar. No hay manera. No te puedes
equivocar en nada, pues allí sólo hay silencio y armonía. Allí
dentro viven todos los ángeles, y te están esperando.
Eso
tienes que decidir. Esta es la decisión más importante de tu vida.
O te atreves a sumergirte en las profundidades de tu corazón, donde
jamás encontrarás sufrimiento de ninguna clase, (el
sufrimiento siempre y sin excepción es mental),
donde notarás la ausencia de todo temor, de todo pasado y futuro;
donde te maravillarás con el gozo siempre renovado del Ser; donde
te quedarás sólo y probablemente nadie te comprenda, pero a la vez
estarás más acompañado que nunca; o sigues con tu vida normal
cubierta de limitaciones, sobresaltos, problemas, momentos escasos
de auténtica felicidad, buscando ciega y desesperadamente afuera lo
que está siempre e inseparable contigo.
Yo
te garantizo que si te adentras en tu corazón, no sufrirás jamás
nuevamente.
Decídete,
y sabe que en este salto al vacío, sólo te espera la dicha y la
paz eterna. . .
Luz
y amor,
FERNÁN MAKAROFF
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