Como
cada año por estas fechas, donde el final de un año da paso a otro
que comienza, es bueno reflexionar, hacer revisión de cómo nos ha
salido lo planeado para este año que acaba y de planificar como
queremos que sea el año que vamos a iniciar y quizá una buena
decisión sea tomar conciencia de que es tiempo de soltar.
A
lo largo de la vida, nos encontramos en medio de un mar de emociones
que van desde la risa triste al llanto alegre y lo natural es
el equilibrio y para lograr ese equilibrio emocional psicológico y
estructural como ya he dicho la mejor técnica es “SOLTAR”, ¿Cómo
hay que soltar?, es relativamente sencillo, ya que la vida
siempre que te plantea un problema, al lado te da la solución o
soluciones a aplicar, lo que nos ocurre es que vamos tan ciegos por
la vida que no vemos nada.
DEBEMOS
SOLTAR A LA MISMA VELOCIDAD CON QUE NOS LLEGA,
LA PROPIA
VIDA TE MARCA EL RITMO.
Llegó
el tiempo de dejar todo aquello que me hace daño. El tiempo de ser
más fluido con la gente, conmigo mismo. Es momento de dejar ir, de
permitir que la vida me despeine y me sacuda.
Llegó
el tiempo de dejar ir el resentimiento, para que mi alma perdone
deudas y deudores. Es tiempo que me perdone a mí mismo ya me regañé
bastante. Fueron muchas las piedras que yo mismo puse en mi camino y
los puentes dinamitados, como autocastigo ya estuvo bien, hasta aquí
llegué, ahora elijo el camino de la aceptación, para poner en mi
vida coherencia y felicidad.
Es
el momento de liberar cosas, de soltar gente. Nadie tiene porqué
ser como yo quiera. Así están perfectos. Así ha funcionado hasta
este momento su vida. ¿Qué mejor prueba podría pedir para
convencerme? Me dedico a atender lo mío, a reconstruirme. Viene
bien tirar lo que ya no nos sirve, ni emocionalmente ni
intelectualmente. Entre
ser feliz y tener razón, elijo lo primero. Tener
la razón es el peor de los desgastes, pues te quita el sueño
intentando corregir al universo. Aun sabiendo que no lo vas a
conseguir.
Es hora de
soltar, de confiar más en ti y menos en la apariencia de este mundo
convulso. Dejémonos ir y que la vida nos conduzca.
Quiero
comenzar de nuevo con un corazón joven, que brinque de gusto con
los cantos que anuncian el día. Como cuando éramos niños. ¿Te
acuerdas? Un alma que sea capaz de asombrarse con el amarillo de los
girasoles, de ver en el cielo un milagro pintado de azul y no sólo
un día más, llano y simple. Es tiempo de soltar lo inútil y
permitir maravillarme. He estado demasiado ocupado sin saber muy
bien ni en que ni en para qué.
Por eso elijo
mirar la sonrisa del sol. Elijo abrazar al aire. Que me ama lo
suficiente como para mantenerme con vida. ¿Qué mejor prueba de
amor? Afortunadamente, se me dio la facultad de elegir. Elijo
controlar a mis propios demonios. Es más, he decidido darles
vacaciones.
ES TIEMPO DE
SOLTAR, DE LEVAR ANCLAS
DE DEJARME EN
PAZ Y DE TANTO PELEAR CONMIGO MISMO.
Qué
estupendo es cuando no controlas a nadie, cuando no pides cuentas,
cuando tiras a la basura los rencores. A partir de ahora quiero ser
más justo; la vida no es un tablero de ajedrez, ni las personas
caballos o alfiles. Trato a la gente como me gustaría que me
trataran.
Si algo nos
debemos, te ofrezco un abrazo, te pido una disculpa. Yo ya me
perdoné. ¿Podrías hacerlo tú también? Yo te invito. Renovación
es una palabra muy comprometedora... ¡te obliga a caminar sin
excusas! Sin nadie a quien echarle la culpa de nada. Pero
definitivamente es el camino de la plenitud.
Nada es
casualidad, no hay accidentes en el mundo de la voluntad. Por eso,
sea cual sea la razón por la que estés leyendo estas líneas,
elijo creer que el Universo nos permitió crear este lazo, aun
cuando ni siquiera nos hayamos visto.
Elijo
creer que estamos dispuestos a sembrar más sonrisas en nosotros
mismos y en el resto de seres humanos. Te deseo que, ahora y
siempre, estés lleno de paz, armonía y felicidad.
Recuerda…
si sueltas tendrás las manos libres para recibir todas las cosas
nuevas que la vida te ponga ante ti.
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