A VECES, PARA SIEMPRE ES SOLO UN SEGUNDO
Hay momentos que se guardan
en nuestra memoria para siempre aunque solamente duren un instante. Segundos
de los que no queremos el final y que nos cortan la respiración. ¿Has vivido
alguno de estos momentos mágicos? En los que un segundo se convierte en un para
siempre.
Sabemos que el “para siempre” no existe, es una
ilusión, al igual que nosotros, todo lo que hay a nuestro alrededor es efímero. Paradójicamente, un instante puede
convertirse en algo eterno para nosotros. Esto es algo que está
más allá de las leyes físicas, son momentos trascendentales y metafísicos.
Incluso una persona
escéptica ha podido vivenciar estos momentos que son inexplicables. Esto sucede de forma
muy habitual en el enamoramiento, ya que es propio del entusiasmo, la pasión y
la ilusión.
Son instantes que recordamos para siempre, en nuestro repertorio sentimental y
emocional. Por muchos años que pasen podemos rememorar ese instante, con esa
persona, en cualquier momento.
Un
para siempre está formado de instantes
que han logrado acariciar nuestra alma
Instantes eternos
Estos instantes que
permanecen eternos en nuestra huella emocional y sentimental, son los que dan
mayor sentido a nuestras vidas. ¿Recuerdas uno de esos
instantes? Con todo detalle podrás volver a la escena: lo que sentiste, una
mirada, un roce, un beso, el corazón desbocado, un sonido, una imagen. Un
instante mágico captado por todos tus sentidos.
Volvemos a nuestros quehaceres, rutina,
altibajos, responsabilidades, hábitos, prisas, decisiones y sin embargo, nada
de esto es capaz de borrar esos momentos que han marcado nuestras vidas, que
tenemos grabados en nuestras retinas. Permanecen intactos, imperturbables a
cualquier nueva situación.
De eso está hecha la vida,
de instantes, y es por eso por lo que es tan importante vivir el ahora sin
perdernos en las preocupaciones que ocupan un gran
espacio en nuestra mente. Ser conscientes de esto nos puede ayudar a quitar importancia a los asuntos que
nos atormentan y darle un mayor valor a los pequeños detalles que engrandecen
nuestra experiencia.
“Creo
en la vida eterna en este mundo, hay momentos en que el tiempo se detiene de
repente para dar lugar a la eternidad.”
-Fiodor
Dostoyevski-
Perderse en la promesa de un
para siempre
¿Qué persona no ha hecho una promesa?,
¿Quién puede decir que no utilizó un para siempre? Y es que existen
circunstancias especiales por las que todos pasamos, en las que la razón no
tiene cabida. Prometemos amor, cuidado, atención, que siempre diremos la
verdad, que siempre seremos fieles y siempre seremos felices. Nos perdemos en las palabras, sin
pensar en la fuerza que tienen y las ilusiones que alimentan.
Todas estas palabras y frases acaban por perder valor y
significado, ya que finalmente se impone la experiencia y las decepciones se
van acumulando una a una en lo más profundo de nuestro desván interno. Nos vemos
sometidos muchas veces a la presión de las circunstancias, dándonos cuenta de que lo que
prometimos, o nos prometieron en una ocasión, ya no tiene sentido en el momento actual.
Si buscamos la seguridad en
las promesas, acabaremos por toparnos con la realidad del desengaño.
Aferrarse a un para siempre es como ponerse una venda en los ojos para no
querer ver la realidad, negando y rechazando así nuestra naturaleza.
Estos
mensajes tienen su sentido específico en el momento en el que se dicen, y es
preciso comprender que somos seres efímeros, al igual que nuestras conductas y
todo lo que contemplamos y gira en torno a nosotros.
Sigamos construyendo
instantes mágicos
Somos los responsables, los
protagonistas y constructores, de cada uno de nuestros instantes más felices.
Se vuelve sagrado todo aquello que permanece en nuestros recuerdos como
instantes únicos e irrepetibles. Los lugares por los que pasamos, sensaciones
que experimentamos, el sentimiento real de que todo aquello sería un para
siempre…
Cuando rememoramos todos nuestros momentos de
amor desde la soledad, existe una plena satisfacción y convicción de que
mereció la pena. Los engaños,
la frustración, el rencor, la desilusión es algo que pasa, se olvida, se diluye
con la comprensión y con nuevas esperanzas.
Cuando nuestra energía va fluyendo desde el
presente, siendo plenamente conscientes de este instante, y no nos atascamos en
el pasado, estamos preparados para revivir nuevas experiencias llenas de
instantes mágicos. Listos para incorporar en el repertorio de lo que realmente
tuvo sentido en nuestra existencia.
Momentos, personas, situaciones, lugares. Los
instantes mágicos habitan en nuestra experiencia, en nuestras decisiones y actitud. Cobra un significado especial y único
todo aquello que tiene el potencial de cambiar nuestro mundo interno.
Para ello es imprescindible estar receptivo a dichos cambios. Así, ¿estás
preparado para incorporar instantes mágicos a tu vida?
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