Pierden
tiempo. Pierden oportunidades. Pierden su vida. A la espera del
momento ideal y en la búsqueda de la perfección, un incontable
número de seres humanos viven postergando y demorando el logro de
sus objetivos.
Metas
sin cumplir. Sueños sin realizar. Oportunidades sin aprovechar. Y
lo que es peor, a medida que el tiempo pasa, se les hace más
difícil tomar decisiones y actuar. Las cosas no se dan por sí
solas. Tú lo sabes. Requieren de un elemento fundamental: la
acción.
Dice
una frase de sabiduría milenaria: ”En la vida uno solo puede
arrepentirse de dos cosas, de haber hecho, o de no haber
hecho. Puestos a escoger creo que es preferible arrepentirse de lo
primero”.
Suena
elemental, pero es impresionante el desgaste, las frustraciones y el
conformismo como consecuencia de un hábito que empobrece a millones
de seres humanos: “El esperar a que todo esté perfecto”.
No
sale el producto, no se muestran los sentimientos, no se envía la
propuesta, no se da el paso, no se cierra el capítulo, no se inicia
el camino, no se realiza la llamada, no se abre la conversación, no
se asume la decisión... hasta que las condiciones sean perfectas.
¿ACASO
HAY ALGUNA SITUACIÓN QUE CUMPLA LAS CONDICIONES PERFECTAS?
EVIDENTEMENTE ¡NO!
Parece
que muchos vivieran hipnotizados por la ilusión de una garantía
que nunca llega: una vida 100% libre de equivocaciones. Y desde ese
trance, el miedo a cometer un error -a que no sea perfecto, a que no
sea exactamente lo que se quería- anula los días, las semanas, los
meses y los años de quienes se paralizan por él.
¿Has
estado esperando por las condiciones "perfectas" -el
momento ideal, la certeza total, la claridad absoluta- para darte el
permiso de avanzar o de probar algo?
Si
es así, te entiendo. Yo también he estado allí, frenado por mi
propia búsqueda de lo mejor. Pero como dicen: LO MEJOR ES
MUCHAS VECES ENEMIGO DE LO BUENO.
¿Me
permites una sugerencia? ¡Olvida la perfección!
No
te estoy diciendo que adoptes la mediocridad; y mucho menos que
dejes de superarte. Solo debes buscar la excelencia -EL PROCESO DE
DAR CADA VEZ LO MEJOR DE TI- pero suelta las amarras de una meta que
hoy por hoy es inalcanzable, “La Perfección”.
Asume
uno de los secretos fundamentales para avanzar hacia tus metas y
lograr que las cosas sucedan: No
tienes que hacerlo perfecto, tan sólo tienes que hacerlo lo mejor
que sepas y a continuación ponerte en movimiento.
Vuelve
a leer la frase anterior. Si quieres escríbela en grande en una
hoja de papel y colócala en un lugar que la veas a menudo. Porque
esa sola idea puede marcar la diferencia entre vivir una vida
limitada y conseguir la realización de tus metas.
El
poder de esa filosofía es simple: movimiento -el que generas cuando
te pones en acción- es la llave que abre la celda de la parálisis.
Movimiento es el motor del aprendizaje. Movimiento es lo que hace
que las cosas se den. Movimiento es la llave de la experiencia.
Puede
haber talento, capacidades y conocimiento, pero si no se ponen en
práctica sirven de muy poco. Las oportunidades se abren y se
cierran cada día ante ti, pero sólo se convierten en realidades,
cuando tú decides aprovecharlas. Seguro que hay gran potencial,
pero sin movimiento no hay desarrollo, no hay evolución.
Una
cosa es la filosofía de la perfección y políticas Cero Defectos.
Y otra que tú, en lo personal, estés frenando tu evolución por
condicionar tu avance a unas condiciones de perfección exentas de
utilidad e inalcanzable.
Uno
de los secretos de aquellos que consiguen los objetivos que se
proponen, tanto los financieramente prósperos como los
espiritualmente plenos, es este: No pretenden hacerlo perfecto, tan
sólo ponerse en movimiento, empezar a andar el camino, que les
llevará hacia donde ellos han decidido.
La
manera de "perfeccionar" algo es mejorar lo que ya está.
Pero si ni siquiera hay algo todavía ¿qué se va a mejorar?
Primero tienes que tener algo -en el papel, en tu mente, en la mente
de otros, en tu experiencia y resultados- para luego poder
optimizarlo.
No
puedes mejorar lo que no has iniciado. Así que la fórmula es
simple: comienza con lo ya que tienes. Inicia el camino con lo que
sabes! ya corregirás, aprenderás y mejorarás sobre la marcha.
No
significa que tomes decisiones sin evaluar alternativas y
consecuencias. Pero asegúrate de que la "perfeccionitis aguda"
no te impida acercarte a tus objetivos.
¿Te
vas a equivocar? Puede que sí. ¿Van a salirte las cosas mal? De
vez en cuando. ¿Otros criticarán tu falta de "perfección"?
Es posible que sí, porque la crítica es la carta de presentación
preferida de quienes no se mueven, de quienes siempre esperan que
sean los demás quienes actúen, que sean los demás quienes les
solucionen sus problemas.
Piensa
en la alternativa: seguir postergando, perdiendo tiempo, abriéndole
cada vez más espacio al temor al fracaso y agrandando la distancia
entre tú y las metas que te has marcado en esta vida.
¿Eso
es lo que tú quieres para ti?
¿Cuál
es la clave? Nuevamente: no busques hacerlo perfecto, tan sólo
asegúrate de ponerte en movimiento.
Porque
cuando las cosas están andando, es cuando las respuestas aparecen y
las oportunidades se manifiestan. Es al avanzar hacia lo que quieres
como consigues, que tus metas se acerquen cada vez más a ti.
Algunos
esperan el momento perfecto, sin darse cuenta que se les escapa una
realización liberadora:
El
momento perfecto lo puedes crear en cualquier instante, cuando
decides pasar de la inacción a la acción, de la parálisis al
movimiento y del temor a la excitación de saberte en movimiento.
El
momento perfecto para actuar es ahora. Sí ¡ahora mismo! Con lo
mucho o poco que sabes; con la poca o gran confusión que puedas
tener; con la incertidumbre o certeza que estés sintiendo.
Toma
la mejor decisión que puedas asumir con la información que tienes.
Sigue tu intuición. Pero decide. Recuerda que la peor decisión es
la inacción.
¿Ha
estado tu perfeccionismo limitando tu éxito?
¿Te
encuentras postergando?
¿Paralizado
por no contar con las condiciones "perfectas"?
La
oportunidad de avanzar la tienes ahora. El momento es ya. Este es el
instante para pasar de la quietud a la acción. Porque lo que marca
la diferencia -y permite que las cosas sucedan- no es la
perfección... sino la acción.
¿Acaso
sigues esperando por algo o ya decidiste ponerte en movimiento?
¿Si
aún continúas sin ponerte en movimiento recuerda?:
“Nunca
se ha construido nada extraordinario, que no haya sido logrado por
quienes se atrevieron a creer, que había en su interior algo
superior a las circunstancias”.
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