Vamos
a ser de verdad y dejarnos de “vender” lo que no somos. Y con
esto no me refiero a no confiar en nosotros ni en nuestras
posibilidades, ni en dejar de visualizarnos siendo lo que soñamos,
ni dejar de sentirnos capaces… Soñemos, por favor, al máximo,
pero no perdamos el norte ni la substancia que nos hace humanos.
Nuestra
grandeza no está en parecer sino en lo que ya somos, en ser capaces
de vivir a través de lo que nos rodea sin necesitar que sea de otro
modo...
En ser capaces de bailar con la vida cuando nos toca la canción más
triste. Sin queja continua pero sin tener que ir demostrando todo el
rato que somos algo que no somos, sin construir una realidad paralela
para que otros hurguen en ella…
El
otro día una mujer sabia que me da grandes consejos siempre sin
pedir nada a cambio, María
A. Sánchez,
me recordó que la única forma de llegar es ser ya desde este
momento esa persona que sueñas. Me dijo que actuara y sintiera “como
si”… “como
si ya fuera realidad” (As if) para
integrar en mi vida lo que tanto busco… Eso es tanto como decirme
que deje ya de buscar porque lo que busco está en mí… Llevo unos
días dándole vueltas a la idea (yo siempre doy tantas vueltas a
todo que al final se me desdibuja en la mente y se vuelve tosco,
triste)… Podría llegar a convertir “Sonrisas y lágrimas” en
“El resplandor” si me das una tarde en casa y un pensamiento
ofuscado.
Imaginad
cuánto poder tenemos para convertir en porquería nuestra vida a
partir de un solo pensamiento… Y no es que todo dependa de eso,
claro, pero vemos lo que decidimos ver a partir de nuestras
creencias. Eso hace que tengas delante una oportunidad y solo
percibas un obstáculo…
Lo
de vivir tu sueño y actuar “como si ya fuera realidad” es una
herramienta muy poderosa que me ha costado mucho comprender. Yo que
siempre soy tan transparente sufro como una hoja en plena tormenta al
mostrarme fingiendo que todo va bien cuando por dentro pienso que
estoy al borde de la debacle, no me va eso de hacerme fotos con el
traje de noche mientras todavía llevo las zapatillas porque en
realidad me quedo en casa… Pero es que eso de actuar “como si”
no consiste en hacer postureo en las redes y fotografiarse sonriendo
mientras por dentro te mueres de pena o acondicionar una parte de tu
casa para que parezca un lujo asiático mientras hacinas en el otro
lado todos tus trastos… Actuar
“como si” es sentir que puedes, que mereces, que ya está en ti
toda la fuerza y poder que necesitas para actuar y conseguir, tal vez
no lo que quieres porque no sabemos casi nada de lo que realmente
necesitamos, pero sí lo que te llevará a desplegar tu potencial y
estar en paz.
Actuar
“como si” es reconocer en ti la persona que ante el muro trepa el
muro, lo salta, lo rodea o lo convierte en un lugar de referencia
para crear algo hermoso… No hace falta a veces derribar nuestros
obstáculos, a menudo podemos usarlos para decorar nuestros sueños y
convertirlos en catapultas para lanzarnos más allá, en el
mobiliario de nuestra nueva oficina, en el lugar donde edificamos
nuestra nueva vida.
Actuar
“como si” es saberse ganador sin tener que competir, saber que
estás de tu parte siempre, incluso cuando fallas porque sabes que
tus errores son necesarios… Porque
tus errores son un peldaño más en esta escalera que subimos todos
para descubrir que en el fondo, antes de empezar a subirla, ya lo
teníamos todo pero éramos incapaces de verlo porque cargábamos un
lastre enorme de culpas inventadas, miedos atroces, emociones por
sentir y comprender, creencias rígidas y dogmas absurdos.
Actuar
“como si” no es nada que se vea o se huela o se toque, aunque
irremediablemente acaba tocándose y percibiéndose con los sentidos
porque todo lo que te transforma por dentro más tarde o más
temprano se ve ahí afuera… Donde no hay nada, en realidad, más
que el espejo de lo que hay en ti y los espejos de todos los que nos
rodean.
Actuar
“como si” es mirar dentro y dejar de buscar respuestas fuera,
dejar de esperar que llegue un salvador que te arregle la vida (no
significa no buscar ayuda, soy la primera que recomiendo al menos una
vez cada día a alguien ir al psicólogo). Significa saber que el
gran hacedor de cambios en tu vida eres tú y dejar de llamar a
puertas esperando una limosna esperando piedad para empezar a decir
en voz alta “estoy aquí y puedo aportar” y ver como esas mismas
puertas se abren.
Hay
que ser de verdad para conseguirlo. Y eso implica conocerse
y encontrarse en dolor acumulado y decir basta y saber que no eres tu
dolor, ni tu miedo, ni tu rabia, ni tu asco, ni esa culpa enorme que
se pone cada día más gorda y oronda porque la alimentas a base de
creer que mereces la porquería que encuentras.
Seamos
de verdad, pero no quejándonos de lo que todavía no somos (yo lo
hago, no te preocupes) ni falseando lo que vivimos. Seamos
de verdad por dentro, admitamos lo que nos perturba, lo que nos
conmueve, lo que nos paraliza y limita, lo que nos asusta, lo que nos
hace sentir una envida inmensa, lo que estamos evitando y lo que cada
día nos hace tropezar. Seamos
de verdad, observemos lo que pensamos y decidamos que no somos esos
pensamientos ni esa punzada en el pecho inmediata, ni esa sensación
de revolcarnos cada noche en la misma porquería cuando parece que
todo falla y a pesar de los esfuerzos no cambia nada…
Quiero
ser de verdad… Ayer me hundí y durante tres horas no vi nada más
que esa porquería, ese dolor, ese miedo, esa necesidad de salir a
flote. Durante algunos de esos minutos de las tres horas o más (el
tiempo es relativo y me pareció una eternidad) no fui más que mi
sombra, mi asco, mi sufrimiento… No vi más que la película de mi
vida distorsionada y manipulada por la más grande de las
manipuladoras que he conocido… Mi mente, mi ego, yo misma… Mi
gran enemiga, mi gran aliada… Un dolor de cabeza atroz me golpeaba
las sienes mientras unos tambores de guerra que sonaban a difuntos
cantaban un himno terrible que me decía “nunca consigues nada”.
Aunque
no es cierto… Esta mañana, al notar mi dolor macroimpulsado, mi
cabeza golpeada por mis pensamientos lúgubres y mis articulaciones
inflamadas me he dado cuenta del gran poder que tengo… Si puedo
convertir mi futuro en una tragedia en el presente, si puedo crear
toda esa basura gracias a mis pensamientos, si puedo generar un dolor
de cabeza inmenso, es que puedo crear a pesar de todo…
Sólo
tengo que aprender todavía más a gestionar mis pensamientos y
emociones. Sólo tengo que aprender a usar esa magia a mi favor y no
en mi contra… Sólo tengo que poner a la gran manipuladora de mi
parte y abrazar a la enemiga para que sea mi gran aliada… Y dejar
de alimentar a mi ego con esa carnaza inmunda para que deje de
contarme historias de terror y pedirme explicaciones porque todavía
no soy lo que sueño… Para que deje de culparme por todo y subirme
tanto el listón.
Sólo
tengo que hacer lo que he hecho siempre… Coger ese dolor y
transformarlo en algo hermoso, en algo mágico, en la puerta de
entrada a ese yo que llevo dentro y clama por salir, que grita
mientras los tambores suenan y me dice “no te preocupes más Mercè,
ya lo tenemos todo, vamos a vivir”.
Este
camino no está siendo fácil. Seguramente porque hace siglos que el
ego gordo e inflado así me lo dice y yo me lo he creído y cumplo,
puesto que soy una cumplidora nata que busca aceptación por los
rincones, para tapar el enorme vacío en su interior de aceptación
propia.
No
ha sido fácil, pero todo puede cambiar ahora y decidir que el
camino se allana… Tenemos tanto poder, en realidad, y lo usamos
para ponernos la zancadilla, para limitarnos a vivir en una burbuja.
Esta
es mi verdad… He aprendido mucho pero no todo está integrado en mí
y a menudo el miedo me vence y me acorrala y no temo decirlo porque
sé que eso no me hace mejor ni peor… Porque
sé que reconocerse vulnerable no te hace débil sino fuerte, porque
decir alto y claro que no puedes con todo no te convierte en inútil
sino en alguien sincero, de carne y hueso, con matices, con ganas de
aprender y crecer… Ya
lo ves… A veces lo hago bien y otras me equivoco. A veces (cada vez
más) estoy de mi parte y otras manipulo la vida para fastidiarme.
Esta es mi verdad, esta soy yo y lo digo en voz alta. Y decido actuar
“como si” desde dentro hacia fuera.
Tú
también eres de verdad y en esa verdad están tu poder y tu fuerza.
Basta
de “postureo emocional” y de fingir lo que no somos… Nuestra
verdad va a salvarnos de nosotros mismos. Las
evidencias de ello están en todas partes. El amor está en todas
partes y el dolor también. Hay que aprender a usar a ambos para
cambiar tu vida…
A
pesar de mis dudas, he aprendido mucho… Te invito a leer un poco de
mi último libro, va de amarse y conseguir que ese amor cambie tu
vida… Haz
click aquí
Mercè Roura
https://mercerou.wordpress.com/2018/12/01/como-si-ya-fuera-realidad/
No hay comentarios:
Publicar un comentario