"El secreto de llegar, es saber que has llegado."
"y el secreto de saber que has llegado es saber que no hay ningún sitio a
donde llegar."
La actitud que tomamos ante la Vida:
¿vivimos desde la barrera o “nos mojamos” de verdad?, ¿revoloteamos de flor en
flor inconscientemente o ponemos toda nuestra atención en cada acto cotidiano?
La Vida física es finita, así que
merece la pena reflexionar sobre el camino que decidimos recorrer… vivir a
medias es no vivir y no llegar a ningún lado.
Sin embargo, hay algo que comúnmente se
nos escapa: buscamos la intensidad (de los pensamientos y las emociones) a
medias. Lo suficiente para que dé gustito o no duela pero sin extraer la
esencia y el fruto de cada experiencia. Eso es lo que llamamos deporte de
riesgo, y en verdad que lo es: agitamos nuestra emocionalidad con leves
espasmos orgásmicos hasta quedar exhaustos energética y mentalmente.
Esto nos lleva desorientados irremediablemente
de una experiencia a otra, saltando de emoción en emoción, sin entender que
cada relación es toda Relación; que la causa de toda intensidad es la misma Fuente para
cualquier sentimiento o vivencia: Tú. Y siendo tu ser la causa de tu
percepción, cuando evades indagar y profundizar en el motivo de tu propia
experiencia, realizas algo que parece ingenuo pero que tiene interminables
consecuencias, desconocerte.
El Camino del Medio, no es un caminar a
medias, no es escoger entre lo bueno y lo malo, es el sendero que atraviesa la
existencia campo a través sin contemplaciones, sin quedar atrapado en
sentimentalismos, haciendo arder todo cuanto se alcanza a ver, sin dejar
memoria alguna sobre la cual volver la vista atrás, sin resentimientos, sin
añoranzas ni melancolia.
El Camino del Medio, es el Camino de
Regreso, el que indica el trayecto por el cual has llegado hasta la experiencia
de Ahora. De modo que no buscas sustitutos ni placebos, no hay donde esconderse
porque estás desnudo frente al Universo, y no hay necesidad de resguardarse;
caminar bajo la tormenta es todo lo que tenemos para recordar, y no hay miedo
que vaya a impedirte mirar de frente la noche oscura del alma, tras ella, los
relámpagos del Cielo reclaman tu completa Presencia Aquí.
LA GRANDEZA HUMANA y la verdadera
compasión no vienen de sentirnos buenos, sino de sabernos malos e imperfectos y
amarnos y amar con ello. Es a través de lo imperfecto como nos igualamos con
los demás. Por el contrario, quienes se sienten mejores o más justos que los
demás siembran como consecuencia inevitable una cierta violencia. En el fondo,
todo maltrato interpersonal crece de una semilla muy simple: alguien que en su
fuero interno o externo dice «soy mejor o peor que tú». El escenario en el que
fermenta la violencia requiere bailar una danza en la que unos interpretan el
papel de perseguidores (soy mejor que tú), otros el de víctima (soy peor que
tú) y otros el de supuestos salvadores (soy mejor que ambos). Juegos que sólo
desembocan en sufrimiento.
JOAN GARRIGA
(del libro Vivir en el Alma.
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