Es
curioso verdad, a pesar de todo lo que se ha escrito hablado y las
teorías que se han elaborado sobre ella, lo cierto es que aun a día
de hoy seguimos sin saber muy bien que es.
Para
muchas personas es un MISTERIO, para otras una ELECCIÓN y para
aquellos que se denominan buscadores, un CAMINO…
PERO
¿HAY ALGUIEN QUE NO BUSQUE LA FELICIDAD?
¿Quizá
en numerosas ocasiones a lo largo de la vida la buscamos en
vivencias y posesiones que la alejan más?
La
pregunta que se han hecho innumerables seres humanos antes que
nosotros es: ¿Qué podemos hacer para encontrar ese misterioso
tesoro que alimenta nuestra esperanza?
La
Felicidad… ¡ah! ¡Qué gran palabra! Casi al pronunciarla,
sentimos sonrojo por haber creído inocentemente que, oculta tras lo
que tanto deseamos, nos aguardaba. La felicidad parece actualmente
estar en la lista de esos términos prohibidos por una sociedad
desorientada, términos del mismo rango que “amor” y “humildad”,
palabras secuestradas que no pronunciamos, por temor a ser
condenados como personas ingenuas.
¿Qué
ha pasado con esta idea que todos perseguimos, a veces corriendo
tras los deseos y vivencias que más nos alejan de ella? En
realidad, es frecuente creer que la hallaremos en los futuros
placeres, en el seno del poder, en el meollo de la pasión, en la
exaltación del romance, en la unión de la familia, en el glamur
del éxito, al final de un proceso o soñando con la galaxia… La
buscamos inútilmente en la adquisición y en la satisfacción de
nuestros deseos, algo que gratifica nuestra persona durante un
tiempo, pero al poco, ese punto nos abandona.
¿POR
QUÉ NO ES TAN HABITUAL ENCONTRAR A ALGUIEN QUE SE DECLARE FELIZ,
SIN MATICES NI MÁS COSAS AÑADIDAS?
Comencemos
por preguntarnos, ¿qué es la felicidad? De las muchas que he leído
una de las que más resuenan en mi es la de Sonja Lyubomirsky, ella
dice que la felicidad tiene que ver con la experiencia de alegría y
satisfacción, combinada con la sensación de que la vida tiene
sentido y vale la pena. Una forma de señalar tanto a la experiencia
puntual, como a la sensación permanente de fondo que impregna
nuestra existencia.
Desde
siempre sentí la felicidad como una vivencia de paz profunda, una
paz no ajena al amor que en principio creemos alcanzable desde
nuestro nivel personal.Más tarde, he comprendido que la felicidad
era un estado transpersonal de conciencia. Un estado de totalidad y
plenitud que podemos legítimamente buscar, ahondando en nuestra
esencia. Tal vez la felicidad por su carácter trascendente no está
sujeta a condición alguna. Y aun viviendo en lo hondo de uno mismo,
no es descubierta hasta que un día, es ella la que nos encuentra.
Los
seres humanos actuales la estudiamos con metodologías científicas,
tratamos de meterla en laboratorios, y la analizamos desde la óptica
de una neurología de vanguardia. Y eso está bien, porque gracias a
las estadísticas, algo más sabemos de ella.
En
realidad, a través de una emergente “CIENCIA DE LA
FELICIDAD” conocemos tres factores que tienen un gran peso en
su existencia.
PRIMERO: Los
aspectos biológicos que constituyen nuestra herencia genética. En
realidad los genes causantes de la felicidad tienen una influencia
del 50%, y contra lo que a menudo se piensa, son susceptibles de
comportamiento variable, ya que se activan, entre otras cosas, con
abrazos y caricias.
SEGUNDO: Actividad
deliberada, es decir, lo que decidimos hacer para crecer, para
cultivarnos en la virtud y el aprender a pensar en atención plena.
Se trata éste de un factor con un peso del 40%.
TERCERO : Tan solo representa un 10% y hace referencia
a las circunstancias que nos llegan, es decir, economía, salud,
vida afectiva... ¿Tan solo un 10%? Sí, así de secundario, aunque
no lo parezca.
Y
si bien la llamada Psicología Positiva estudia estos aspectos,
no podemos soslayar los mapas inmortales que los grandes filósofos
y místicos han dejado sobre la faz de la Tierra. Y es aquí donde
nos vemos trascendiendo la pequeña lógica de las estadísticas que
persiguen aproximarse, e inútilmente colonizarla. Es aquí donde se
abre el misterio sagrado que a la felicidad fundamenta, un misterio
que se ilumina cuando se cierran los ojos de la razón metodológica,
cuando hacemos silencio en la mente pensante y abrimos el corazón a
una intuición que, al tiempo que nos encuentra, conduce suavemente
nuestra alma ante sus puertas.
¿Qué
mapas y referencias nos han legado los grandes seres que han
visitado nuestro planeta? El territorio roza lo inefable, es por
ello que en el sentir, en el crear y en el amar, será cuando nos
rozará su presencia. La felicidad es un tesoro que todo ser humano
intuye como posible, un tesoro que busca aunque se haya sentido
frustrado tras perseguirla incansablemente en la adquisición de
cosas y experiencias.
En
realidad cuando nos adentramos en la historia de los pueblos y
culturas de la Tierra, descubrimos una serie de verdades inmutables
que han sobrevivido a la diversidad de los cambios, de las culturas
y de las razas. Se trata de verdades que han permanecido intactas
ante destrucciones y guerras, verdades comunes que bajo el nombre de
Filosofía Perenne se hallan presentes en todas las civilizaciones
de la milenaria raza humana.
¿Qué
dice este legado de conocimiento?... Nos dice en primer lugar que la
felicidad está dentro de nosotros. En segundo lugar, señala que
aunque está dentro, nuestra vida está sujeta a conflictos y
situaciones dolorosas. En tercer lugar, afirma que hay un camino
para descubrirla y aflorarla. Y finalmente concluye señalando que
si se hace este camino y ella nos encuentra, nuestra vida se
convierte en un recorrido de amor y luz en beneficio de la Humanidad
entera.
Dentro
de todo ser humano late un sentimiento de unión con todo, de
ternura y consciencia despierta. En el reino sobrenatural está la
llave de esa puerta, un umbral que cuando se cruza, corren lágrimas
de gozo y el corazón, de amor incondicional rebosa. Más tarde, la
felicidad desciende y encarna en la vivencia de las cosas sencillas,
y en la honda serenidad de la vida cotidiana.
CUANDO
NOS SUCEDERÁ ESTE PROCESO.
TAL
VEZ ESTA NOCHE, TAL VEZ MAÑANA, TAL VEZ AHORA…
No hay comentarios:
Publicar un comentario