Lo
que buscas no sale en los mapas. No se ve en las fotos… No se
compra en ningún lugar que conozcas… Se percibe cuando entras en
una habitación y encuentras a alguien que ya lo tiene, que ya lo
siente. Se refleja en su cara porque lo lleva en los ojos, es un
brillo que durante un rato se contagia si te acercas con intención
inocente y mente abierta.
Ahora
no sabes qué es exactamente ni qué forma tiene, lo tendrás claro
justo cuando lo hayas encontrado. No sabrás cómo, pero tendrás esa
certeza absoluta que se tiene algunas
veces en la vida que no se comprende, tan sólo se nota, se siente.
A
veces, has creído que estabas cerca, pero en realidad era sólo un
espejismo, un brillo fugaz parecido al de una estrella que ya no
existe, pero que sigue brillando en el firmamento durante muchos años
porque está muy lejos… Otras veces, lo has tocado, es verdad. Su
fuerza sutil te ha acariciado las puntas de los dedos y ha dejado en
ti una huella extraña… Lo has percibido cerca, casi lo abrazas
pero se te ha escapado no sabes por qué… ¿Impaciencia? ¿Apego?
¿Demasiada necesidad de poseerlo? ¿Miedo a no estar a la altura?
¿Miedo a perderlo nada más tocarlo? Porque
lo que buscas no se posee, se ronda, se ama, se vive… No puede
abarcarse ni meterse en una caja, ni en una jaula… No puede
guardarse en el bolsillo, ni siquiera en la memoria… Es
algo que se consume cuando te estalla en la cara y debe gozarse sin
pretensiones, sin prisa, sin querer apurar, sin acumular ni dejar
para más tarde…Sin más intención que vivir.
Lo
que buscas se escapa entre las manos si intentas agarrarlo fuerte y
sale corriendo si lo quieres solo para ti. Si
nota que no vas a compartirlo, a vivirlo ante el mundo y quieres
ocultarlo por miedo a que te lo quiten, se desvanece enseguida…
Lo que
buscas no se caza, se besa. No se reza, se acepta. No se comprende,
sencillamente se surca, se bucea, se vive, se ama… En realidad está
en todas partes pero sólo los que están dispuestos a renunciar a su
temor pueden verlo.
Te
diré más, lo
que buscas no se busca, se encuentra mientras te buscas a ti y
te conoces poco a poco. Mientras entras en los recodos de tus caminos
interiores y hurgas en tus recuerdos para saber qué te duele y
descubrir cómo se cura… Se encuentra como quién toma un café a
media tarde y se descubre la belleza que se puede ver por la ventana
mientras lo saborea y suplica que sea eterno…
Como
quién buscando el mar, topa con una ladera verde repleta de flores
rojas… Como
quién un segundo antes de que caiga la moneda sabe exactamente si
quiere la cara o la cruz o al soplar las velas, busca dentro de sí
el deseo que más le quema dentro.
Lo
que buscas no se respira, ya te respira a ti desde siempre, desde
dentro… Está
en tu aire y en tu música, pero no lo oyes porque para poder
escuchar lo que cuenta primero tienes que sentir esa música y
bailar. Tienes que soltar lo que te amarra al pasado y lo que te
angustia del futuro… Tienes que mirarte al espejo y, al ver tu
cara, decir « te amo» y por dentro sentir que es verdad, que es
maravilloso y enorme, que eso te lo cambia todo de forma inmediata…
Lo que
buscas, está ahí metido, en tu pecho y en los pliegues de tu alma
cansada de buscar ahí afuera y librar batallas absurdas… Está
guardado en ti esperando que te quites la capa de persona invisible
que teme brillar y te arranques las etiquetas tristes que te pusieron
y te pusiste cuando todavía no te querías… Lo que buscas está en
ti y sale cuando te rompes, por cada grieta, para que veas cuánto
brilla y notes que cada error es oro puro y cada caída te acerca más
a tu destino…
Lo que
buscas. Lo que quieres. Lo que imaginas… Es todo en uno esperando a
que te des cuenta de una vez que te abraza y te envuelve pero no lo
ves porque todavía no confías en ti.
Lo
que sueñas forma ya parte de ti porque sólo necesita que le abras
la puerta y le invites vivir contigo…
Deja de
buscarlo, sencillamente déjalo salir, permite que fluya, que salga
de tu perímetro y se expanda a tu alrededor… Esa felicidad que
tanto deseas está a cambio de pensamiento, a poco que dejes de
juzgar con saña y negar la belleza que te rodea… Sólo con que
durante un rato comprendas que ya eres perfecto así… Que no hay
que cambiar nada, sólo salir del cascarón y confiar en ti…
Depende
de ti.
A
la felicidad no hay que cogerla ni sujetarla, sólo pararse un
momento para que se pose en ti. Llega
sola cuando has descubierto que te dejas, que te sueltas, que no hay
más fin que estar en paz y serte fiel. Que nada trae más gozo que
estar sin pretender más que estar y amar sin pedir…
Que
nada llega del mundo porque tienes tu mundo, que ya no esperas nada
porque lo tienes todo.
Mercè
Roura
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