PERDER LOS
MIEDOS
La palabra deseo en castellano tiene dos significados:
1) Deseos buenos, verdaderos estímulos de acción y
2) Deseos estériles, que a nada conducen.
Llamaremos apegos a estos deseos estériles que son la base
del sufrimiento.
Buda dice: “El
mundo está lleno de dolor, que genera sufrimiento. La raíz del sufrimiento es
el deseo. Si quieres arrancarte esa clase de dolor, tendrás que arrancarte el
deseo.”
Si deseas algo compulsivamente y pones tus ansias de
felicidad en ello, te expones a la desilusión de no conseguirlo. Donde hay
apego hay miedo, porque el miedo es la cara opuesta al buen deseo.
Si eres un producto de tu cultura y no te cuestionas nada,
te conviertes en un robot. Tomas como algo real todo lo que te fue impuesto
desde afuera, antes de que tuvieses edad o discernimiento para decidir. Y
sigues así, con esa programación colgada como una piedra al cuello.
Tienes miedo a perder las ideas en las que te apoyas, porque
te asusta el riesgo, el cambio, la novedad.
Lo que más te preocupa como persona programada, es tener
razón
LA NO VIOLENCIA DEL SER ESPIRITUAL
El que tiene miedo, se enoja. Huimos de los enojos porque
provocan nuestros miedos y a la vez nos violentan. Nos asustamos de la
agresividad, porque despierta nuestra propia agresividad. No nos defendemos por
justicia, sino por miedo. El ser espiritual es capaz de liberarse completamente
del miedo, por eso no es violento.
El enemigo del amor es el miedo, no el odio.
El que nada teme está seguro y nada desea. El que no tiene
miedo, no teme a la violencia, porque él no la tiene.
La violencia viene del miedo y crea más violencia. Donde
existe el amor no hay miedo alguno. Lo que llamas yo no eres tú, ni eres
tampoco tus parientes, ni tu padre ni tu madre, porque eres hijo de la vida.
Dondequiera que haya sufrimiento, hay identificación del yo
con un problema, con un obstáculo que pone la mente. Tomamos de la vida lo no
real.
Tenemos miedo a la verdad y preferimos hacer ídolos de
mentira.
Sólo está vivo el presente y lo que tú descubres en él como
real.
El responsable de tu enojo eres tú, aun cuando otro haya
provocado el conflicto. El apego y no el conflicto es lo que te hace sufrir.
Tienes miedo: a la imagen que el otro tiene de ti, a perder su amor, a
reconocer que amas una imagen.
Todo miedo es un impedimento para que el amor surja.
DESCUBRIR LOS MIEDOS
Nosotros hemos hecho una religión llena de tabúes y temores,
de ideas falsas y de ídolos. Si piensas con realismo verás que el prójimo,
igual que tú, es miedoso, infantil; egoísta.
No es que lo sea, sino que su programación hace que se muestre
así. Nadie te defrauda en realidad. Lo que te defrauda es el juicio que tenias
de su persona.
También el mundo de la realidad (de lo que tú crees
realidad) es falso porque está sujeto a los preconceptos de tu cultura.
El niño necesita ser amado. Nace espontáneo y libre, con sus
cinco sentidos y la atención alerta para captar la vida y desarrollar su
experiencia
Sus padres condicionan el amor que necesita a la obediencia
de ciertas reglas Así pierde su libertad y por miedo a perder el amor de sus
padres, comienza el apego.
EL NIÑO Y LOS MIEDOS
Si ves un niño verás el egoísmo en forma pura. Sólo es capaz
de pensar en sí mismo. Pero esto es natural: el egoísmo del niño es cosa divina
pues necesita toda su energía concentrada dentro de él Si nosotros intentamos
cambiarlo estropeamos los planes de Dios y su espontaneidad, introduciendo en
él los miedos.
El miedo hace mentir y amoldar al niño con tal de no perder
la aprobación de los padres. El niño tiene miedo a la angustia que le produce
el rechazo de sus padres, y sólo por eso se somete. Pagará caro este chantaje
afectivo durante toda su vida Creerá que el amor y el cariño se compran. Tendrá
así una dependencia y un apego que confundirá con amor.
Su mente estará programada.
El niño necesita libertad. "Más vale un barrendero
feliz, que un juez o un gran político infeliz.”
Con la mejor voluntad del mundo la gente religiosa es
opresora. Lo que suele llamarse respeto es una forma de miedo.
Hay que darle al niño de seis años el mismo respeto que al
presidente de la nación. La función que cumple cada uno no tiene importancia.
Todos somos necesarios. El valor fundamental es ser feliz y buscar tu sitio en
la vida
Hay que respetar y salvaguardar la curiosidad innata del
niño. Los niños van pasando de una experiencia a otra. Si tú cortas una experiencia,
haciéndole creer que es algo malo, no sólo provocas un misterio y rompes una
evolución natural; sino que generas en él, miedo a algo desconocido.
Al niño le gusta la enseñanza y lo que rechaza es el método
y la manipulación.
LANZARSE A LA BATALLA
Liberarte del odio es lo mismo que liberarte del miedo, pues
el miedo produce el odio. Si el miedo es por ti mismo, es que te estás odiando.
Si anida el odio en ti, odiarás a todo el mundo. Para que una batalla sirva
para algo, hay que lanzarse a ella sin ningún rastro de odio.
¿QUÉ TE CAUSA MIEDO?
Tu miedo brota de la manera como ves las cosas y de las
consignas de tu mente. Cuestiónalo todo y saca afuera la realidad que hay
detrás. Es más fácil romper las paredes de cemento que las de tu propia mente.
Te es más cómodo hacer lo acostumbrado.
Prefieres lo conocido al cambio. Analiza con calma cuáles
son tus cárceles imaginarias y los porqués de tu miedo. El día en que sientas
el vacío de no tener nada a que aferrarte: ¡Buena señal! Ya puedes construir
con realidad.
Cuando se nos dio el regalo de la vida se olvidaron de
darnos un manual de instrucciones. Algunos no lo necesitan, a otros su cultura
les dio uno equivocado. Estos últimos ven la vida como algo que los angustia,
los llena de ansiedad.
No es la naturaleza la causa de sufrimiento sino tu corazón
lleno de miedos y deseos, inculcados a través de tu propia programación.
Recuerda que naces en este mundo para renacer, para ir
descubriéndote como un hombre nuevo y libre.
EL VERDADERO BIEN
Detente y piensa si en algún momento de tu vida has hecho
mal no a sabiendas. ¿Por qué crees que los demás son capaces de hacerlo? Todos,
sin excepción, buscamos nuestro bien, pero la mayor parte de las veces nos
equivocamos.
El miedo y el recelo a perder el bien nos hacen egoístas,
interesados y hasta crueles.
El verdadero bien es libre, gratuito y está dentro de
nosotros.
El bien existe, es la esencia de la vida. Llamamos mal al
hecho de no ver o disfrutar el bien.
Cuando nos ofuscamos y no percibimos el bien, sentimos
miedo, pues estamos hechos para el bien y la felicidad. Perderlo de vista nos
asusta e inquieta hasta el sufrimiento, porque no somos capaces de ver la
realidad tal cual es.
Recuerda algún rechazo, ofensa o injusticia que hayas
recibido. ¿Era realmente una ofensa o es que tu miedo y tu inseguridad hicieron
que te sintieras ofendido?
Es posible que el otro no actuara debidamente, pero piensa
que, al actuar así, a quién hizo más daño fue a sí mismo.
¿Eres capaz de verlo?
Dudar es esencial para la confianza en ti mismo. El único
enemigo de tu autoestima es el miedo, no la duda, pues si no dudas no
cuestionarás ni robustecerás tu confianza en ti mismo, y caerás en el
fanatismo.
Recuerda que según vivas en esta vida, serás en la otra. Es
ahora cuando has de buscar la verdad por ti mismo.
Reflexiones de Anthony de Mello
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