Priorizarse también es salud
Sentirse actor de reparto y no el
protagonista en el teatro de nuestra vida trae consecuencias. Es
necesario pensar un poco más en nosotros mismos, es más,
priorizarnos en determinados momentos nos ayudará a ganar en
bienestar.
Es
momento de aprender a pensar en ti mismo; hacerlo te hará ganar en
salud psicológica y también en felicidad.
Así, y por mucho que nos hayan hecho creer, apreciarnos y
conferirnos la importancia que merecemos, no es un acto de egoísmo.
De hecho, quien elige diluirse en las necesidades ajenas, olvidándose
de sí mismo, pierde valías y el impulso de la autoestima.
En
la obra Alcíabes,
atribuida a Platón, se nos habla de un interesante diálogo entre
Sócrates y sus alumnos donde se nos insta a realizar algo muy
importante: cuidarnos. Ahora bien, esa
concepción de «cuidado» va mucho más allá de la mera atención
al cuerpo o
la salud física. El
filósofo griego hablaba, sobre todo,
de
la necesidad de conocerse a uno mismo, de realizarse como persona,
de alcanzar el estado ideal del ser.
Lograr
esta meta personal parece cada vez más complicado. Es más, algo que
venimos observando desde el campo de la psicología es que las
necesidades de las personas han ganado en complejidad con el paso del
tiempo.
Un
ejemplo, entre
los años 60 y 80, uno de los problemas más comunes de la población
era la clásica crisis de identidad. Saber
quién soy y qué quiero eran las preguntas que necesitaban
respuesta.
A
día de hoy la cosa va un poco más allá. Vivimos tiempos de
incertidumbre, de inestabilidad, de perder hoy lo que ayer dábamos
por sentado… Todo ello provoca que, además
de preguntarnos quiénes somos, estemos casi siempre en «modo
supervivencia», sin
saber a qué atenernos o cómo reaccionar ante la adversidad.
De
ahí la ansiedad, de ahí el estrés y sobre todo, ese problema
central por donde orbitan muchas mentes: la
falta de autoestima. Priorizarnos,
pensar un poco más en nosotros mismos para fortalecer valías,
clarificar prioridades y empoderar autoconceptos nos servirá de gran
ayuda.
Claves para aprender a pensar en ti mismo
Señalan
los sociólogos que vivimos en un mundo cada vez más
individualizado,
atomizado, ahí donde a su vez, gozamos de mayor capacidad de
movimiento, de acción y elección. Sin embargo, en medio de este
contexto y estilo de vida, la satisfacción no siempre está
presente. Es más, la infelicidad y la sensación de vacío siguen
siendo dimensiones recurrentes.
Hay
muchas causas que explican y vertebran tal realidad pero una de
ellas, es la
incapacidad
de valorarnos como merecemos. Esa
supuesta individualidad parece tener un doble filo, porque seguimos
muy supeditados a las modas, a lo que nos marca la sociedad y también
a las expectativas ajenas.
Asimismo, también
abundan la relaciones afectiva basadas en la
dependencia
y a su vez, esa
costumbre tan nuestra por priorizar a otros por encima de nosotros
mismos. Ser
actor de reparto en el teatro de la vida trae consecuencias. Tarde o
temprano llega un día en que nos miramos al espejo y no nos gusta lo
que vemos. No
nos cae bien la persona que tenemos en frente porque no nos
identificamos con ella.
Es momento por tanto de aprender a pensar en ti mismo. Estas
son las claves.
Descanso físico y mental
Cuando
llevamos tantas responsabilidades sobre las espaldas, cuando
hemos dejado pasar varios años priorizando a los demás, lo notamos:
aparece el agotamiento, tanto en el plano mental como en el físico.
Este tipo de situaciones lo que hacen es drenar nuestra energía,
ánimo y motivación.
Nadie
puede ser útil a los demás en estas condiciones, y todavía menos a
sí mismo. Por ello, es
vital que nos permitamos un tiempo de descanso,
y para ello, podemos empezar por un par de días para nosotros solos
donde recobrar fuerzas y reordenar pensamientos. Más tarde, es
necesario también que en cada una de nuestras
jornadas nos dediquemos un par de horas para nosotros mismos.
Esos
momentos de soledad nos conectan con nuestra identidad y necesidades
personales.
Haz lo que ames, tus pasiones también tienen prioridad.
Para
aprender a pensar en ti mismo, recuerda algo importante:
lo que te apasiona te define. Así
pues, no lo dejes a un lado por atender a otros, por
formar parte de las aficiones de esa pareja,
de esa familia o esos amigos. Posiciónate, porque cuando haces lo
que te gusta te inspiras, recobras la energía, das lo mejor de ti y
más aún, todo tu ser está en equilibrio.
Si
tienes un sueño pendiente, focalízate en él. Si
tienes aficiones, no las relegues, haz que cada día valga la pena al
realizar en algún momento algo que va contigo, algo que te hace
sentirte realizado.
La vida no es solo «hacer cosas». «Sentir» también es importante
Nos
pasamos la vida haciendo cosas. Vas, vienes del trabajo, vas de
compras, cumples recados, comes, duermes, planificas… Ahora bien,
en medio de estas dinámicas cotidianas ¿dónde quedan las
sensaciones, las buenas emociones, los sentimientos? Para
aprender a pensar en ti mismo debes tener claro un aspecto: detenerse
para ser, sentir y estar también es prioritario.
Ahora
bien hacer y sentir no son excluyentes. El secreto está en conseguir
que gran parte de las cosas que hacemos a lo largo del día sean
satisfactorias para ti. Ideal
si tus responsabilidades laborales son motivadoras y
te ayudan también a crecer como persona, cumpliendo metas.
Necesario
también que ese tiempo que compartes con quienes te rodean, sean
también de calidad. En caso contrario, si la vida con esa pareja,
amigos, familia o compañeros de trabajo no te satisface y te trae
más sinsabores que placeres estarás invirtiendo en infelicidad.
Fortalece tu
autoestima y podrás pensar en ti mismo
Quien
aprende a pensar en sí mismo y priorizarse cuando es necesario, es
alguien que trabaja cada día en el músculo de la autoestima.
Porque si logramos percibirnos de manera positiva, si nos sentimos
valiosos, valientes y con recursos suficientes para afrontar retos y
alcanzar sueños, nuestra realidad psicológica cambia y alcanzamos
la plenitud.
La
autoestima es ese núcleo que todo lo alimenta, que todo lo nutre. Es
el magma de nuestra identidad y esas raíces que hacen florecer
nuestra capacidad para alcanzar metas. Por tanto, cómo nos sintamos
dependerá mucho de cómo la alimentemos.
Sentirnos
protagonistas en la película de nuestras vidas nos permitirá
avanzar con mayor integridad, sintonizando valores con
comportamientos, pensamientos con palabras, deseos con
realidades.
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