INCOLORO, INODORO E INSÍPIDO
Ser uno mismo tiene su coste! Sobre todo en un
mundo que tiende a la mediocridad, a la indiferencia y al pensamiento único,
fundamentado en el miedo. En el que se esconde la gente intentando pasar
desapercibida, mientras permanece aletargada. Es ese mismo mundo en el que
triunfan solo los que no brillan, los que no crean y los que manipulan al resto…
Reconozco que siempre fui incoloro, inodoro e
insípido, sin adscripción ideológica, cultural, religiosa o política alguna!
Pero eso, precisamente, me hizo y me hace día a día más libre, más
independiente y con más criterio para decidir, a cada momento y sin consignas
preestablecidas. Intento rodearme de personas que, como yo mismo, buscan color,
olor y sabor a lo que hacen siendo ellas mismas, resistiendo al embate de los
demás y de las inercias impuestas.
Personas que saben que el éxito tiene que
ver poco con el reconocimiento público. Que la riqueza interior es más riqueza
que la solo material. Que la coherencia te obliga a ser como eres a cada
instante, aún admitiendo que debes cambiar para mejorar ante cada nuevo momento
que llega a tu vida…
Seguramente solo seas valorado cuando ya no
estés aquí, aunque no formarás parte de la Historia, escrita por los que
necesitan del reconocimiento público y que su obsesión solo es dejar huella en
ella, aunque no siempre lo merezcan. Tú no habrás sido más que uno más que, en
silencio y con buena letra, escribes día a día tu propia historia y participas
de la de las personas que te quieren y a las quieres, aunque a veces sea en
silencio. Y así, siendo incoloro, inodoro e insípido para los demás, obtienes
el color, el aroma y el sabor de ser quien eres realmente! Y, al menos, si alguien
te ama o te odia, será siempre por ser quien eres y no solo por lo que pareces!
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