LA POESÍA
DE LA VIDA
El simple vuelo de una bolsa de plástico blanco por acción
del viento puede mostrar la emocionante poesía de la vida. Para comprobarlo, solo hay que echar un
vistazo a la magnífica película “American Beauty” de Sam Mendes.
Si hacemos un poco de memoria, podemos
recordar al personaje llamado Ricky Fitts, interpretado magistralmente por el
actor Wes Bentley, que graba todo aquello que parece mundano y aburrido, como
el propio vuelo de una bolsa, escena que vemos un par de veces a lo largo del
metraje.
Sin embargo, en algo tan simple como un trozo de
plástico barrido por el viento se puede descubrir la preciosa poesía de la vida si los ojos que la miran
tienen un tinte de pasión, emoción, sentimentalismo y amor por el entorno que
nos rodea.
La poesía de la vida y la sencillez
Muchas personas necesitan inspirarse en grandes
acontecimientos para hacer poesía de la vida. El romanticismo salvaje y trágico de los poetas como
Becquer, Espronceda o Lord Byron durante el siglo XIX es un buen ejemplo de
ello.
No obstante, otros poetas con no menos talento han
demostrado sobradamente que en la sencillez de cuanto nos rodea puede
haber una enorme poesía de la vida. Todo depende del tono que uses y la significación que aportes.
Si pensamos por ejemplo en Rafael Alberti, ¿hay algo más
banal que un marinero, un tranvía o una paloma? Sin embargo, este gran poeta
fue capaz de encontrar la belleza y
la lírica en elementos tan sencillos y cotidianos como los nombrados.
“Se
equivocó la paloma,
se equivocaba.
Por ir al norte fue al sur,
creyó que el trigo era el agua.
Creyó que el mar era el cielo
que la noche la mañana.
Que las estrellas rocío,
que la calor la nevada.
Que tu falda era tu blusa,
que tu corazón su casa.”
se equivocaba.
Por ir al norte fue al sur,
creyó que el trigo era el agua.
Creyó que el mar era el cielo
que la noche la mañana.
Que las estrellas rocío,
que la calor la nevada.
Que tu falda era tu blusa,
que tu corazón su casa.”
Pero no fue Alberti el único poeta que supo ver la
maravillosa lírica que se puede esconder tras cualquier elemento mundano de
este mundo. Otro como el eterno Miguel Hernández fue
capaz de componer versos preciosos gracias a una simple y sencilla cebolla.
“La
cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.“
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.“
Por fortuna, decenas de grandes creadores
descubrieron y compartieron su talento para demostrarnos que la sencillez está
llena de poesía. Antonio Machado, Federico García Lorca o la simpática
Gloria Fuertes son capaces de emocionarnos con tiovivos o arañas.
La poesía de la vida en el arte
Si miramos a nuestro alrededor, podemos encontrar poesía de
la vida por doquier. Una
realidad que el arte nos ha demostrado una y otra vez a través de obras que han
trascendido la historia de la misma humanidad.
A la mente de cualquier persona puede
llegar un hecho tan sencillo y mundano como una “Vieja friendo huevos”, que el
genial pintor Diego Velázquez transformó en una obra inmortal y maravillosa
capaz de emocionar a todo tipo de corazones.
Un señor que pierde el norte y confunde la realidad con la
fantasía caballeresca dio pie a una de las obras más grandes de la literatura
mundial, “El Quijote” de
Miguel de Cervantes. ¿Cómo puede haber tanta diversión y tragedia en la
confusión de un molino de viento con un gigante?
Directores de cine como David Lynch han convertido en poesía
situaciones tan mundanas como una fábrica que trabaja a toda máquina, el encendido de un cigarro, un accidente
de tráfico o la investigación de un asesinato.
¿Puede algo tan sencillo como una flauta ser objeto de una
de las óperas más bonitas de la historia? Así nos hizo saber Mozart al componer “La flauta mágica”, logrando que los mismos especialistas
no se pongan de acuerdo en su verdadero argumento de fondo, pero mostrando un
sencillo cuento de hadas realmente bello.
La poesía de la vida está en todas partes
Como es lógico, no todos somos Mozart, Machado,
Alberti, Velázquez o Cervantes. Sin embargo, sí que tenemos capacidad para
observar y disfrutar la poesía de la vida en todo lo sencillo que nos
rodea, aunque después no poseamos la capacidad de plasmarlo.
Sin embargo, gozar de aquello que hay a nuestro
alrededor y hacer de la existencia algo especial es pura poesía de la vida.
Para ello, nada como ampliar nuestros horizontes e ir un poco más allá, gozando
de un entorno que, visto con los ojos adecuados, puede ser más bello que
mundano.
Pedro González Núñez
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