Muchas
veces he pensado en lo diferente que es el paso de cada ser humano
por la vida y lo diferente que es el paso de los seres humanos por
nuestra propia vida.
Hay
gente magnífica que es un placer estar a su lado, que facilitan las
cosas, que no tienen pereza para ayudar, que saben escuchar y que
son transparentes como el cristal. Personas que sin pretenderlo, te
hacen sentir seguro, te motivan y te impulsan a ser mejor.
Otras,
sin embargo ponen obstáculos en nuestra vida, proyectan su envidia
y energía negativa, disocian su ego, triangulan y se las ingenian
para hacernos sentir todo lo contrario: duda, inquietud, duda e
incluso miedo.
Hay
seres humanos que han llegado para mejorar el mundo, para poner en
marcha un proyecto vital con el cual ellas mismas y su entorno
avancen. Que dejan huella, que encajan recuerdos en el alma
imborrables, que se hacen querer por su entrega y grandeza con los
demás.
Otras,
solamente tienen como punto de mira su persona y todo lo que
satisfaga las necesidades y los placeres propios, dejando una
profunda huella los efectos devastadores que causan en los demás.
Hay
seres humanos que construyen y hay seres humanos que destruyen.
Y
entre ambos, un gran abanico de seres humanos que se dejan arrastrar
por las circunstancias, que van a la deriva, según donde sople el
viento y que reaccionan en vez de responder.
¿Podemos
elegir en qué grupo estar?
Evidentemente
es difícil de responder a esta pregunta con certeza… Posiblemente
si y posiblemente no.
Pero
daremos una pista importante, nos relacionamos con los demás, según
la ley de afinidad y vibración: que nos dice que
atraemos a nuestra vida personas y situaciones afines a nuestra
propia vibración.
La
condición de cada ser humano de acuerdo a su grado evolutivo, va
impresa en su ADN. Difícil de cambiar sí. Aunque a lo largo su
vida y en función del conocimiento adquirido, tal vez sea posible.
Me
quedo con la gente especial, la que trae paz a nuestra vida, la que
te hace sentir seguro de que puedes desplegar toda tu confianza en
ellas. Pequeños ángeles diarios que están a nuestro lado o llegan
sin esperar.
Elige
la calidad de las cualidades, no la cantidad de lo contable.
Lo
último no añade nada a nuestra armonía. Lo primero logra de
inmediato que nos sintamos geniales desde dentro, en lo más íntimo
e intransferible. Y nos de paz.
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