VIDA LÍQUIDA Y CONSUMISMO
¿COMPRAMOS PARA LLENAR VACÍOS?
A veces, compramos más por aburrimiento o impulso que por
verdadera necesidad. ¿Por qué lo hacemos?
Todo en esta vida es
un continuo cambio: la política, los valores, las formas de pensar y
relacionarnos, la educación, el mundo laboral… En la actualidad,
vivimos en una sociedad globalizada marcada por el consumismo y la pérdida de
las estructuras fijas del pasado que tiene como consecuencia una fuerte
sensación de incertidumbre y pérdida de rumbo, un estar perdidos a todo ritmo…
El filósofo y sociólogo Zygmunt Bauman se percató de ello y plasmó en muchas de sus obras la conmovedora realidad en la que está sumergida la sociedad actual: la vida líquida, esa en la que sobresale la fragilidad de los vínculos afectivos, el crecimiento de la desigualdad y la desconexión general. Un escenario confuso, pero que demanda velocidad, egoísmo e individualidad.
Bauman afirma que la sociedad liquida está basada en que todo es temporal, inestable,
insustancial y efímero. Todo tiene fecha de caducidad. Además,
las redes sociales tienen un papel fundamental, ya que
permiten estar conectados y, al mismo tiempo, estar desconectados.
“El consumismo promete algo que no puede cumplir: la
felicidad universal. Y pretende resolver el problema de la libertad
reduciéndolo a la libertad de consumir”. -Zygmunt Bauman-
El eterno vacío del consumismo en la vida líquida
El hombre líquido
quiere ser un ciudadano sin ataduras, responsabilidades ni compromisos. Tan
solo busca nuevas experiencias, nuevos riesgos, por lo que no suele solidificar
sus raíces. Todo lo que comienza permanece abierto, sin un cierre ni punto
final. Todo es pasajero y superficial…
Así, se
origina en su interior una constante sensación de vacío existencial que no sabe cómo llenar -si
es que se percata de ello-. De ahí que acabe por sumergirse en una corriente
continua de renovación, en la que el consumismo o la adquisición de bienes
materiales tiene gran protagonismo; pues es a través de ellos como intenta
llenar esa vacuidad existencial.
El problema es que
los vacíos del ser no se llenan con el tener. No es la cantidad
la que apaga la insatisfacción constante por mucho que nos empeñemos, esto tan
solo nos atrapa en la insustancialidad.
Los deseos insatisfechos tan solo llaman a fantasear con más
deseos, los cuales esconden carencias y necesidades, sobre todo, si el foco de
atención está en el afuera, en lugar de en nuestro interior. Nada escapa a la
liquidez de nuestra sociedad. Y como consecuencia, nuestra individualidad se
torna vacía e inestable y, en ocasiones, desemboca en trastornos de identidad,
crisis de ansiedad o depresión.
“En el mundo actual todas las ideas de felicidad acaban
en una tienda”. -Zygmunt Bauman-
El consumismo responsable
¿Qué hacer ante tanto caos y tanto vacío? ¿Cómo
llenarnos? Aprender a fluir
como el agua es una de las posibles soluciones. Se trata de
amoldarnos a las diferentes circunstancias, como hace el agua con cualquier
recipiente.
Para ello, cultivar
la paciencia y la autoobservación es fundamental; ya
que así, poco a poco, saldrán a la luz nuestras verdaderas necesidades y el
miedo a los cambios se atenuará.
Por otro lado, es conveniente poner en marcha una actitud crítica que nos lleve a cuestionar ciertas
conductas y hábitos. Así será más fácil detener las conductas
consumistas y de renovación que nos encadenan a esos bucles infinitos en los
que nada se solidifica.
También es necesario cambiar el foco de atención hacia
nuestro interior para de una vez por todas conectar con nosotros mismos,
desechar por completo esos parches innecesarios que a veces ponemos a nuestros vacíos
y construir bases sólidas para nuestro bienestar.
“Gastamos dinero que no tenemos, en cosas que no
necesitamos, para impresionar a gente a la que no le importamos”. -Will Smith-
¿Cómo practicar el consumismo responsable?
- Haz una lista de lo que realmente
necesitas, además de establecer un presupuesto máximo
para gastar.
- Enfócate
en lo que tienes.
- Recicla
antes de comprar cosas nuevas.
- Busca alternativas a las compras.
Muchas veces se compra por aburrimiento. Es importante tener una actividad
alternativa para estos momentos, como practicar algún deporte u otra
actividad que frene el impulso de comprar de forma irresponsable e
innecesaria.
- Simplificar la vida para experimentar
mayor satisfacción.
- Tener más amor propio. Es importante hacer
todo aquello que nos guste para sentirnos bien con nosotros mismos y ser
más felices.
- Comprar a fuego lento, para no elevar
los síntomas de ansiedad. Es fundamental identificar posibles
emociones negativas durante las compras, y si es necesario, asistir a un
profesional para tratar esas emociones.
- Leer sobre marketing. Nunca
está de sobra saber un poco más sobre cómo las marcas o las empresas nos
“engañan”, para no caer en compras innecesarias.
- Limitar la suscripción de boletines de
marcas y empresas en los emails. Todo los días se reciben
ofertas vía emails y puede que acabemos comprando sin necesidad.
- Comprar experiencias. Cada
uno decide cómo vivir su vida. Eso sí no olvidemos que las experiencias
permanecen en nuestro corazón, mientras que los objetos no tanto…
Como vemos, la cuestión no radica en tener más, sino
más bien en ser, en cultivarnos por dentro para reflejarlo en el exterior
desde una actitud contemplativa, paciente y enriquecedora.
Dejemos de correr a
toda velocidad, paremos por un momento, cerremos los ojos y disfrutemos
del silencio, de esa bonita experiencia
capaz de calmar nuestra mente, frenar nuestros impulsos y acercarnos al
bienestar.
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