CADA DÍA HAZ ALGO QUE TE DÉ MIEDO
El temor es una de esas fuerzas que nos lleva a emprender grandes obras de defensa o a esclavizarnos. A construir mecanismos para cuidarnos y enfrentar el peligro o a recluirnos y poner un muro frente al mundo. Por ello, hay que mirarlo a la cara para que no crezca sin control. De ahí esta propuesta: haz algo que te dé miedo cada día.
Es muy probable que las personas que te quieren no te
inviten a ello con el objetivo de protegerte. De hecho, muchas veces tratarán
de persuadirte para que no
te expongas, no te arriesgues y no experimentes la
incomodidad de enfrentarte al temor.
Lo hacen de buena fe. El miedo no es precisamente una sensación agradable, aunque a día de hoy existan muchas personas que se vuelvan adictas al riesgo. En condiciones normales, lo experimentamos como una inquietud de la que buscamos deshacernos cuanto antes. Lo malo es que así es como también terminamos construyendo estilos de vida que nos estancan.
Haz algo que te dé miedo: sal de tu zona de confort
La zona de confort está en cualquier lugar en el que
tenemos todo bajo control fácilmente. Es otra manera de nombrar a la
rutina, lo conocido, lo familiar y, por eso mismo, lo que nos invita a
quedarnos flotando ahí, sin desafiarnos, sin crecer, sin avanzar.
Por supuesto que es
muy saludable tener zonas de confort. Espacios físicos y emocionales que nos
permitan dejar a un lado las preocupaciones y apagar el interruptor
de tomar decisiones y disfrutar de las pequeñas cosas, sin más pretensión que
la de estar tranquilos. Esos espacios son absolutamente necesarios para digerir
las experiencias, asimilarlas y reequilibrarnos.
Lo que sucede es que
a veces también operan como burbujas que terminan apartándonos de
experiencias enriquecedoras. Ejercen como refugios de los que ya
nunca queremos volver a salir. Ayudan a mantener a raya los miedos, incluso
aquellos que tendríamos que enfrentar y superar para crecer o para disminuir
algún sufrimiento. Por eso cuando te dicen: haz algo que te dé miedo,
básicamente a lo que se te invita es a salir de la zona de confort.
El miedo está en todas partes
El miedo, en principio, es válido como mecanismo de
preservación. Cuando crece en exceso, comienza a invadir como maleza el alma de
las personas. Tiene una dinámica muy propia: se nutre a sí mismo. El miedo tiende a aumentar, a crecer por sí
solo. Incluso, si no se le pone límite, puede llegar a aumentar
desproporcionadamente.
Todos necesitamos un poco de miedo para vivir, pero todos
también corremos el riesgo de sucumbir a él. Lo cual pasa muchas veces
imperceptiblemente. Tienes miedo de hablar en público y construyes una vida en
la que jamás tengas que hacerlo, o eludes cualquier situación que te lleve a
enfrentarlo. Suena lógico. Lo que no es lógico es que quizás vas renunciando a pequeñas y grandes
oportunidades, solamente en función de ese miedo.
Así sucede también con asuntos más relevantes como, por
ejemplo, el sufrimiento. Tienes miedo de sufrir y así renuncias a mil experiencias bellas de la
vida para protegerte. O tienes miedo de la soledad y renuncias a tu
libertad para no verte expuesto a ella.
Haz algo que te dé miedo
El punto central es
que no hay otra manera de vencer al miedo que enfrentándolo. Ahí también
comienza a operar una dinámica en la que cuanto más lo enfrentas, más capaz te
sientes y más valiente te vuelves. El coraje también se nutre a sí mismo.
Además, cuando haces algo que te da miedo comienzas
a descubrir otras facetas de ti mismo, aumenta la confianza que te
tienes y también el amor propio. Sienta bien ser capaz de superar esos límites.
Pero claro, en el miedo también hay niveles. No puedes comenzar con lo que te
aterra, porque quizás no estás listo y en lugar de nutrir tu coraje, lo que
sucede es que terminas más asustado de lo que comenzaste.
De ahí que puede ser eficaz seguir eso de haz algo
que te dé miedo, diariamente. Y para ello, podemos comenzar con
pequeños miedos. Por ejemplo, si tenemos miedo a la oscuridad podemos quedarnos
un par de minutos en total oscuridad. Y salir a la otra orilla, siendo un
poquito más fuertes. O simplemente caminar un rato por algún sitio que no
conocemos y que no nos inspira confianza.
Eres tú y solo tú quien sabe por dónde comenzar. ¿Lo
intentas?
https://lamenteesmaravillosa.com/cada-dia-haz-algo-que-te-de-miedo/
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